Giorgio Jackson: “Me es muy difícil imaginarme sin estar vinculado a la política”

El mayor aliado del presidente Boric concede su primera entrevista tras dejar el Gobierno, hace cinco meses. Lo hace al presentar tres acciones judiciales por injurias, calumnias y difamaciones

Giorgio Jackson en la sede del partido Revolución Democrática, en Santiago.CRISTIAN SOTO QUIROZ

Es una tarde de domingo de verano en Santiago de Chile y Giorgio Jackson (36 años, Viña del Mar) recibe a EL PAÍS en la sede del partido Revolución Democrática (RD), en el centro de la ciudad, para sostener el grueso de esta conversación. Es una antigua casona remodelada donde no anda ni un alma, solo la del fundador de esta fuerza política que forma parte del Frente Amplio, la coalición de izquierdas del presidente Gabriel Boric. Una brisa leve entra por el patio trasero y alcanza a la mesa de comedor donde s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es una tarde de domingo de verano en Santiago de Chile y Giorgio Jackson (36 años, Viña del Mar) recibe a EL PAÍS en la sede del partido Revolución Democrática (RD), en el centro de la ciudad, para sostener el grueso de esta conversación. Es una antigua casona remodelada donde no anda ni un alma, solo la del fundador de esta fuerza política que forma parte del Frente Amplio, la coalición de izquierdas del presidente Gabriel Boric. Una brisa leve entra por el patio trasero y alcanza a la mesa de comedor donde se celebra esta entrevista, la primera que Jackson concede desde que el 11 de agosto renunció al ministerio de Desarrollo Social. Lo hizo tras las presiones de la oposición por su salida del Gobierno, luego del caso Convenios, la arista Democracia Viva –que rompió la promesa de probidad de la nueva generación de izquierdas– y el robo de 23 computadores y una caja fuerte desde el Ministerio de Desarrollo Social, que Jackson lideraba.

“Presidente, que no le quepa duda que tomaré todas las acciones necesarias para que las mentiras, injurias y calumnias vertidas en mi contra se revelen como tales”, escribió el ingeniero civil en su carta de despedida. Este lunes, casi cinco meses después, ha presentado acciones judiciales contra el empresario Jorge Errázuriz, el senador socialista Fidel Espinoza y la UDI.

Jackson -el mayor aliado político de Boric- explica su decisión de defenderse, habla sobre su momento y analiza la coalición política y el Gobierno. Dice que no ha sido citado a declarar por la Fiscalía por el llamado lío de platas: “Aunque, si tiene que hacerlo, voy a aportar todos los antecedentes para acreditar mi inocencia y que la justicia aclare mi absoluta no vinculación al caso Convenios”.

Jackson y su abogado, Miguel Schürmann, llegan al Centro de Justicia de Santiago, este 8 de enero. CRISTIAN SOTO QUIROZ

En estos meses, alejado de la primera línea y en completo hermetismo, ha realizado consultorías y se ha dedicado “a tejer redes internacionales para la articulación de quienes piensan similar en la región frente a amenazas como la ultraderecha”. Dice que, como antes, ha vuelto a jugar voleibol.

Pregunta. ¿Qué lo motiva a presentar las acciones legales?

Respuesta. Busco que se haga justicia. Me parece importante que en el debate democrático, por más acalorado que sea –y yo he sido parte de esas discusiones acaloradas–, uno pueda fijar límites y decir que no todo vale.

P. ¿Por qué las presenta específicamente contra estas dos personas y un partido opositor?

R. En el caso del senador Espinoza, si bien es conocida su animadversión contra mi persona desde hace muchos años, con el caso Convenios él cruzó ciertos límites que son inaceptables.

“El senador Espinoza debería afrontar con valentía las cosas que dijo”

P. Tras enterarse de las acciones, Espinoza este lunes dijo: “Nunca he incriminado a nadie, sí he hecho duras críticas políticas”.

R. Me trató de líder de una banda criminal y al día siguiente, cuando le dieron la oportunidad de arrepentirse por la clara e inequívoca interpretación de sus palabras, dijo que no se arrepentía en absoluto. No contento con eso, a través de su abogado presentó una ampliación de querella en la que me imputa cinco delitos: fraude al fisco, cohecho, tráfico de influencias, asociación ilícita y prevaricación administrativa. Por supuesto, sin aportar absolutamente ninguna prueba. Puede que el senador hoy se arrepienta y serían bienvenidas sus disculpas públicas, pero creo que ante la gravedad de sus acciones debería afrontar con valentía las cosas que dijo e hizo.

