Francisco Vidal, portavoz de Jeannette Jara: “Nuestro problema es que la derecha radical se metió en el mundo popular”
El exministro de Lagos y Bachelet dice que “la angustia” por el endeudamiento de las familias y la seguridad son los ejes de la candidata de la izquierda, quien corre con desventaja en la segunda vuelta frente al ulraderechista José Antonio Kast
Protagonista de los últimos 30 años de la política chilena, Francisco Vidal (Santiago, 72 años) ha sido ministro del Interior y Defensa, además de dos veces portavoz en los Gobiernos de los socialistas Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010, 2014-2018). Profesor de historia y militante del PPD, partido de la centroizquierda, hoy está a cargo de una las vocerías de la candidata presidencial de la izquierda, la comunista Jeannette Jara. El papel lo tomó de cara a la segunda vuelta del 14 de diciembre cuando las encuestas, hasta antes de la veda legal que prohíbe su difusión los 15 días previos a los comicios, muestran un duro panorama para el oficialismo: la ventaja corre, amplia, para el republicano José Antonio Kast, de la derecha radical, hoy arropado por toda la oposición.
Pese a ese escenario evidentemente complejo, Vidal proyecta optimismo. Se toma de una encuesta, previa a la veda, la Cadem, que ha mostrado un alza en Jara desde la elección del 16 de noviembre. En promedio, apunta el portavoz, marca un 42% de intención de voto, en circunstancias que la exministra del Trabajo de Gabriel Boric obtuvo en la primera vuelta un 26,8% versus el 23,9% de Kast. Pero el republicano avanza a pasos agigantados, pues tuvo el respaldo de los excandidatos Evelyn Matthei (12%), de la derecha tradicional y del el libertario Johannes Kaiser (13,9%), quien está más al extremo que Kast.
“Hemos recuperado 15 puntos y tenemos que recuperar a lo menos ocho en los días que nos quedan para llegar a la cifra mágica, que es la mitad más uno. Tengo la certeza que si seguimos así, llegamos”, dice Vidal. Y agrega: “Ahora, ya más cualitativamente, nuestro problema como izquierda y centroizquierda, y en la primera vuelta se demostró, es que la derecha y la ultraderecha, y particularmente la más radical, Kaiser y Kast, se metió en el mundo popular, que siempre ha sido una expresión de respaldo a la izquierda en los últimos 80 años”.
Pregunta. ¿Qué le pasó a la izquierda chilena para que la derecha radical entrara al mundo popular?
Respuesta. Lo que pasa es que la angustia del mundo popular y de las capas medias en Chile, objetiva y subjetivamente, es la delincuencia y la inseguridad ciudadana. Y eso ya lo habíamos visto en la elección los 50 consejeros constitucionales [en el segundo intento fallido por cambiar la Constitución]: esa campaña de los republicanos fue solo apuntar a la seguridad. Cuando veo los números en las comunas populares de las grandes ciudades, el tema único de Kast y Kaiser es la seguridad ciudadana. Frente eso tú no puedes mirar al techo. La candidata Jara tiene que enfrentar una inseguridad conocida, que es esa, pero ha planteado una inseguridad poco conocida pero igual o más de sufrida por la gente: según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de ingresos y gastos, los cuatro primeros quintiles superan sus gasos. Implica que el 80% de los hogares no llega a fin de mes. Y, en consecuencia, junto a la angustia de ser asaltado, está la angustia de vivir endeudado.
P. Ha sido el mensaje de Jara.
R. El mensaje central es comprometerse a que los chilenos lleguen a fin de mes con subvención y/o con su salario y evitar continuar con el endeudamiento. Hay que explicar a los ciudadanos cómo se hace y hasta ahora vamos bien. Y lograr ese objetivo es cuando se rebajan los gastos del hogar. Está el compromiso de campaña de reducir las tarifas eléctricas en un 20% además de una idea que es de [Franco] Parisi, pero que la hizo propia Jara, que es devolver el IVA a los medicamentos. Además, la reforma previsional, de Jara y Marcel, ya logró un punto y el 1 de septiembre más de 700.000 mayores de más de 82 años aumentaron su Pensión Garantizada Universal (PGU) de 224.000 pesos a 250.000 pesos (unos 270 dólares). Y a partir del 1 de enero, las pensionadas con 10 años de cotización y los hombres con 20 años, aumentan su pensión en un piso del 15% y un techo del 30%.
