Equilibrio extremo

Rodeado de rascacielos madrileños y bajo la atenta mirada de decenas de personas, Abraham Hernández se impulsa sobre una delgada cinta de nailon y poliéster anclada a dos puntos y que le catapulta unos cuatro o cinco metros. Ya en el aire realiza un giro de 360 grados para aterrizar, con su pecho, de nuevo sobre la cinta. El público le ovaciona.

Hernández, actual campeón del mundo de slackline (deporte urbano de equilibrio que va ganando adeptos) ha participado este viernes en una exhibición ...

Rodeado de rascacielos madrileños y bajo la atenta mirada de decenas de personas, Abraham Hernández se impulsa sobre una delgada cinta de nailon y poliéster anclada a dos puntos y que le catapulta unos cuatro o cinco metros. Ya en el aire realiza un giro de 360 grados para aterrizar, con su pecho, de nuevo sobre la cinta. El público le ovaciona.

Hernández, actual campeón del mundo de slackline (deporte urbano de equilibrio que va ganando adeptos) ha participado este viernes en una exhibición organizada por el Ayuntamiento de Madrid, dentro del programa Veranos de la Villa en Azca. Junto a él, los también profesionales de esta disciplina deportiva: Mikel Ros de Zarobe, Adrián Portoles Isla y Oscar Cortegoso Galmán.

El origen del slackline se remonta a la década de los ochenta, cuando una pareja de escaladores del Valle de Yosemite (California), Adán Grosowsky y Jeff Ellington, comenzaron a practicarlo como forma de entretenimiento en los aparcamientos próximos al parque. Ahí comenzó a popularizarse.

"En España la práctica de este deporte va creciendo pero todavía necesita visibilización, por eso creímos importante incluirlo, por primera vez, en la programación estival", explica Javier Benedicto, coordinador artístico de Veranos de la Villa.

A diferencia del funambulismo —que se realiza sobre un cable de acero—, la cinta de slackline es dinámica permitiendo un cierto grado de balanceo y flexibilidad. Varía su grosor y longitud dependiendo de la modalidad practicada: trickline, longline, highline, waterline, rodeoline y yoga slackline.

Hay una opinión dividida entre aquellos que lo consideran un deporte extremo como el skateboarding o el parkour, y los que creen que se trata de un arte circense. Para Brian Mathews, presidente de la Asociación Madrileña de Slackline Mad Primates, es una mezcla de ambos porque “se necesita una buena condición física y un poco de gracia sobre la cinta”. Y así lo quisieron dejar claro en la jornada de este viernes, realizando un número que mezclaba técnicas de equilibrio con una coreografía sobre la cinta al más puro estilo clown. El evento contó también con talleres de iniciación para todos los públicos.

Paradójicamente, aunque no es un deporte ilegal, la ciudad no permite practicarlo de una forma totalmente regular. Esto se debe al riesgo que supone atar una cuerda a dos árboles. Mathews explica que entre los materiales que permiten su práctica se encuentran los protectores de árboles, que evitan daños en la corteza y que han sido examinados por ingenieros medioambientales. "Es muy importante para nosotros no dañar el árbol. Además del protector, siempre escogemos aquellos ejemplares que tienen un diámetro superior a los 50 centímetros y que se vean sanos", asegura el presidente de Mad Primates, quien cuenta que fue precisamente esta situación de confusión jurídica la que les llevo a agruparse como asociación: "De esta manera, podemos identificarnos como colectivo, entablar dialogo con las autoridades locales y solicitar un lugar de reunión y entrenamiento, como un Slackpark", dice Mathews.

Pese a haber tocado muchas puertas, Mad Primates no cuenta todavía con ese espacio, pero esperan que exhibiciones como esta hagan como la cinta de slackline y les impulsen para conseguirlo.