“Si el país se para, pues pararemos”

Salvador Sunyer, director de Temporada Alta, que arranca el día 6, analiza el cartel y reflexiona sobre el ambiente sociopolítico que rodeará el festival este “otoño caliente”

Una escena de 'Macbettu', lectura del 'Macbeth', de Shakespeare, por el italiano Alessandro Serra.

Vuelve puntual el Temporada Alta de Girona y Salt, verdadero festival de teatro de otoño de Cataluña, que se desarrollará desde el próximo domingo al 9 de diciembre con una oferta despampanante de casi un centenar de espectáculos, con propuestas para todos los gustos. Y vuelve en tiempos complicados y convulsos, con la sentencia del procés a la vuelta de la esquina y y la amenaza latente de ...

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Vuelve puntual el Temporada Alta de Girona y Salt, verdadero festival de teatro de otoño de Cataluña, que se desarrollará desde el próximo domingo al 9 de diciembre con una oferta despampanante de casi un centenar de espectáculos, con propuestas para todos los gustos. Y vuelve en tiempos complicados y convulsos, con la sentencia del procés a la vuelta de la esquina y y la amenaza latente de una aturada de país. ¿Qué hará el festival en esa tesitura? “Iremos sobre la marcha”, reflexiona el director del Temporada, Salvador Sunyer. “Si hay paro de país, qué vamos a hacer, pues pararemos. Lo hemos hablado, claro. Aunque no sabemos nada, ni nosotros ni nadie. No creo en todo caso que haya un paro indefinido. Insisto, iremos viendo. Ya hemos vivido otros otoños calientes.Creo que no suspendimos ni en el 2017 casi nada, apenas un día”.

Tiempos revueltos, pues, los de la nueva edición del festival, la 28ª, tiempos de desconcierto, no solo por la coyuntura política sino por tantas otras cosas: el debate sobre el género, el cambio climático, la emigración, la nueva crisis —o réplica del anterior tsunami— que se avecina... “Es un momento complicadísimo y en algunos aspectos aterrador, pero también apasionante. Con la sensación de que todos vamos muy perdidos. Tenemos en el programa 30 o 35 espectáculos directamente relacionados con los temas de ahora mismo”. Sunyer, abonado a la coca- cola, baja la mirada hacia su vaso como una pitonisa tratando de avizorar en su bola de cristal. “Muchos clásicos en esta edición, es lo que toca hoy, en estos momentos en que todo va a la deriva. Los clásicos ayudan para saber de dónde vienes y a dónde vas. No los hacemos arqueológicamente en ningún caso, sino buscándoles su eco contemporáneo. Aunque en Shakespeare, por supuesto, no hay tema que no resuene hoy”.

El festival, que incluye un importante apartado educativo, el proyecto Atempo, tiene su primera gran cita con el teatro internacional (27 montajes), el 11 y 12, precisamente con Measure for Measure, de la Royal Shakespeare Company (también hay un Macbeth italiano, Macbettu, en sardo). “El tema es la justicia, nada menos”, señala Sunyer, que añade que es una obra “que no sabes si es tragedia o comedia”, como la vida (política) misma. “Y luego tenemos otras grandes producciones como Agora que demora (22 y 23 de noviembre), de la brasileña Christiane Jatahy, que es una relectura de la Odisea en una fusión de lenguaje teatral y cinematográfico con testimonios de refugiados sirios y palestinos, los Ulises de hoy”. En otro formato y lenguaje, Iphigenia en Vallecas, ganadora de dos Max y triunfadora en la cartelera madriileña, es de de nuevo una relectura de los clásicos que narra la vida de una joven, una Xoni, sin recursos, ejemplo de la gente sacrificada en aras (y valga Eurípides) de los grandes intereses de los Gobiernos europeos (28 de octubre). Sunyer insiste en que no está “por el adoctrinamiento, que ha quedado claro que no funciona en teatro; los que veíamos teatro político en los setentas ya estábamos todos convencidos”, recuerda, “no se trata de dar miradas fáciles y cacao pa'l mono, sino de proponer sugerencias y reflexiones que ayuden a entender el presente”.

El director de Temporada Alta, Salvador Sunyer.JOAN SÁNCHEZ

En ese sentido, es muy ilustrativo un espectáculo como Retour à Reims, otra de las grandes citas internacionales (5 de diciembre), que junta a dos grandes intelectuales europeos como el escritor Didier Eribon y el director Thomas Ostermeier, y en la que el segundo lleva a escena el ensayo autobiográfico del primero sobre el giro a la derecha de la clase obrera. En el cartel también Claudio Tolcachir con Próximos, una obra sobre la relación afectiva puramente digital, en Internet, entre dos hombres, o el tratamiento del porno (un cásting con sexo explícito) de Kultur, por El Conde de Torrefiel. Y el montaje de otro habitual del festival, Oskaras Korsunovas, A man from Podolsk sobre la obra del escritor ruso Dimitry Danilos que plasma una especie de mundo de Matrix sobre la burocracia y las fake news. Y un montón de viejos amigos: Marcel.lí Antúnez, Joan Ollé, Lluís Pasqual, Rosa Maria Sardà, Sol Picó, Steven Berkoff, Angelica Liddell...

"La cultura cohesiona un país"

Salvador Sunyer siempre piensa más allá de la escena, lo que lo convierte en un valioso actor (y valga la aparente contradicción) del universo cultural catalán, tan estragado.  "La cultura tiene un papel fundamental en un país como este, y es el de cohesionar", considera Sunyer. "Si algo sufre este país es que cada vez se desmembra más por las diferencias sociales. La cultura es algo común y que contribuye a cimentar la sociedad. Somos un país sin un gran imaginario cultural común, como es Shakespear en Gran Bretaña, Racine en Francia, Dante en Italia, y debemos encontrar  esas raíces, algo que pasa por la formación cultural: arte, literatura, teatro por descontado...".

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