P. ¿Y en el caso del empresario Errázuriz?

R. No por tener todo el dinero que se tenga, se puede pasar por sobre la honra de una persona y mentir deliberadamente para dañarla. El caso que presentamos sobre él es sólido y no deja espacio a la duda sobre su conducta, en este caso delictual.

P. Y, por último, está la acción empujada contra la UDI o los parlamentarios que firmaron la carta pidiendo su salida.

R. En una carta firmada por la bancada de parlamentarios de la UDI se me imputaron dos delitos: orquestar un esquema de defraudación al fisco y estar directamente involucrado en el robo de 23 computadores y una caja fuerte en el ministerio de Desarrollo Social. Es un partido que dentro de sus filas ha tenido militantes como Pablo Wagner, Virginia Reginato, Iván Moreira, Marta Isasi, Jovino Novoa, involucrados en casos de corrupción –varios con condena–, por lo que con todo el poder que la UDI ostenta, sus dirigentes deberían medir sus declaraciones al referirse de manera calumniosa contra alguien.

“Leo el parte del robo y digo, ¡mierda!”

P. Sobre la sustracción de los computadores y la caja fuerte el 19 de julio. ¿Por qué habló de que se quería entregar “una señal política” con el robo?

R. El robo fue una sorpresa para todos. Recién aterrizado en Concepción leo el parte policial y digo, ¡mierda! Dije, cancelemos las reuniones, vamos a la Seremía y veamos qué hay que hacer. Y en ese momento ya empezaron varias de las personas nombradas en estas acciones judiciales a correr un rumor –antes de mis declaraciones– de que esto había sido un auto robo para ocultar eventualmente evidencias del caso Convenios y obstruir la justicia. Cuando yo hablé públicamente, ya estaba instalada la idea de que esto era sospechoso y yo lo ratifico.

P. A usted también le pareció sospechoso.

R. Me pareció sospechoso y –quizá ahí hay un error en las palabras– que estaba siendo aprovechado políticamente. Esa misma tarde, a través del subsecretario Manuel Monsalve y la vocera Camila Vallejo, establecimos que los antecedentes solo daban para decir que se trataba de un robo común. Pero yo nunca apunté a nadie como responsable. Las acciones que estoy presentando ahora no son porque alguien haya dicho “esto es sospechoso” o “quizá no fue un robo común”. No. Estamos hablando de personas, con nombre y apellido, que me sindicaron a mí como el autor de este u otros delitos. Esa es la diferencia.

P. Dice que se le ha hecho daño.

R. Trajo costos al Gobierno, pero también personales. El primero, la durísima decisión de tener que presentarle la renuncia al presidente tras constatar que la oposición estaba utilizando –y muy particularmente la UDI– mi presencia en el Gabinete como un elemento (que a la postre reconocemos como absolutamente falaz) para no sentarse a discutir las reformas que Chile necesita: la de pensiones y el pacto fiscal. Estas acciones fueron dirigidas y orquestadas para dañar esa credibilidad y confianza, con bastante éxito dicho sea de paso, como lo muestran algunas encuestas que lograron medir en algo el impacto.

“Chile Vamos está absolutamente preso del relato de republicanos”

P. ¿Informó previamente al Gobierno de las acciones judiciales?

R. No es una acción coordinada con el Gobierno –es una acción mía, personalísima–, de la cual el Gobierno ciertamente está notificado.

P. ¿No echa leña a la hoguera en un momento en que el Gobierno busca acercar posiciones con la oposición?

R. El presidente Boric tras el plebiscito de 2022 adoptó una postura de apertura al diálogo que no ha sido recíproca por parte de la oposición. Las dos emblemáticas reformas que el Gobierno ha presentado –pensiones y el pacto fiscal– no han tenido eco en la oposición. Por lo tanto, el presidente va a seguir haciendo todos los intentos para acercar posiciones y estas acciones judiciales no debieran usarse como excusa, porque yo estoy ejerciendo mis derechos personales. Ya no es verosímil que se busque una nueva excusa para esconder que Chile Vamos está absolutamente preso de la narrativa y el relato de republicanos y no pueden moverse de posición.

