Manuel Monsalve es trasladado a la cárcel Capitán Yáber tras ser amenazado por la líder de un clan narco
El exsubsecretario del Interior, investigado por violación a una subalterna, deja la cárcel de Rancagua por orden del juez Daniel Urrutia
El juez del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, Daniel Urrutia, ordenó el traslado del exsubsecretario del Interior del Gobierno del presidente Gabriel Boric, Manuel Monsalve, desde la cárcel de Rancagua, donde cumple prisión preventiva desde la noche del martes tras ser formalizado por la Fiscalía por violación y abuso sexual a una subalterna, a la cárcel Capitán Yáber, donde el médico ingresó a las 22.00 (hora local) de este viernes. El recinto penitenciario, ubicado en el barrio del Centro de Justicia de Santiago, se caracteriza por albergar a detenidos por delitos económicos y de corrupción, denominados coloquialmente como de ‘cuello y corbata’. Allí se encuentran privados de libertad el abogado Luis Hermosilla, protagonista del caso Audios, los empresarios Ariel y Daniel Sauer y su exsocio Rodrigo Topelberg, entre otros.
La resolución del magistrado Urrutia respecto de Monsalve se fundó “en la necesidad de proteger su vida e integridad física”. Es una decisión que se produce un día después de que sus abogados —Cristian Arias, Lino Disi y María Inés Horvitz—, presentaron un recurso de amparo en el que pidieron que cumpliera prisión preventiva en su domicilio o en otro penal debido a que el exsubsecretario recibió una amenaza verbal en la cárcel de Rancagua, una ciudad ubicada a unos 80 kilómetros de Santiago, de Antonella Marchant, líder del clan de narcotraficantes Los Marchant, quien cumple 15 años de presidio en ese recinto.
En una declaración, la defensa de Monsalve había señalado que “a tan solo 33 horas de su ingreso al recinto penitenciario, nuestro representado se vio enfrentado a amenazas directas contra su vida e integridad física por parte de una conocida líder de una banda de crimen organizado”, según publicó el diario La Tercera.
Monsalve era, hasta el 17 de octubre, cuando renunció a su cargo tras ser denunciado ante la Fiscalía por una asesora de su Gabinete, la principal autoridad a cargo de la seguridad pública de la Administración de Boric. Este jueves, mientras estaba en el área de salud ambulatoria del penal de Rancagua, se encontró con Marchant, quien le dijo, según el relato de su defensa: “Te voy a poner las manos Monsalve, así como voh [tú] le pusiste las manos a mi hermano”.
El nombre de Antonella Marchant se hizo conocido en Chile cuando en octubre de 2023 su pareja, la narcotraficante de 24 años Sabrina Durán Montero, fue asesinada a quemarropa en el municipio de Padre Hurtado, en la Región Metropolitana. Durán, alias La Ina, mientras estuvo en la cárcel publicaba videos y se había convertido en una influencer en TikTok. En esa red social su nombre de usuario era Joakina Gusman, en un evidente guiño a Joaquín Guzman, el Chapo, líder del cártel mexicano de Sinaloa.
El hermano de Antonella Marchant, Diego Marchant, era un joven delincuente que murió a los 20 años de un disparo en la espalda durante un ajuste de cuentas entre grupos rivales. En 2021 su familia construyó un memorial en forma de castillo en la plaza Salvador Allende, dentro de la población José María Caro del municipio de Lo Espejo, en la zona sur de Santiago. Cuando la Administración de Boric, en ese entonces con Monsalve a la cabeza, anunció en junio de 2023 que comenzaría a demoler los mausoleos narcos que estaban repartidos en distintas zonas de la capital chilena, el clan Marchant desafió al Gobierno y echó abajo la construcción. Pero, además, dejó un irónico mensaje en medio de los destrozos del lugar: “Bukele de cartón” [Bukele de mentira], en alusión al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien lidera una dura y cuestionada política contra el crimen organizado. Además, dejaron otros dos rayados: uno que decía que “no se hace política con el dolor de una familia” y otro con la siguiente frase: “Devuelve la plata a Estado”.
La construcción, asentada un espacio público, tenía el exterior pintado en forma de ladrillo y era de aproximadamente 25 metros cuadrados. En su interior le instalaron luces, dos bancas para visitas y un perro de cerámica a escala real. También había cámaras. En el frontis, sobre una puerta de vidrio que permanecía cerrada, unas letras manuscritas recordaban a Dieguito. Se sumaba un mural con su imagen.
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