El clásico de la joven que sufría soledad

Adda Ravnkilde se suicidó antes de ver publicada 'Judith Fürste', la novela que escribió con 19 años. La obra relata la vida de una joven que se casa por interés para huir de su familia

Interior con piano y mujer de negro, del pintor danés Vilhelm Hammershøi.

Adda Ravnkilde era una muchacha danesa, de la provincia de Jutlandia, que se trasladó a Copenhague para formarse como maestra. Allí conoció al famoso crítico Georg Brandes, a cuyas clases asistía y al que entregó un primer manuscrito que aquel acogió con simpatía y le instó a corregir defectos y seguir escribiendo. Poco después, Adda le entregó un nuevo manuscrito, este que comentamos. Brandes estaba muy ocupado y cuando por fin pudo leerlo, admirarlo y hablar con ella, la joven se había suicidado. Tenía ...

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Adda Ravnkilde era una muchacha danesa, de la provincia de Jutlandia, que se trasladó a Copenhague para formarse como maestra. Allí conoció al famoso crítico Georg Brandes, a cuyas clases asistía y al que entregó un primer manuscrito que aquel acogió con simpatía y le instó a corregir defectos y seguir escribiendo. Poco después, Adda le entregó un nuevo manuscrito, este que comentamos. Brandes estaba muy ocupado y cuando por fin pudo leerlo, admirarlo y hablar con ella, la joven se había suicidado. Tenía 21 años. Adda le había comentado en un encuentro anterior: “Dichoso usted que ha logrado las dos cosas que siempre he deseado, vivir en un lugar con una vista hermosa y rodearse de seres inteligentes”.

Judith Fürste es una novela de juventud, sin duda, pero, como sucede de modo infrecuente en ocasiones, es una pieza del mayor interés. Escrita con un lenguaje sencillo aunque muy trabajado, cuenta la historia de una joven dependiente de una madre sin carácter y un padrastro mezquino que le niega su herencia. Tampoco la dejan trabajar y, en su deseo de salir de casa, acaba aceptando la proposición matrimonial de un aristócrata mucho mayor que ella. Evidentemente, se sentirá prisionera de él al poco tiempo y sólo su integridad y la llegada de un hijo la ayudan; pero la pasión del padre por su heredero varón hace que ella se acabe sintiendo alejada de ambos. Se inicia así el retrato de una relación de frialdad espléndidamente tratada que, tras varias peripecias, acabará siento una historia de amor a la inversa.

Judith es una muchacha orgullosa que no admite concesiones, hasta el punto de no distinguir a veces entre el amor y el odio; que se refugia en su dignidad de persona para soportar lo que no acepta o no entiende, pero es también un alma sacudida por las emociones propias del deseo. El amor al hijo, la conciencia de perderlo en favor del padre, el rencor y la sensación de derrota, el valor constante con que se enfrenta al dolor…, todo ello va dibujando un personaje femenino soberbio, mucho más complejo que el marido, que, sin embargo, tampoco es personaje de una pieza. Un personaje femenino que a lo largo de la novela va a descubrir una conciencia de sí mismo que, perteneciendo a su carácter, desconocía en su verdadera esencia. Es un relato de autodescubrimiento a partir de las pulsiones del amor y el desengaño, del orgullo y la desesperación, que finalmente le dejan ver el verdadero fondo de su envarado marido, y sólo entonces, reconociéndolo, empezará a plantearse —y aquí culmina la verdad del libro— levantar la barrera que los desencuentros, los rechazos y los malentendidos de ambos han construido a lo largo del relato. Una historia de amor tan inteligentemente armada como bien resuelta.

Novela decimonónica, original, un punto justo melodramática, escrita por una joven apasionada que amaba la vida y sufría de soledad. Adda Ravnkilde la concluyó a los 19 años de edad. Hoy es un clásico de la literatura danesa.

Judith Fürste. Adda Ravnkilde. Traducción de Blanca Ortiz Ostalé. Alba. Barcelona, 2015. 296 páginas. 17,90 euros.

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