P. En estos meses, el propio presidente y la ministra Vallejo han reflexionado sobre el papel de ustedes en la oposición a Piñera. Hoy en día, cuando usted emprende estas acciones, ¿qué reflexión hace sobre las acusaciones graves que se hicieron contra sus adversarios políticos, sobre todo en el marco del estallido social?

R. Comparto varias de las declaraciones que ha hecho el presidente en torno a la autocrítica. Desde la comisión de Hacienda de la Cámara, por más opositor que fuera, tuve el mejor de los ánimos para lograr acuerdos. Siempre me motivó un ánimo constructivo, por más que haya sido muy duro. Distinto es cuando se transgredían los derechos fundamentales de las personas, porque ahí nuestro rol era actuar ante la tremenda asimetría de poder que había entre un ciudadano y todo el aparato del Estado, y teníamos que estar del lado de las personas. Pero, al menos de mi parte, no había el ánimo de inventar un problema e intentar asociarlo.

P. El presidente Boric ha hablado de “un aprendizaje”.

R. En el caso de nosotros como oposición, muchas veces sí nuestras formas pudieron afectar al establecimiento de mejores ánimos cuando, posteriormente, nos tocara ser Gobierno. Pienso, por ejemplo, en que dado el infortunio de haber estado como contacto estrecho de covid-19 al momento de la acusación constitucional contra Piñera...

P. Usted hizo un polémico live de camino al Congreso.

R. Claro. Son cosas de forma que entiendo que generan una animadversión, en un espiral difícil de resarcir. Hay mucho aprendizaje al pasar al Ejecutivo de lo que desde la oposición pueden ser mejores formas para lograr cambiar las cosas.

“Por mis acciones, hubo gente que no me tenía la mejor simpatía. Y eso es un aprendizaje”

P. Dado lo que ha ocurrido con el ministro Montes, que ha resistido contra viento y marea y defendido su permanencia en el Gabinete, ¿no cree que había espacio político para no haber salido?

R. Uno nunca sabe el contrafactual. En el momento fue muy duro, pero desde que tomé la decisión, me he sentido muy tranquilo. El ministro Montes creo que ha tenido el respaldo de todo el Gobierno, de toda la coalición de Gobierno y de mucha más gente, incluso que no es del Gobierno, sobre todo por una trayectoria intachable de servicio público y de convicciones muy profundas. Y me alegra muchísimo que una acusación absolutamente mediática, sin fundamentos e infame se haya rechazado.

P. Usted, ¿no tenía ese apoyo?

R. Yo tomé la decisión, le informé al presidente y le dije que ya no había vuelta atrás. Y lo hice porque siento que no tenía necesariamente el mismo respaldo político transversal al interior de la coalición. Entiendo los porqué y no es que esté tratando de victimizarme: yo no tejí necesariamente las mejores relaciones con algunos mundos y no tengo la trayectoria del ministro Montes. Por lo tanto, habían más razones por las que sectores de Gobierno –o no de Gobierno, cercanos– pudieran no tener la mejor opinión de mí y no salieran a defenderme con la misma fuerza con que la que han salido de defender al ministro Montes, lo que me parece de toda justicia.

P. ¿Se refiere al Socialismo Democrático?

R. No es un partido, no es una persona. Y me tengo que hacer responsable: creo que por mis acciones, por mis dichos, por distintas cuestiones, hubo gente que sencillamente no me tenía la mejor simpatía ni política ni personal. Y eso es también un aprendizaje para mí: el poder comprender que pequeñas acciones que se dan a lo largo del tiempo tienen como consecuencia que en los momentos difíciles hay gente que prefiere mirar para el lado o aprovecharse de la situación para pegar. No puedo victimizarme frente a eso, sino sacar aprendizajes y tratar de recomponer todo lo que se pueda con esos sectores.

P. ¿Recomponer lazos políticos?

R. Yo de verdad creo que la definición que tomó el presidente: hacer un Gobierno con distintas coaliciones, y proyectar una eventual alianza más amplia aún para los desafíos que vienen, es algo con lo que estoy completamente de acuerdo. Y, por lo tanto, estoy súper disponible para colaborar. Por eso, si es que en algo sirve que reconozca que fui parte de esa dinámica que pudo tener como corolario no haber contado con un 100% de respaldo, me hago responsable.

