Juicio al millonario portugués que atacó a su esposa en Vigo con un mazo de cantero

La fiscalía solicita para el acusado 12 años de prisión y alejamiento de la víctima, que declarará por videoconferencia

Fachada del hotel NH Palacio de Vigo. En una de sus habitaciones, un acaudalado empresario portugués intentó matar a su esposa en 2016.

El empresario portugués Carlos Inácio Pinto será juzgado este jueves en la Audiencia de Pontevedra por el intento de asesinato de su esposa Eliza G.P., en mayo de 2016, en un céntrico hotel de Vigo. La fiscal adscrita al juzgado de violencia de género solicita una condena de 12 años de prisión con orden de alejamiento de la mujer, a la que tendrá que indemnizar por las secuelas físicas y psíquicas.

El acusado, en prisión provisional desde el mismo día de los hechos, carece de antecedentes por malos tr...

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El empresario portugués Carlos Inácio Pinto será juzgado este jueves en la Audiencia de Pontevedra por el intento de asesinato de su esposa Eliza G.P., en mayo de 2016, en un céntrico hotel de Vigo. La fiscal adscrita al juzgado de violencia de género solicita una condena de 12 años de prisión con orden de alejamiento de la mujer, a la que tendrá que indemnizar por las secuelas físicas y psíquicas.

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El acusado, en prisión provisional desde el mismo día de los hechos, carece de antecedentes por malos tratos y no constan en Portugal denuncias previas por parte de la mujer durante los siete años de matrimonio. Ella ha solicitado no asistir al juicio por lo que el tribunal de la sección cuarta de la Audiencia ha decidido que declare por videoconferencia para evitar la “confrontación visual”.

Según el relato del fiscal, el 1 de mayo de 2016, la pareja viajó a Vigo desde Oporto, donde residían, y a media tarde se alojaron en un céntrico hotel de la ciudad. Al día siguiente, hacia las 8,30 de la mañana, cuando la mujer se estaba duchando, el marido le atacó por sorpresa con un mazo de canteiro con el que le golpeó varias veces en la cabeza. Ella cayó al suelo donde el acusado intentó estrangularla.

Se inició entonces un forcejeo entre ambos, del que la mujer logró zafarse y arrebatarle la maza hasta que consiguió abrir la puerta de la habitación y salir al pasillo donde fue auxiliada por una camarera del hotel, según recoge el atestado policial. La empleada, que estaba limpiando la habitación de al lado y había escuchado fuertes golpes y a una mujer pidiendo auxilio, se encontró a Eliza “en el pasillo desnuda y apoyada lateralmente contra la pared, con su mano derecha sobre su cabeza que sangraba abundantemente”.

Mientras tanto, en la habitación el hombre quedó tendido en el baño, boca abajo, tras sufrir un infarto agudo por estrés emocional, por lo que los agentes tuvieron que acceder a la habitación con una llave maestra. Fue trasladado a un centro hospitalario de la ciudad, en el que estuvo ingresado ocho días, y donde le apreciaron erosiones superficiales en la región cervical izquierda y en el costado. También la mujer fue trasladada en ambulancia al mismo hospital Álvaro Cunqueiro con heridas inciso contusas en región craneal y parietal, cortes en la cara y hematomas en cuello y esternón, por lo que precisó 25 puntos de sutura y 15 días de hospitalización, aunque estuvo 180 bajo tratamiento médico.

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Según consta en el sumario, la pareja contrajo matrimonio en 2015, si bien su relación sentimental se había iniciado seis años antes. Vivían en el lujoso barrio residencial de Sao Felix da Marinha de Vilanova de Gaia, en las afueras de Oporto. Él es un ingeniero jubilado que aparentemente vivía de rentas y que había conocido a Eliza cuando esta era modelo. Ella, de familia adinerada de Rumanía, abandonó las pasarelas para vivir con el empresario.

Durante la instrucción los investigadores apuntaron a un posible móvil económico del caso, dado que el empresario había sido condenado por dos delitos de fraude fiscal a la pena de cuatro años de prisión por el Tribunal Judicial de Viseu, en una sentencia dictada el 25 de febrero de 2016. Una condena que habría llevado al acusado a una delicada situación económica. La policía de la comisaría de Vigo también pudo constatar que 15 días antes de emitirse la sentencia, el matrimonio había suscrito una póliza de seguro de vida de 150.000 euros en la compañía Liberty, con vigencia anual, cuyo beneficiario en caso de muerte o incapacidad permanente era el cónyuge sobreviviente.

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