Malos

El ansia de venganza, que no de justicia, se respira en la calle. Sobre todo cuando se azuza desde papeles, micrófonos y 'tedetés'

Heath Ledger como The Joker en 'El caballero oscuro'

Un buen malo te levanta una película. O una portada. Jack Nicholson, Anthony Perkins o Anthony Hopkins han sido malvados fascinantes en papeles que marcaron sus carreras. Despiadados, o exquisitos, o muy inteligentes. El Joker que interpretó Heath Ledger en El caballero oscuro ha quedado en la memoria colectiva más que todos los actores que han pasado por el vestido de murciélago. Pero Ledger murió a los 28 años, antes de poder recoger su Oscar, y apenas quedan malos como los de antes.

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Un buen malo te levanta una película. O una portada. Jack Nicholson, Anthony Perkins o Anthony Hopkins han sido malvados fascinantes en papeles que marcaron sus carreras. Despiadados, o exquisitos, o muy inteligentes. El Joker que interpretó Heath Ledger en El caballero oscuro ha quedado en la memoria colectiva más que todos los actores que han pasado por el vestido de murciélago. Pero Ledger murió a los 28 años, antes de poder recoger su Oscar, y apenas quedan malos como los de antes.

En algunas buenas películas uno puede simpatizar con el villano. En las más convencionales, el espectador acaba celebrando el momento en que explota en mil pedazos o le cosen a tiros. Los filmes del Oeste trajeron al forajido cuya cabeza tenía precio, y al que aguardaba la horca o el linchamiento. Esa ansia de venganza, que no de justicia, se respira a menudo en nuestras sociedades. Sobre todo cuando se azuza desde papeles, micrófonos y tedetés.

En este verano de recortes, repagos y rescate, algunos medios dan la tabarra día tras día con los malos. Por encima de todos el etarra Uribetxeberria Bolinaga, condenado por secuestro y asesinato, enfermo terminal, a quien le tocaba el mismo trato que recibieron cientos de presos en su caso (también cuando Mayor Oreja hacía lo contrario que dice). Pero un coro presiona para que ningún preso agonizante expire fuera de los barrotes, como si eso sirviera para algo. Y denuncian el talego por lujoso porque a veces ponen la tele.

Otro malo del verano da menos miedo y ha ocupado más páginas que fincas. El alcalde y revolucionario Sánchez Gordillo interpretó astracanadas que, principalmente, perseguían salir en las portadas, así que jugada redonda para él y para los periódicos que le siguen de cerca y piden mano dura contra los suyos.

Hoy no hay más malo que José Bretón, acusado de matar e incinerar a sus hijos en Córdoba, al que no solo se da por condenado, sino que exigen ya la cadena perpetua, como antes hicieron por la niña Mari Luz. En Telemadrid, el alcalde de Robledo de Chavela pide la perpetua para el pirómano.

No es de país serio ir endureciendo (más) el Código Penal de suceso en suceso. No resuelve nada la cadena perpetua si se pueden pasar 40 años entre rejas. No hace falta poner todos los focos en los malos.

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