“La cercanía con el presidente me hacía vulnerable”

P. ¿Con su salida se le hizo un daño al Gobierno?

R. Absolutamente. De todas maneras. Lo que se buscó construir desde el principio a través de distintos ángulos –pero que llegaron con el caso Convenios y con el robo de computadores a constituirse como la tormenta perfecta para poder dirigir los dardos hacia mi persona–, tuvo que ver con la trayectoria que tenemos con el presidente juntos. Me imagino que esa cercanía me hacía vulnerable. Si alguien quería hacerle llegar el enojo al presidente o su molestia o sus ganas de hacerle daño, yo era un canal o un vehículo para aquello. No el único, pero fui un vehículo para canalizar ese descontento. Es parte del juego, pero no todo vale.

P. ¿Qué le dijo el presidente cuando usted le plantea que va a dar un paso al costado?

R. Fue una conversación privada, íntima, pero por supuesto que fue un momento muy duro, difícil, en que llegamos a la conclusión de que era la mejor decisión. Y por mi parte, me ha permitido hacer otras cosas.

P. ¿Qué ha hecho estos meses? Ha trascendido que quiere ir a estudiar al Reino Unido.

R. Desde antes de asumir en el Gobierno, cuando terminaba mi segundo periodo en el Congreso, ya tenía todo listo para irme a estudiar a Inglaterra. Y ese era uno de mis planes. Un magíster en la UCL, University College de Londres, en el Instituto de Innovación y Propósito Público, que dirige Mariana Mazzucato. Pero salimos electos como Gobierno y lo postergué. Con ocasión de la renuncia, he retomado algunos planes, aunque no ese. Voy a estar ligado al mundo académico, haciendo algo de investigación, algo de clases, y algunas consultorías. Eso en el ámbito profesional.

P. ¿Y en el político?

R. Voy a estar muy ocupado ayudando en lo que se pueda a la conformación del partido Frente Amplio, de la unificación que se está discutiendo y tiene que sancionarse, y de la estrategia con miras a los próximos hitos electorales, que es algo que siempre me ha gustado mucho y espero poder aportar con la experiencia que he ido acumulando en estos años.

P. Es decir, usted de la política no se retirará.

R. Me es muy difícil imaginarme sin estar vinculado a la política. Desde que me sumé a una organización política en 2008 en la universidad, siempre me ha gustado mucho ser militante, estar a disposición de algo que es más grande que una persona, un proyecto colectivo. Y en ese sentido espero seguir aportando.

P. ¿Piensa presentarse a elecciones?

R. No estoy pensando presentarme a elecciones. No está en mi horizonte, al menos para los próximos procesos electorales.

P. ¿Y liderar un eventual partido único del Frente Amplio?

R. Tampoco estoy pensando en estar en la primera línea de actividad y exposición.

“Hay gente que me dice en la calle: ‘Devuelve los computadores’ o ‘devuelve la plata”

P. En la cena que se hizo en su honor tras su salida del Gabinete, usted habló de un “repliegue táctico”. ¿A qué se refiere?

R. Cuando uno reconoce la posición de desventaja y debilidad en la que está, como me encontraba al presentar mi renuncia, tienes dos opciones. O continúas tratando de remar contra la corriente o generas un repliegue. Salgo de la situación de exposición, me cuido, me rearmo, presento mi defensa e intento resarcir mi nombre y salir de esa posición de debilidad. Hoy estoy mucho más seguro al momento de salir a la opinión pública y decir lo calumniosas, dañinas, difamatorias que fueron las declaraciones que se hicieron en mi contra.

P. ¿Le dicen cosas en la calle?

R. Hay de todo. La mayoría de la gente que se atreve a acercarse, me da muestras de cariño y de apoyo. Pero muchas personas, que quizá no interactúan, solo con las miradas uno nota una actitud de sospecha, esa sospecha que se instaló. ¿Será o no este tipo ladrón de computadores?¿Será o no este tipo el que orquestó un esquema de defraudación? Y hay gente que derechamente me dice cosas, en un supermercado o en otra parte: “Devuelve los computadores” o “devuelve la plata”, cosas de esa naturaleza.

P. ¿Sigue hablando mucho con el presidente Boric?

R. Bastante.

P. ¿Y con miembros del Gabinete?

R. Sí, con varias personas converso del Gobierno frecuentemente. Ministros y gente que está en distintos espacios del Gobierno.

Democracia Viva: “Generó un terremoto interno en el partido”

P. Su frase sobre la superioridad moral ha perdurado: “Nuestra escala de valores y principios dista de la generación que nos antecedió”.

