Pasaban se va de ‘Cumbres’ con TVE

La alpinista subirá diferentes cimas españolas con invitados populares en otoño

Edurne Pasaban y el escritor Javier Sierra, en una imagen de 'Cumbres'.

Edurne Pasaban (Tolosa, Gipuzkoa, 1973) es una vieja conocida de los telespectadores, en especial de los seguidores de Al filo de lo imposible. Entre sus hazañas como alpinista se encuentra el hecho de ser la primera mujer en ascender a los 14 ochomiles (montañas de más de 8.000 metros) del planeta, en un recorrido que comenzó en el Everest en 2001 y culminó en el Shisha Pangma en 2010. Este otoño, Pasaban regresará a TVE con el programa Cumbres, en el que ejercerá de anfitriona y acompañará hasta la cima de una serie de montañas de la geografía española a diferentes personaj...

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Edurne Pasaban (Tolosa, Gipuzkoa, 1973) es una vieja conocida de los telespectadores, en especial de los seguidores de Al filo de lo imposible. Entre sus hazañas como alpinista se encuentra el hecho de ser la primera mujer en ascender a los 14 ochomiles (montañas de más de 8.000 metros) del planeta, en un recorrido que comenzó en el Everest en 2001 y culminó en el Shisha Pangma en 2010. Este otoño, Pasaban regresará a TVE con el programa Cumbres, en el que ejercerá de anfitriona y acompañará hasta la cima de una serie de montañas de la geografía española a diferentes personajes de la vida pública. Cumbres ya cuenta con dos entregas grabadas: el escritor Javier Sierra y la escritora Espido Freire son sus protagonistas. El programa espera contar, para próximas citas, con personajes como Gemma Mengual, Judit Mascó y Arzak.

Pasaban asegura que Cumbres tendrá un amplio recorrido: “Viajaremos por toda la geografía española, desde la península hasta Canarias; el objetivo es escoger cimas que signifiquen algo especial para el personaje invitado, por cuestiones personales, por lo que representaron para ellos cuando eran pequeños... o por su componente misterioso, como es el caso de Javier Sierra”.

Así, el idilio de Edurne Pasaban con la montaña permanece intacto: “La montaña ha sido mi vida, es donde me encuentro más libre y donde soy yo realmente”, asegura. Y continúa cómoda ante las cámaras: “En la montaña no puedes engañar a la cámara, eres transparente, si mientes se ve enseguida. Puedes gustar o no, pero lo que se ve ante la cámara es lo que eres; no puedes decir no estoy cansada, no estoy llorando porque me fallan las fuerzas... La montaña enseña el lado puro de las personas”.

El proyecto de Cumbres sedujo pronto a la alpinista: “Es alucinante poder llevar a gente a mi medio y compartir con ellos dos días, es maravilloso porque se trata de personas que tienen agendas muy apretadas y que te dedican dos días de su tiempo; y aunque a veces puedan asustarse, se entusiasman, les llama la aventura, me dicen 'pero si yo no sé qué hacer con una cuerda, si nunca me he puesto unos crampones…' y aun así los ves en estado puro, la montaña te muestra eso”. La primera entrega de Cumbres, en la que la alpinista acompaña al escritor Javier Sierra, ya le ha dejado huella: “Con Javier lo mejor ha sido todo lo que aprendido de él, podía estar escuchándole todo el día cuando me contaba sus historias y sus misterios… Además, tiene tablas en televisión. Lo que alimenta el suspense en el programa es que cerramos la agenda un mes antes de grabar, y entonces no sabemos lo que vamos a encontrarnos; por ejemplo, con Javier hizo muy mal tiempo y nos vimos en situaciones apuradas, pero se portó como un jabato, él era quien me decía siempre que siguiésemos adelante”, señala Pasaban, a quien se percibe muy ligada a un programa “hecho con cariño, porque resulta muy especial ver a las personas ante lo desconocido; la montaña es una metáfora de la vida y eso lo va a dejar ver este programa. Creo que va a gustar, aunque si no nos ven, pues, diremos muy alto que lo hemos intentado”.

Con Edurne Pasaban y la montaña nunca se sabe dónde empieza una y dónde acaba la otra, aunque la deportista siempre se muestre humilde: “Yo soy lo que me han enseñado en casa, siempre lo he dicho: soy lo que me ha enseñado mi madre, no la que ha subido los ochomiles. Ser primero o segundo no debería hacer que nadie cambiase. Aunque vivamos en un mundo competitivo, la montaña no entiende de eso, todos estamos allí juntos y todos empezamos y terminamos por igual”.

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