CRÍTICA

Basta de paletos, es hora de humor crítico

José Mota jubila a sus gastados personajes pueblerinos y acierta con su nuevo programa de 'sketches' sobre la realidad política y social

José Mota trata de cobrar a un mendigo que busca ropa entre la basura en un 'sketch' de su nuevo programa.

Tiene más mérito darse cuenta de que uno tiene que evolucionar cuando le sonríe el éxito. José Mota acierta al jubilar, no sabemos si definitivamente, a sus gastados personajes pueblerinos, la Vieja’l Visillo o el Tío la Vara. Porque hace tiempo que este país dejó de reírse de esos paletos anacrónicos que parodiaban Fernando Esteso o Arévalo décadas atrás. En su nuevo programa, José Mota presenta..., que estrenó La 1 en la noche del viernes, el cómico manchego apuesta por la línea por la que fue aplaudido en su ...

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Tiene más mérito darse cuenta de que uno tiene que evolucionar cuando le sonríe el éxito. José Mota acierta al jubilar, no sabemos si definitivamente, a sus gastados personajes pueblerinos, la Vieja’l Visillo o el Tío la Vara. Porque hace tiempo que este país dejó de reírse de esos paletos anacrónicos que parodiaban Fernando Esteso o Arévalo décadas atrás. En su nuevo programa, José Mota presenta..., que estrenó La 1 en la noche del viernes, el cómico manchego apuesta por la línea por la que fue aplaudido en su especial de Nochevieja: un humor crítico, con más conciencia de la realidad social y política española, en contraste con aquellos chistes gruesos e infantiles, aunque eficaces, con los que irrumpió en televisión, primero en el dúo Cruz y Raya y luego en solitario.

Si en Nochevieja Mota se atrevió con el paro y la corrupción, y demostró ingenio para hacer reír sin ofender a quien lo pasa mal, en su nuevo programa, 45 minutos de sketches que se suceden con rapidez, trató sobre la pobreza (ese mendigo que busca ropa entre la basura y al que unos dependientes improvisan un probador) y sobre la desesperanza de los jóvenes: en una de sus escenas más brillantes, la policía persigue en el río Manzanares a emigrantes ilegales, en realidad licenciados que marchan en lancha a Alemania y acaban convenciendo a los agentes para que se vayan con ellos. Certero también el retrato de una sociedad enganchada a los móviles y al WhatsApp, y necesitada de curas de desintoxicación.

Abundaron las parodias de políticos: Pablo Iglesias fue interrogado por una impertinente niña Ana Pastor; Jordi Pujol apareció como el maestro Yoda de la evasión fiscal ante Jordi Évole. Mucho personaje de laSexta, por cierto: también Chicote o Antonio García Ferreras tuvieron su sátira. En las redes sociales se le reprochó que no se metiera con el PP, pero solo era el primer capítulo; lo hará, como ya lo ha hecho. Se espera, por ejemplo, a Montoro. Eso sí, reconoce el cómico que no le encuentra el punto a Pedro Sánchez, lo que subrayaría su perfil gris.

Sostiene Mota que la interminable crisis invita a proponer otro tipo de humor. La audiencia —tres millones de espectadores, un 16%— estuvo de acuerdo. Quizás solo los niños, y no todos, echaran en falta a sus paletos.

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