Matías Toledo, alcalde electo por Puente Alto: “Muchas veces la derecha te apunta con el dedo y te dice resentido”
El independiente de izquierda es el nuevo jefe del municipio más poblado de Chile. Fue la segunda mayoría nacional en las elecciones del fin de semana, marcadas por el avance de la derecha tradicional
Son cerca de las 15.30 horas de este lunes 28 de octubre. Y en el popular barrio Bajos de Mena, en la comuna de Puente Alto, en la zona sur de la capital de Chile, los niños que salen de los colegios corren a comprar granizados y helados de agua. Con 31 grados Celsius el sol pega fuerte, y más todavía con los escasos árboles que hay en las calles del sector. Allí, en una pastelería, Matías Toledo Herrera (Santiago, 35 años), el segundo alcalde más votado del país en las elecciones municipales de este fin de semana, da sorbos a una limonada mientras su teléfono móvil no para de sonar.
Toledo, independiente y de izquierda, ha sido una de las grandes sorpresas de las elecciones en las que Chile se inclinó por la derecha tradicional en las votaciones de alcaldes. A menos de un día de su triunfo, cuenta a EL PAÍS que no se siente cansado, aunque sus ojos delatan que sus últimas 48 horas han sido intensas. El domingo, el técnico en Telecomunicaciones se impuso en Puente Alto —el municipio más poblado de Chile— con un 51,53% de los votos a la candidata de Renovación Nacional (RN) Karla Rubilar, quien obtuvo un 37,29%, y así puso fin a los 24 años en los que la derecha estuvo al mando de la comuna donde él ha vivido desde que tenía nueve años.
La madrugada del 28 de octubre el nuevo alcalde de Puente Alto se acostó con una “sensación de alivio y de esperanza”. Pero, añade, “por sobre todo, con hartas ideas en la cabeza de cómo partir. Soy una persona bien operativa y estuve pensando cuáles son las principales reuniones que tengo que hacer, cómo empezar a jugar ajedrez a la interna del municipio y quiénes son las personas más idóneas que tienen que asumir ciertos cargos”.
En 2021 Matías Toledo también compitió para lograr el cargo de jefe comunal. Entonces alcanzó un 32% de los votos, quedando en segundo lugar tras el actual edil Germán Codina (RN), de la derecha tradicional. Su trayectoria ha estado marcada por el paso por diferentes organizaciones y movimientos sociales, entre ellas la revolución pingüina de 2006, protagonizada por estudiantes secundarios; un programa de una radio comunal; un colectivo cultural circense anarco- comunista; una agrupación de emprendedores; un centro diurno para niños y la coordinadora Shishigang, que fundó en 2019 junto al artista urbano Chill-E, entre otras.
Ha trabajado por 18 años en Puente Alto, razón por la que, dice, se explican sus resultados del fin de semana. “Acá no existe una fórmula mágica, es trabajo. No es a tres meses de la elección ponerse a hacer cosas; eso quizás a los más bonitos o más bonitas les resulta, pero para trabajos serios que tengan arraigo en el territorio se necesita estar desplegado, con los pies en el barro, en la tierra. La única forma para echar raíces en un espacio es con tiempo. Es estar ahí resolviendo y no solamente prometiendo. Los vecinos están acostumbrados y, mal acostumbrados, y desilusionados a esta política que promete. Pero, cuando ven a alguien haciendo cosas, se comprometen con él”.
Este domingo la celebración de la victoria de Toledo partió en su comando en la calle Tocornal Grez de Puente Alto. Luego, entre medio de bengalas y fuegos artificiales, se trasladó a las afueras de la municipalidad y, pasada la medianoche, el festejo terminó en La Moneda en un encuentro con el presidente Gabriel Boric, en el que también participaron otros alcaldes electos como Tomás Vodanovic de Maipú; quien fue la primera mayoría nacional y Claudia Pizarro de La Pintana.
“Izquierda popular de clase”
Matías Toledo suele hablar en plural, porque, señala, siempre está pensando en las organizaciones que son parte de su historia. Dice que la que abrazan es una “izquierda popular de clase”. “Nosotros acuñamos hace mucho tiempo el término ‘militar las contradicciones’ pues nuestros vecinos son sujetos profundamente diversos y ambiguos”, comenta. “Creemos que hoy día existe una izquierda muy moralista, muy conservadora, una izquierda que no ha evolucionado respecto al capital cultural”, agrega.
Dice, tajante, que no es parte del oficialismo, aunque apoya al Gobierno. Con Boric se conocieron en 2021 en medio de su campaña presidencial cuando Toledo lo ayudó en su despliegue territorial por Puente Alto. El domingo ambos se volvieron a ver, pero ahora en La Moneda. “Conversamos que se venía mucho trabajo y le comenté, como le había dicho hace cuatro años atrás, que podía contar con nosotros (...) El presidente nos dijo que también se ponía a disposición de todo lo que necesitáramos en la comuna”.
Toledo es el mayor de cuatro hermanos. Su madre trabaja en la construcción como maestra de terminaciones y su padre es mecánico jubilado. Nacido en el municipio de Peñalolén, fue en 1998 cuando la familia se trasladó a Puente Alto. En la casa de los Toledo Herrera el ambiente político era “súper crítico”. “Mis padres vivían atrás de Villa Grimaldi [un centro de detención y tortura durante la dictadura (1973-1990)]. Eran jóvenes activos de la protesta contra Pinochet y existe un relato histórico familiar contra el fascismo en todas sus expresiones. En la mesa siempre se habló no de política partidista, pero sí de una opinión política clara”.
Sobre el municipio que va a dirigir, dice: “Yo crecí en el Puente Alto cuando todavía era rural. Me despertaba en la mañana y había vacas fuera de mi casa. La comuna se fue poblando, de tener muchos potreros pasamos a tener muchos departamentos, muchas casas y mucho hacinamiento con una mala planificación de la ciudad, con congestión vial y falta de equipamientos. Todas esas problemáticas provocaron que fuéramos desarrollando una coraza y una identidad, y también una resistencia, como de resentimiento hacia el Estado y hacia la misma institucionalidad, por ser una institucionalidad que no llega, que no existe y no da garantías”.
Dice que, a nivel personal, el resentimiento se ha ido diluyendo de a poco: “Ya no está casi presente, pero es un sentimiento que muchos puentealtinos han tenido. Muchas veces la derecha te apunta con el dedo y te dice resentido, pero cómo no vas a hacer resentido si trabajas todo el mes, te descuentan tus cotizaciones y, cuando te enfermas, tienes que esperar más de ocho horas para que te atiendan. Finalmente, no estás pidiendo un favor, es dignidad. Entonces, claramente los vecinos y las vecinas se molestan y, cuando uno se molesta, lo llaman resentido”.
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