¿Qué esperar de las elecciones de candidatos a consejeros constitucionales en Chile?
Cuatro claves para comprender los resultados y sus implicancias en la configuración de la política chilena
Este domingo, 15,1 millones de chilenos están convocados obligatoriamente a las urnas para elegir a los 50 miembros del consejo constitucional que redactarán una nueva propuesta de Constitución, la que será plebiscitada a fin de año. Los más de 350 candidatos compiten en cinco listas: la de la izquierda oficialista Unidad para Chile, la alianza de centroizquierda Todo por Chile, la opción populista del Partido de la Gente, la derechista Chile Seguro y la derecha extrema, el Partido Republicano. Aquí, algunas claves para comprender los resultados y sus implicancias en la configuración de la política chilena.
¿Cuál será la lista ungida?
Lo primero en que hay que fijarse este domingo es la lista que reciba mayor votación. ¿Será Unidad por Chile, el pacto de la coalición del Gobierno de Gabriel Boric? Esta posibilidad parece posible si se considera la votación obtenida en las elecciones de diputados de 2021 por los partidos que integran el pacto, habiendo recibido 27,9%.
¿U ocupará el primer lugar el Partido Republicano, fundado en 2019, que por primera vez compitió ese año y obtuvo 10,5% de votos, similar a la de los partidos tradicionales de derecha, RN y UDI?
Un consejo constitucional donde el pacto de izquierda sea el más votado tendrá una dinámica distinta respecto a una instancia en la cual la derecha –el Partido Republicano como partido mayoritario del sector, junto a RN y la UDI–, sea mayoritaria. En el primer escenario, la discusión constitucional probablemente estará más dominada por el rol solidario del Estado, mientras que en el otro habrá un predominio de las posiciones a favor de la continuidad del Estado subsidiario, que predomina en las normas económicas de la Constitución de 1980, concepto compartido por los tres partidos.
Por otra parte, si los oficialistas de Unidad por Chile obtienen más del 27,9% de los votos, sería un gran triunfo para el Gobierno y su coalición, dado el contexto adverso que ha enfrentado en los primeros 15 meses de Gobierno y la baja en apoyo ciudadano. Aunque sea minoría ante las tres listas de derecha y enfrente un consejo constitucional adverso, esa cifra sería interpretada por muchos como un respaldo al Gobierno y al presidente Boric.
¿Qué pasará con el centro político?
Es el sector que jugó un papel importante en la política chilena en buena parte del siglo XX y cada vez menos durante el XXI, a través del Partido Radical y la Democracia Cristiana. Su declive se ve reflejado por la votación de los tres partidos que conforman el pacto Todo por Chile que se medirá este domingo. En la elección de diputados de 1989 sacaron el 41,4%, mientras que en la de 2021, obtuvieron el 9,8%. Esta caída tiene una larga historia y una rápida aceleración en las dos últimas elecciones parlamentarias y en la de mayo 2021, para representantes de la primera convención constitucional. Con esos magros resultados la pregunta es si el centro elegirá uno, dos o ningún consejero. En ambas alternativas, el Partido Radical y la Democracia Cristiana mostrarán que se extinguen políticamente, poniendo fin a un largo ciclo de la política chilena y dando paso a una nueva era.
¿Qué pasa con las derechas?
El triunfo del rechazo en el plebiscito del 4 de septiembre de 2022 con un 62%, opción apoyada por los partidos de derecha, le da a este sector una potente base de apoyo. La pregunta es cuál será el partido que pesará más. En las elecciones de diputados de 2021, estuvieron prácticamente empatados: RN recibió 11%; la UDI, 10,6% y Republicanos, de la extrema derecha, un 10,5%. El resultado más probable es que Republicanos se transforme en el más votado y José Antonio Kast se convierta en el líder indiscutido del sector y principal figura de la oposición.
El segundo factor a considerar es cuántos constituyentes eligen. Si son más de 25, será un hito político de envergadura: desde 1990 –salvo en las presidenciales de 2009 y 2017, donde resultó electro Sebastián Piñera–, la derecha nunca ha sido mayoría en una elección. Ocurre ahora, entre otras razones, por la ausencia del centro político. Esto marcaría no sólo el proceso, sino también las relaciones entre el Gobierno de Boric y la oposición.
El consejo constitucional y las perspectivas del proceso constituyente
La comisión de expertos, encargada de redactar el anteproyecto de nueva Constitución, tiene una integración paritaria de la derecha y la izquierda; 12 integrantes de cada sector. Esto no ha facilitado los acuerdos. Obviamente, esta distribución de fuerzas cambiará con las elecciones, pues es muy difícil que la izquierda pueda elegir la mitad de los convencionales. Para aprobar una enmienda al anteproyecto que entregará la comisión se necesitan tres quintos, es decir 30; para rechazarla, dos tercios. Por tanto, para ejercer un poder de veto se requiere obtener 21 constituyentes.
En pocas palabras, para redactar la Constitución con el acuerdo de los tres quintos se necesitará un pacto entre la coalición de Gobierno y la oposición, especialmente de los representantes de RN y la UDI. Salvo en el caso que la derecha obtenga los tres quintos, en cuyo caso podría redactar una Constitución sin la izquierda.
Hay una convergencia de intereses entre el Gobierno de Boric de alcanzar una nueva Constitución, que representa las demandas del estallido social de 2019, en el cual él se jugó personalmente por el acuerdo para una salida institucional con todos los partidos, del cual se excluyó el Partido Comunista. Y, por su parte, los intereses de la derecha tradicional, RN y la UDI, de apoyar una nueva Constitución para cerrar su historia ligada al régimen de Pinochet y recuperar electorado centrista y centroderecha ante la desaparición de la Democracia Cristiana.
Esta alternativa supone para RN y la UDI –los partidos de la derecha tradicional– mantener la distancia de Republicanos y romper la tradición de unidad de la derecha desde el plebiscito de 1988. Republicanos enfrenta el dilema de continuar su política de oposición dura al Gobierno, que le ha dado votos, o apoyar la nueva Constitución para ampliar su electorado frente a las elecciones municipales de 2024 y así consolidarse como el principal partido de Chile y llegar en las mejores condiciones a las elecciones presidenciales de 2025.
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