P. ¿Hay un reconocimiento de la izquierda y centroizquierda por el avance de la ultraderecha en los sectores populares?
R. Obvio. Tengo experiencias concretas. Una candidata me contó que antes de la primera vuelta, en la comuna de Peñalolén, en una feria en Lo Hermida, cinco de 10 dueñas de casa le mencionaban: Kaiser, Kaiser, Kaiser. El diálogo que tuvieron lo dice todo: ‘Señorita, yo lo que quiero es salir de mi casa a las 19:30 horas o 20:00 horas a ver a una comadre que vive a unas 12 casas y no puedo salir’. Si yo le digo a esa señora ‘vote por mi porque usted va a poder salir a las tres de la mañana’, es capturada. Ahora, la viabilidad de eso, para qué le cuento... Pero así es. O el tema de los migrantes: la principal política del candidato Kast es expulsar a 330.000, y yo quiero que alguien me explique cómo se expulsa a 3.000...imposible.
P. ¿Y entonces?
R. En la medida que tú expliques a la persona que votó por Kast, Kaiser, Matthei y Parisi que el compromiso a través de estas medidas específicas que mencioné es que supere la angustia del endeudamiento, uno espera que comprenda que ese es su principal problema, junto con la seguridad ciudadana.
P. ¿Confía a ojos cerrados en las encuestas?
R. Bueno, las encuestas se equivocaron con Parisi (...) Pero mi lectura no es voluntarista, sino que si has recuperado 15 puntos en promedio, estás en condiciones de seguir haciéndolo. Ahora, la clave para ganar la elección es, en la historia de Chile, el voto popular de las grandes ciudades también de las medianas y las zonas rurales. Por ejemplo, la en la comuna Puente Alto, la más grande de Chile, Jeannette Jara sacó 35% de los votos y ahí en la segunda vuelta tenemos que sacar 55% o 60%.
P. ¿De dónde pueden sacar votos en tan pocos días?
R. De partida, tienes un universo de nulos y blancos. Y, conociendo cómo son las cosas en ese país, hay gente a quien, si tú la entiendes bien, en el mensaje y en el compromiso, puede ser el giro de la primera con la segunda vuelta. Es perfectamente posible.
P. ¿Cómo se hace eso?
R. Como lo está haciendo su candidata y su equipo. Lanzaron [el miércoles] un programa bien audaz que no es de condonar las deudas, sino de amortiguarlas con más plazos. Cuando dices que vas a devolver el IVA de los medicamentos, es una cosa concreta; cuando dices que hay que avanzar gradualmente en el salario mínimo [a unos 810 dólares ], es una cosa concreta. Y, además, es con evidencia pues con Boric se inició con 350.000 pesos y termina con 540.000 (unos 580 dólares)
P. ¿Qué está en juego en esa elección?
R. Lo que está en juego es cómo tú respondes con dos propuestas distintas a los problemas que tiene el país. Mientras nosotros pensamos en un Estado más activo que siga garantizando gradualmente la existencia de derechos sociales por el hecho de nacer en Chile, la derecha, y sobre todo sus economistas, son profundamente neoliberales.
P. ¿Le pesa a la candidata ser comunista?
R. En Chile hay una cultura anticomunista fuerte. Pero ese anticomunismo, en una ciudadanía despolitizada y desideologizada que se expresa en el voto obligatorio, lo que quiere es que le arreglen sus problemas, no si el candidato le lleva más a Lenin o a Trotski.