Opinión

¡Fiesta, fiesta!

Las elecciones se dirimen en los programas de televisión, no en los electorales

Seamos francos: las elecciones se dirimen más en los verdaderos programas que rigen nuestras vidas, que son los de televisión y no los electorales. Desde esta premisa, conviene elegir bien cada noche para que, a falta de Gobierno, al menos tengamos diversión.

Íñigo Errejón estuvo divertido en El hormiguero recordando el tuit más espeso que se ha vivido en la política española, respiren hondo antes de leerlo: “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción ...

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Seamos francos: las elecciones se dirimen más en los verdaderos programas que rigen nuestras vidas, que son los de televisión y no los electorales. Desde esta premisa, conviene elegir bien cada noche para que, a falta de Gobierno, al menos tengamos diversión.

Íñigo Errejón estuvo divertido en El hormiguero recordando el tuit más espeso que se ha vivido en la política española, respiren hondo antes de leerlo: “La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales. Afirmación - apertura”. Nadie en el público fue capaz de repetirlo ni siquiera con el aliciente de los 300 euros prometidos, ya para qué hablar de entenderlo. Mostró cintura y humor, sobre todo cuando Monedero llegó vía catódica como un exmarido que sorprende a su desdeñada mujer en un programa del corazón para hacer las paces. Errejón arrugó el gesto unos segundos, pero después desplegó la risa suficiente ante la enésima broma sobre su aspecto de niño. “Tranquilo que en cuanto entre la próxima remesa de dólares de Qatar, de Irán o de Bolivia te cae el Exin Castillo prometido y la PlayStation”, se despidió Monedero. Risas enlatadas. O eso al menos parecían porque ¿a alguien le hace aún gracia la eterna broma sobre su aspecto infantil? Huele ya un poco, la verdad.

Rajoy visitará pronto El hormiguero en Antena 3 y el programa de Ana Rosa Quintana en Telecinco en busca de una imagen más cercana. Iglesias ha renunciado a un montón de actos de campaña para estar en los platós. Y Pedro Sánchez, claro, no puede renunciar a nada.

En resumen: divertido, es divertido.

Pero hay contraindicaciones: que Rajoy vaya o no a bailar como hizo su vicepresidenta en El hormiguero no nos ha quedado claro, pero su política para acoger a los refugiados o para sacar a este país del agujero tampoco.

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