R. Esa frase me va a perseguir mucho tiempo. Por eso decía que era la tormenta perfecta, porque fue un gigantesco error dar esa entrevista y, en un lenguaje relajado y difícil de contextualizar, entrar a distintos temas más complejos. Lo califiqué de un error y ofrecí mis disculpas a todas las personas que se sintieron atacadas. Cuando yo digo escala de valores no me refiero a la superioridad. Me refiero al ordenamiento de las prioridades de un Gobierno distinto a los otros. Y eso es lo que, si uno revisa en la entrevista, con honestidad intelectual, uno puede encontrar. Pero, evidentemente, no da lo mismo qué persona diga las cosas. Y yo al decir eso, en la posición de ministro de la SEGPRES, con mi pasado –mucha gente calificaba mi acción de soberbia–, era prácticamente imposible que se entendiera de otra forma lo que dije. Cuando recibo un diario con el titular, digo nuevamente: ”Mierda”.

P. ¿Dice que no quería decir lo que se entendió?

R. En ningún caso, porque de hecho hablo de la sinergia de nuestro proyecto con el Socialismo Democrático. Luego hice un millón de harakiris, pero hasta el día de hoy sigue instalada la versión de que yo dije eso. Y estoy un poco rendido.

P. Y la superioridad moral se ha entendido como un cachetazo para el Frente Amplio tras el caso Convenios.

R. Evidentemente. Lo que sí creo para nuestra defensa como partido, institucionalidad, es que a menos de una semana de conocido el caso Convenios, dos militantes expulsados, una militante con suspensión de dos años. Creo que como partido hemos colaborado con la justicia y hemos tomado acciones internas que permiten ante la opinión pública resarcir en algo que nos fundó. Nos congregamos políticamente en torno a ciertas cosas y si hubo gente que está siendo investigada y formalizada por delitos graves, nosotros las echamos. Porque no era la tónica. Es importante todo el trabajo que podemos hacer para que al interior de nuestros partidos en el Frente Amplio, una vez que culmine el proceso de unificación, poder estar fortalecidos y no tener que cargar una cuestión que no es orgánica, sino que es más bien individual de las personas que tomaron esas decisiones.

P. ¿Cómo pudo ocurrir en RD un caso como Democracia Viva?

R. Generó un terremoto interno dentro del partido y por eso se actuó tan rápido, porque son cosas inadmisibles las que están denunciadas y están en proceso judicial. Pero el daño que una situación como ésta generó no solo al partido, no solo al Frente Amplio, sino al Gobierno y a la idea de que organizarse para cambiar las cosas puede ser algo pensado en el bien común, es gigantesco. Porque mucha gente confió en RD, en el Frente Amplio, en el Gobierno y sintió que esto era una demostración más de que no se puede confiar. Y por lo tanto, ese daño va a demorar mucho tiempo en resarcir.

P. ¿Usted dice que el caso Democracia Viva no fue producto de una fórmula orgánica diseñada desde RD?

R. No hay ningún antecedente hasta ahora que muestre que hay una coordinación orgánica en la directiva o en algún órgano partidario que haya contribuido a la estrategia que se desarrolló por parte de Democracia Viva o de cualquier otra fundación. Necesitamos mostrar que nuestro proyecto político vive en aquellas cosas buenas en las que queremos contribuir y no en esta que, evidentemente, es un episodio negro.

“¿A Jaime Guzmán le cabe alguna responsabilidad política por Marta Isasi?”

P. ¿No cree que RD quedará manchado por este hecho?

R. Toca la coincidencia de que estamos en proceso de fusión, de ver cómo logramos articular mayor unidad, que era lo que venía discutiéndose hace mucho tiempo, pero en lo que no había mucho consenso. Y los hitos electorales que vienen fueron apresurando el proceso. Pero aunque se trata de un daño muy importante y siempre va a quedar de alguna forma en la retina de las personas, no creo que ningún militante de RD que se ha sacado la cresta durante años tenga que sentir vergüenza de su militancia a partir de este caso. Tiene que ser capaz de condenarlo, de poder decir que se busca justicia y, al mismo tiempo, de poner en perspectiva que estos asuntos son graves, deben investigarse, sancionarse, pero que también están siendo utilizadas políticamente para pegar más allá.

P. ¿Eso cree?

R. En mi caso, me asocian directamente, cosa que es falsa. Yo no conocía de la existencia de la fundación Democracia Viva hasta que explota el caso. Y nadie ha aportado ningún antecedente que puede vincularme directa o indirectamente a alguno de los casos.

