Condenado por “adquirir” a una joven prostituta por 1.500 euros y quedarse todas sus ganancias

La Audiencia de Girona impone a un vecino de Figueres una pena de dos años y seis meses

Dos trabajadoras sexuales en un club de alterne de la costa de Girona.Carles Ribas

La Audiencia de Girona ha condenado a dos años, seis meses y dos días de cárcel a Danien Nicusor Cretu, un rumano afincado en Figueres (Alt Empordà) que en enero de 2014 compró por 1.500 euros a una joven compatriota suya que ejercía la prostitución en un Club de alterne de la comarca. Además la obligaba a hacer trabajos sexuales en su piso para obtener más ganancias, de las que no le daba nada. La tenía bajo control permanente y sometida con amenazas.

La fiscal solicitaba para Daniel Nicusor cinco años y un día por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y...

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La Audiencia de Girona ha condenado a dos años, seis meses y dos días de cárcel a Danien Nicusor Cretu, un rumano afincado en Figueres (Alt Empordà) que en enero de 2014 compró por 1.500 euros a una joven compatriota suya que ejercía la prostitución en un Club de alterne de la comarca. Además la obligaba a hacer trabajos sexuales en su piso para obtener más ganancias, de las que no le daba nada. La tenía bajo control permanente y sometida con amenazas.

La fiscal solicitaba para Daniel Nicusor cinco años y un día por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y prostitución coactiva. En la vista oral celebrada este martes, el acusado ha reconocido los hechos y la sección tercera le ha estimado dos atenuantes: reparación del daño, ya que ha pagado 6.000 euros de responsabilidad civil, y dilaciones indebidas, ya que el caso estuvo más de dos años y medio parado.

Los hechos se remontan a junio de 2013 cuando la víctima, que tenía 19 años, llegó a Figueres con un compatriota para ejercer la prostitución para ganar dinero y superar la situación en la que vivía en Rumania. Vivían juntos y era trasladada cada día por el acusado a un Club de Hostalets de Llers. De sus ganancias su compañero se quedaba el 50% para pagar los costes del viaje desde Rumania. Siete meses después él volvió a su país, pero antes formalizó la “compra-venta” de la joven con Nicusor por 1.500 euros.

Desde que la “adquirió”, el acusado la instaló en su piso de Figueres y la obligaba a entregarle todo el dinero. Para asegurarse de que no escapaba, la tenía controlada, le gritaba, insultaba y amenazaba incluso con matarla “cuando creía que no ganaba suficiente”. La joven no disponía de dinero, ni teléfono, ni amigos y además la hacía trabajar también en el piso. Un día, aprovechando un descuido del acusado, logró pedir auxilio a la policía.

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