El lince duplica su población en solo tres años y llega a los 2.000 ejemplares
A pesar de los buenos datos, todavía se necesitan 344 hembras reproductoras más para que la especie alcance un estado favorable
El lince ibérico (Lynx pardinus) continúa su camino ascendente, aunque todavía se encuentra en riesgo de extinción. El último censo de 2023 muestra que la especie ha duplicado su población en los últimos tres años y ha llegado a 2.021 individuos, con 1.299 adultos o subadultos y 722 cachorros. A pesar de los buenos datos, se necesitarían 750 hembras reproductoras para catalogar a la especie en un estado de conservación favorable, y en este último conteo se han detectado 406. Según indica el Ministerio para la Transición Ecológica en un comunicado, se van acercando “paulatinamente” a la cantidad necesaria, son 80 más que el año anterior, pero todavía insuficientes.
Los centros de cría en cautividad han tenido un papel esencial en esta recuperación. Desde 2011 a 2023 se han liberado 372 linces nacidos en los cuatro centros que existen. La población se ha ido expandiendo y el año pasado se ha verificado la reproducción de la especie en 14 núcleos de población, además de la presencia estable en nuevas áreas de la Región de Murcia y de las provincias de Albacete, Badajoz, Toledo y Ciudad Real. La mayor parte de los ejemplares, 1.731, el 85% del total, viven en España y el resto, 291, en Portugal. Las poblaciones estables se localizan en cuatro comunidades autónomas: Andalucía con 755 ejemplares (43,6% de la población española), seguida muy de cerca por Castilla-La Mancha con 715 linces (41,3%), Extremadura donde se censaron 253 ejemplares y Murcia con siete.
El ministerio considera que estos datos permiten “seguir siendo optimistas”, porque la tendencia del felino es positiva y continua desde 2015, año en el que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) rebajó su grado de amenaza. La especie pasó de estar “en peligro crítico”, para pasar a “en peligro” a secas. Fue un paso fundamental para la supervivencia de un animal que en 2002 rozó la extinción cuando tan solo quedaban 94 ejemplares en Andalucía. Los programas de cría en cautividad, con una importante inversión europea, que han permitido la creación de diferentes núcleos, han logrado revertir la situación. Este incremento provoca que los linces se acerquen a lugares habitados, como ocurrió a finales de marzo, cuando un ganadero se encontró a cuatro linces nacidos en su pajar en Menasalbas, municipio de Toledo.
“Estamos en una media de crecimiento del 20%, una tendencia que se ha mantenido debido a la creación de tres nuevos núcleos, porque en algunos había decaído debido a que comienzan a estar saturados”, indica Ramón Pérez de Ayala, miembro de WWF y especialista en la especie. Para obtener el número de hembras reproductoras es necesario, según sus cálculos, crear otras cinco nuevas áreas con linces. “Hubo poblaciones que crecieron mucho, hasta un 30%, pero luego se estabilizaron”, explica. Esto ocurrió en los montes de Toledo, una de las reintroducciones de mayor éxito. “Allí, el primer lugar en el que se actuó se encontraba prácticamente saturada, pero los linces se han trasladado a una zona colindante, lo que ha hecho que se mantenga el crecimiento”, aclara. La misma situación se repite en otros lugares como Guarrizas (Jaén) y lo mismo ocurre en Portugal, en la zona del valle del Guadiana.
Una hembra reproductora necesita un territorio de unas 500 hectáreas, aunque todo depende de la cantidad de alimento disponible, a más comida se precisa menos espacio. El conejo es el principal componente de su dieta y hay lugares en las que la población no se consigue recuperar, debido sobre todo a la enfermedad hemorrágica, una dolencia infecciosa de origen vírico, muy contagiosa, que provoca una alta mortalidad. Afecta tanto a conejos domésticos como a conejos silvestres, pero no a los humanos. Según las zonas, la caída de la población del herbívoro se encuentra entre el 30% y el 87% en una década, indica Pérez de Ayala.
En esta situación de bonanza, el felino tiene a su mayor enemigo en los atropellos en las carreteras, que se ha convertido en su principal causa de mortalidad. “En 2023 se han producido 144 muertes por esta causa, un 7,1% de la población, y tampoco se puede olvidar el furtivismo, que pasa desapercibido”, puntualiza.
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