Tribuna

Stop ‘sextorsión‘

La autora aboga por la educación para eliminar el acoso sexuales en las redes sociales

El caso de Tiziana hizo saltar todas las alarmas en Italia. Esta joven residente en Nápoles se suicidó debido al escarnio público que sufrió después de que su pareja difundiese varios vídeos de alto contenido sexual en los que ella aparecía.

La víctima ganó el juicio y el derecho a ser olvidada. A pesar de ello, la Justicia le obligó a pagar 20.000 euros en costas al dar por sentado que consintió la difusión. Después, le fue imposible borrar la huella de las imágenes en las redes. Tiziana no lo aguantó y, cuando no pudo más, se quitó la vida.

No queremos más casos así.

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El caso de Tiziana hizo saltar todas las alarmas en Italia. Esta joven residente en Nápoles se suicidó debido al escarnio público que sufrió después de que su pareja difundiese varios vídeos de alto contenido sexual en los que ella aparecía.

La víctima ganó el juicio y el derecho a ser olvidada. A pesar de ello, la Justicia le obligó a pagar 20.000 euros en costas al dar por sentado que consintió la difusión. Después, le fue imposible borrar la huella de las imágenes en las redes. Tiziana no lo aguantó y, cuando no pudo más, se quitó la vida.

No queremos más casos así.

Nuestro Código Penal contempla ya el acoso a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea, la difusión no consentida de imágenes o vídeos íntimos y la sextorsión, es decir, el intento de coacción y chantaje mediante la publicación de esos contenidos personales en las redes. Sin embargo, ¿cuántas jóvenes conocen estos delitos? ¿Cuántas se atreverían a denunciarlos?

Mientras se siga culpabilizando a las víctimas, más vergüenza sentirán a la hora de pedir amparo a la Justicia. “Es tu culpa”. “No haberlo hecho”. “¿Cómo se te ocurre?”. El sexting, como se conoce al intercambio de contenido sexual entre dos personas en su intimidad, no puede demonizarse. El delito viene después, con la difusión malintencionada a terceros sin el consentimiento de la afectada. Eso es lo que hay que combatir.

Hemos oído hablar mucho del ciberbulliyng o ciberacoso escolar, pero no tanto de la dimensión del cibercrimen contra las mujeres. Porque estos delitos están muy vinculados a la violencia de género.

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El 100% de las denuncias presentadas hasta hoy por acoso, difusión de imágenes o sextorsión las han puesto las mujeres, según los especialistas policiales y jurídicos a los que hemos consultado. Somos, como queda claro, un blanco fácil para los cobardes que se esconden detrás de un dispositivo digital.

Quienes luchan contra este tipo de delitos desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado llevan años alertando del mal uso de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería, así como de la gran incidencia que estas prácticas están teniendo entre nuestras jóvenes. La revolución tecnológica en este ámbito, debemos reconocerlo, nos ha arrollado y estamos muy lejos de poder controlar las consecuencias.

Este nuevo tipo de violencia no implica un daño físico, pero sí psicológico, ya que puede acabar con la autoestima y la reputación digital y es difícil, casi imposible, borrar su rastro.

Desde Ciudadanos queremos ayudar a combatir estos delitos, pero castigar debe ser el último eslabón de la cadena. La educación es la cura más eficaz para todos estos males.

Por eso, en la propuesta que elevamos al Pleno de la Asamblea de Madrid pedimos al Gobierno autonómico que elabore unas pautas para prevenir, detectar y actuar en los colegios, los institutos y las universidades, así como formar al personal docente e informar a los padres y los alumnos para que tengan las herramientas que les ayuden a anticiparse al problema. Solo así evitaremos que haya otras Tizianas.

Esther Ruiz es portavoz de Mujer en el Grupo Parlamentario de Ciudadanos

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