P. ¿Asume algún tipo de responsabilidad política del caso Democracia Viva como fundador de RD?

R. ¿A Jaime Guzmán, como fundador de la UDI, le debería caber alguna responsabilidad política por Marta Isasi? Yo puedo tener mucha responsabilidad sobre mis dichos, mis hechos, mi incapacidad de poder llevar buenas relaciones para el Gobierno en el Congreso como ministro Segpres. Esas son las cosas de las que me puedo hacer responsable. Y tengo una autocrítica importante, a veces no tan explícita, pero la tengo. Y he sacado gigantes aprendizajes. Pero no me puedo hacer responsable por algo que ni siquiera conocía.

Andrade y Contreras esposados: “Son imágenes que nunca imaginé ver”

P. ¿Qué le produjeron las imágenes de Daniel Andrade y Carlos Contreras esposados, dos exmilitantes de RD?

R. Son imágenes muy duras. Desconozco cuáles son los estándares de los procedimientos de Gendarmería y de los tribunales, pero son imágenes que, obviamente, uno nunca se imaginó que iba a ver. Y yo espero que cuanto antes la justicia termine de dilucidar lo que pasó.

P. ¿A ambos los conocía mucho?

R. Sí, claro, a ambos los conocía. A Daniel de antes, porque fue presidente de la FECH.

P. ¿Y ha hablado con ellos o con la diputada Catalina Pérez?

R. No. Solo tuve un intercambio de dos líneas cuando sale esto con la diputada Pérez, pero antes de entender cuál podía ser el rol que ella tenía. Después de eso, no.

P. ¿Qué debería pasar en cuanto a ella, hoy suspendida de RD, y su vinculación con el partido?

R. Me gustaría que la justicia pudiera aportar antecedentes para que el partido los pudiera tener en vista de los hitos electorales que vienen hacia adelante.

P. Andrade se autocalificó de preso político. ¿Qué piensa?

R. No lo comparto.

P. ”La injusticia no quedará acá. La impotencia, la rabia, la traición serán movilizadoras”, dijo Andrade. ¿Se le ha dejado muy solo?

R. La verdad que no tengo idea. No he tenido comunicación con él. No es una situación feliz, para nada, sino grave –como los cargos que se le imputan– y espero que cuanto antes se llegue a un resultado final, de tal manera que podamos saber todos qué pasó.

P. No tiene la sensación de que se trate de una injusticia.

R. No tengo ningún antecedente para aseverar eso.

“El Frente Amplio puede aportar en la construcción de una agenda de probidad”

P. ¿Qué papel puede seguir jugando el Frente Amplio en la política chilena?

R. El Frente Amplio, como una de las fuerzas del Gobierno, ha aportado y puede seguir aportando en la síntesis que, como Gobierno, tenemos para ofrecerle a la población. Y creo que hay que ser humilde en reconocer que todo lo que propusimos exclusivamente nosotros como Frente Amplio se ha ido alimentando de las coaliciones que hemos ido formando, primero como Apruebo Dignidad y luego como Gobierno con el Socialismo Democrático. Por lo tanto, por más conflictivos que hayan sido esos momentos de unidad forzada, con distancia creo que es el camino y que tenemos un potencial grande para respaldar el liderazgo del presidente Boric.

P. Usted apoya las confluencias de las izquierdas.

R. No solo de las izquierdas, sino de sectores progresistas que no han estado en el Gobierno, como la Democracia Cristiana.

P. ¿Y qué papel jugaría ahí el Frente Amplio?

R. Hay cosas que el Frente Amplio ha mantenido y otras en las que ha ido variando, como debe ser. Y me encantaría que el Frente Amplio pueda proyectarse como un partido político anclado en una izquierda democrática que ofrece idearios que pueden sonar radicales en nuestro contexto, pero necesarios, como la igualdad en materia de género, derechos y seguridad social, igualdad y cohesión social, sustentabilidad y agenda verde y –aunque en este contexto pueda a alguien sacarle una risa– creo que el Frente Amplio también puede aportar en la construcción de una agenda de probidad.

P. ¿Cómo observa al Gobierno que se acerca a su segunda mitad?

R. En lo macroeconómico el Gobierno ha mostrado una posición estable y en logros sociales y legislativos –para tener minorías en ambas cámaras– un desempeño impensado. A menos de dos años, se han promulgado 210 leyes, como ningún Gobierno desde el retorno a la democracia en 1990. ¿Es válida la crítica política de la oposición de que la agenda de seguridad no era la primera bandera del Gobierno del presidente Boric? Sí, es válida, legítima. ¿Es válida la crítica de la oposición de que no se ha hecho nada en seguridad? No, los hechos lo demuestran.

