Sexualidad digital en la Fabra i Coats

Una muestra del festival MIRA explora el placer como medio de expresión artística

Filip Custic en la exposición.Alba Ruperez

“El hedonismo y la búsqueda del placer son dos componentes primordiales de la sociedad occidental contemporánea y su relación con el mundo tecnológico y digital es una reflexión que ocupa un lugar significativo en las prácticas artísticas más actuales”. Lo afirma Anna Drucker, responsable de los contenidos visuales de MIRA, el festival barcelonés de artes digitales, que ha llenado la fábrica de creación Fabra i Coats con más de 50 actividades dedicadas a las diferentes vertientes de la creación vinculada a las tecnologías.

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“El hedonismo y la búsqueda del placer son dos componentes primordiales de la sociedad occidental contemporánea y su relación con el mundo tecnológico y digital es una reflexión que ocupa un lugar significativo en las prácticas artísticas más actuales”. Lo afirma Anna Drucker, responsable de los contenidos visuales de MIRA, el festival barcelonés de artes digitales, que ha llenado la fábrica de creación Fabra i Coats con más de 50 actividades dedicadas a las diferentes vertientes de la creación vinculada a las tecnologías.

El festival que llegó de puntillas hace ocho años, se ha consolidado y con la fuerza de un público fiel que se ha multiplicado exponencialmente, este año por primera vez se amplía con la exposición In the search for (modern) pleasure, abierta hasta el 16 de diciembre. La muestra explora el placer como medio de expresión artística y su relación con el mundo digital a través de las obras, algunas creadas para la ocasión, de 12 artistas jóvenes que se han dado a conocer a través de Internet, donde a menudo sus creaciones se han hecho virales. Es el caso de Filip Custic, que se ha hecho célebre a través de sus alter ego, cuyo mayor placer consiste en utilizar la tecnología digital para crear otros mundos y personajes.

Uno de los bustos que respiran de Esmay Wagemans.

“En la red la búsqueda del placer asume otras connotaciones y explora territorios inéditos, como la ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma), una experiencia virtual que explota la capacidad sonora de cualquier tipo de objeto y que se pone vía Internet a disposición de un público fetichista cada vez más curioso”, explica Drucker, que también es comisaria de la exposición y del programa de performance y conferencias que la acompaña.

El ASMR, un fenómeno de la cibercultura que se caracteriza por provocar una placentera sensación física en respuesta a estímulos visuales y auditivos, es uno de los temas centrales del trabajo sobre el susurro de Claire Nolan, que explota la reacción del cerebro humano al sonido de determinados materiales. “La respuesta puede ser de placer pero también de rechazo, ya que el disfrute es una experiencia profundamente subjetiva”, indica la comisaria.

La alternancia entre placer y repulsión atraviesa de cierta manera toda la muestra, de los bustos que respiran de Esmay Wagemans a la escultura robótica de Marie Munk, una especie de sillón que evoca un cuerpo humano fragmentado donde el visitante se enfrenta a un audiovisual sobre la Inteligencia Artificial y nuestra tendencia a humanizarla en lugar de considerarla una herramienta más.“Queremos dejar nuestra huella a través de la tecnología, de ahí la tendencia a crearla a nuestra imagen y semejanza”, indica Drucker.

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El placer compulsivo de almacenar memorias y contenidos digitales que pronto olvidamos sin pensar que serán usados por las multinacionales de la información, centra la propuesta del colectivo Keiken, mientras que el placer fetichista de almacenar equipos obsoletos toma forma en las esculturas del valenciano Carlos Sáez. “Se trata de conservar aquello que ha cumplido su función práctica para transformarlo en objeto de deseo”, afirma Drucker. La pieza más interactiva es una instalación de la barcelonesa María Roy que consiste en un sostén y unas braguitas robotizadas en correspondencia de las zonas erógenas, que a través de unos sensores reaccionan a la cantidad de público y la velocidad de sus movimientos.

Sexo explícito

Tampoco podía faltar una obra de contenido sexual explícito. Se trata de I Love you, una película pansexual que marca el debut como directora de la rapera y cantante estadounidense Brooke Candy en colaboración con el portal PornHub. La obra, que reivindica el empoderamiento, la diversidad y la liberación sexual, se propone demostrar que es posible hacer porno para colectivos distintos a la audiencia tradicional. En su reividicación del erotismo y el posicionamiento crítico de la sexualidad la acompañan las obras de artistas como Virgen María, Faith Holland y María Roy.

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