DISCOS

Caído del cielo de Iowa

Pocos debuts resultan tan fascinantes en los últimos tiempos como el de Max Jury

Max Jury sale de las profundidades de Iowa, pero parece caído del cielo. Pocos debuts resultan tan fascinantes en los últimos tiempos como el de este chico de 21 años que se presenta con un excelente disco que lleva su nombre y tras haber sido telonero de Lana del Rey y Rufus Wainwright. Antiguo estudiante de la Berkeley School of Music, el cantautor tiene ese punto de seductor crooner contemporáneo de Wainwright.

Es una rara y atractiva mezcla de folk, pop y soul blanco, como un M. Ward luminoso o un Curtis Mayfield pasado por el filtro folkie actual. Un carácter inde...

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Max Jury sale de las profundidades de Iowa, pero parece caído del cielo. Pocos debuts resultan tan fascinantes en los últimos tiempos como el de este chico de 21 años que se presenta con un excelente disco que lleva su nombre y tras haber sido telonero de Lana del Rey y Rufus Wainwright. Antiguo estudiante de la Berkeley School of Music, el cantautor tiene ese punto de seductor crooner contemporáneo de Wainwright.

Es una rara y atractiva mezcla de folk, pop y soul blanco, como un M. Ward luminoso o un Curtis Mayfield pasado por el filtro folkie actual. Un carácter indescriptible, que engatusa por su voz aterciopelada y su gran visión en los medios tiempos, ejemplificado en canciones como Great American Novel o Dreams.

Everlasting. Max Jury. Max Jury

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