“Ni la velocidad ni la vocación transformadora que llegó con el FA han podido materializarse”

P. El propósito transformador de Boric se frustró del todo, dijo Carlos Peña en EL PAÍS.

R. Es cierto que una parte significativa, no total, de la posibilidad de llevar adelante los cambios que nos proponíamos tenían, en el primer plebiscito constitucional, una esperanza de consolidación de ese proyecto transformador. De lo que teníamos a lo que podíamos llegar a tener. Es cierto que habían esperanzas fijadas, al menos algo, en el proceso constitucional, desde el momento que se firma en noviembre de 2019, de que ese proceso –independiente de quien fuera Gobierno– iba a permitir tener bases del debate democrático que habilitaran cambios que nosotros en ese momento pensábamos que podían ser parte de lo mejor para el país. Pero una vez que se tuvo el resultado apabullante del primer proceso constitucional, esto inmediatamente es incorporado como restricciones distintas a las anteriores para movernos y avanzar en un esquema de reformas. Y eso, por más difícil que se haya visto inicialmente, ha tenido resultados importantes.

P. ¿Cuáles?

R. En materia de legado, los temas de género y niñez van a ser algo importante. Probablemente desde el sillón de una rectoría no se perciben, pero estoy seguro de que son conquistas sobre las cuales solo se puede edificar hacia arriba y despiertan el hambre de más derechos. Lo que sí es cierto es que ni la velocidad ni probablemente la vocación transformadora que llegó con el surgimiento del Frente Amplio han podido materializarse, pero cada uno de los pasos que estamos haciendo con mucha mayor gradualidad, nos están llevando en la dirección correcta. Y la ciudadanía lo va a ir notando.

P. También el Gobierno dejará como legado “la Constitución de los cuatro generales”.

R. Yo no comparto eso. Los cuatro años, entre octubre de 2019 y diciembre de 2023, no fue tiempo perdido y lo dice alguien que vivió la derrota y el fracaso de la primera parte del proceso. Y me niego a pensar, como lo quieren hacer ver los republicanos, que el primer proceso fue una basura y el segundo ejemplar, pero que la gente no logró entender lo que ellos querían proponer. El proceso que tuvimos recién contaba con 12 bases como marco, reglamento hecho, un borrador unánime de los expertos, quórum más bajos para la primera fase y el control absoluto del Partido Republicano y Chile Vamos. ¿Y qué hicieron? Decidieron empujar más allá y hacer que fracasara el proceso. En términos políticos, tienen una responsabilidad mayor quienes hicieron fracasar este segundo proyecto.

“No creo que el presidente esté solo”

P. Alfredo Joignant escribió en este diario una columna que se llama Gobernar contra las palabras, sobre el largo inventario de contradicciones entre las palabras y las decisiones de la nueva generación de izquierdas, antes y después de llegar a La Moneda. Por ejemplo, el lobby y el acuerdo Codelco-SQM.

R. Leí esa columna y difiero mucho. La mayoría de las cosas que se describen allí perfectamente alguien las podría ver como aprendizajes de la complejidad para poder sacar adelante proyectos que son necesarios para el país. En el caso del acuerdo Codelco-SQM, el Gobierno ha sido capaz de tener flexibilidad sin desconocer el pasado crítico que ha podido tener sobre ciertas áreas.

P. ¿Y las reuniones de los ministros en la casa de Pablo Zalaquett?

R. Ahí va a haber un aprendizaje importante. A partir de la estrategia nacional de probidad y la legislación que se va a establecer, yo podría estar seguro de que nunca más va a haber un ministro que se quiera exponer a una situación como la que se está sindicando acá.

P. Y al presidente Boric, ¿cómo lo ve? Ha sido descrito como un presidente solo.

R. La verdad es que no lo encuentro un presidente solo, sino muy líder. Su liderazgo es poco reconocido acá. Lo veo muy armado, entero, despierto, flexible, dialogante y creo que su liderazgo cada día que pase, más allá de los altos y bajos, va a tender a ser más valorado con la perspectiva del tiempo.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS Chile y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país

Sobre la firma

Más información

Archivado En