Opinión

‘Supervivientes’, sudores y barro

El 'reality' de Telecinco arrancó de nuevo en suelo hondureño con la habitual combinación de frikis y macizos/as entre sus concursantes

En suelo hondureño, y con la habitual combinación de frikis y macizos/as, comenzó anoche otra edición del reality Supervivientes en Telecinco, con el divertido Jorge Javier Vázquez desde Madrid, y Lara Álvarez, sosilla, en la playa. El primer programa, de casi cuatro horas, sirvió para mostrar la fauna de concursantes, que ya tuvieron sus primeros roces en los días de convivencia previos a la partida a la isla. El presentador Víctor Sandoval, h...

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En suelo hondureño, y con la habitual combinación de frikis y macizos/as, comenzó anoche otra edición del reality Supervivientes en Telecinco, con el divertido Jorge Javier Vázquez desde Madrid, y Lara Álvarez, sosilla, en la playa. El primer programa, de casi cuatro horas, sirvió para mostrar la fauna de concursantes, que ya tuvieron sus primeros roces en los días de convivencia previos a la partida a la isla. El presentador Víctor Sandoval, hiperactivo y charlatán, motivó el cabreo de Antonio Tejado, sobrino de la cantante María del Monte (“me la suda tu cara”) y propició que la colaboradora de Sálvame Mila Ximénez se levantase de la mesa: “Me estás dando un mallll roooollo”, dijo con acento madrileño ella, que mostró en otro momento su nivel de ordinariez, con sus tacos y escasa educación al encararse con Dulce Delapiedra, exniñera de la familia Pantoja. Y eso que aún no han empezado a despiojarse. Al menos, luego pidió perdón.

Los momentos más emocionantes llegaron, como era esperable, con los saltos desde el helicóptero al agua para llegar a la orilla. Patricia Steisy, subproducto nacido de Mujeres y hombres y viceversa, resumió a la perfección lo que se siente en esos momentos: “Lo flipas, te cagas y te mueres del susto”. Todo transcurrió con normalidad, excepto para la modelo Miriam Saavedra, novia del presentador Carlos Lozano, que se pasó un buen rato pensándoselo, pero sin gritos ni histerias, lo que amenazó con arruinar la audiencia. Hasta que saltó. Jorge Javier Vázquez le puso emoción al salto de Dulce, a la que le aseguró que, “por prescripción médica”, no podía saltar. Problemas de espalda que ella conjuró acordándose de más familiares que un premiado en los Goya. Al final, se tiró.

En la primera prueba, la que consiste en sumergirse en una pequeña piscina de lodo para encontrar una llave que te permita elegir equipo, el Dioni, exvigilante que robó un furgón blindado con 1,8 millones de euros, demostró que la cabra tira al monte, y se arrojó al barro antes de que lo autorizarse la presentadora. Y claro, ganó.

El siguiente juego, el de la tuerca, era para que los dos equipos de ocho participantes se disputaran dónde iban a convivir la primera semana de concurso. La prueba consiste en empujar una especie de paso fronterizo de madera, con dos participantes por equipo en cada extremo, que emburrian hasta derribar un cubo situado a un par de metros. La fuerza te lleva a Playa Paraíso, un pequeño cayo idílico, con abundante comida, zona de baño y retrete de madera. La debilidad te empuja a Laguna Cacao, la jungla, con sus monos, arañas y fruta solo al alcance en los árboles. Pasarán tanta hambre que el retrete sobra. Ganó el equipo de Mila Ximénez.

Antes de llegar a la isla, Mari Carmen Torrecillas, salida de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, afirmó que, hasta ese momento, solo sentía las picaduras de los mosquitos y el sudor. Lo que le dio pie a un comentario picarón: “El sudor facilita la cosa”. Ahora veremos a cuántos el sudor les seca el cerebro, que diría Cervantes.

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