La que pinta con objetos

La muestra ‘Todo procede de la sinrazón, Carmen Calvo (1969-2016)’ exhibe en Madrid la obra de una de las artistas plásticas más relevantes del panorama contemporáneo

Carmen Calvo ante uno de sus cuadros en el IVAM.JESÚS CÍSCAR

Carmen Calvo es una raqueta de ping pong, un bote de talco, un viejo carnet del Partido Comunista, un zapato de tacón, un hacha, una máscara, una herradura oxidada, una golondrina, un compás, un cartabón. Son algunos de los objetos con los que la artista saca una imagen de sí misma en su obra Autorretrato y cuya acumulación también es un buen retrato de su línea artística y de aquello que la hace reconocible: el uso del objeto cotidiano, laboriosamente recolectado, para transitar nuevos campos estéticos. Podría decirse que Calvo (Valencia, 1950) hace collages tridimensionales, aunque ella prefiere decir que pinta con cosas. "Es el objeto, el signo, lo que define mi trabajo. Y, como todo autorretrato, este tiene un misterio que no conviene desvelar", explica.

Este y otros misterios encerrados en 66 obras más pueden verse en la exposición retrospectiva Todo procede de la sinrazón, Carmen Calvo (1969-2016), en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid hasta el 29 de enero, comisariada por Alfonso de la Torre. Por ejemplo la gran habitación con paredes de espejo y repleta de objetos, ...

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Este y otros misterios encerrados en 66 obras más pueden verse en la exposición retrospectiva Todo procede de la sinrazón, Carmen Calvo (1969-2016), en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid hasta el 29 de enero, comisariada por Alfonso de la Torre. Por ejemplo la gran habitación con paredes de espejo y repleta de objetos, al modo de un obsesivo gabinete de curiosidades (titulado Una conversación), con la que Calvo participó en la bienal de Venecia en 1997 (ese año también acudió, en representación oficial de España, Joan Brossa).

Parte de la contemporaneidad de la obra de Calvo radica en que vivimos, precisamente, en un mundo de abundancia y de yuxtaposición en el que buena parte de los agentes culturales (un dj, un editor estrella, un comisario artístico) utilizan materiales ajenos para crear nuevos relatos. Dentro de esta habitación espejada esa diversidad tiende al infinito rebotando consigo misma. "Es la elevación de lo que no ha sido engalanado para el mundo, lo inmundo, lo no limpio, una suerte de gozosa desacralización", en palabras del comisario.

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La muestra, dividida en cinco secciones, comienza con dos crudas pinturas figurativas, parte de sus Escenas de caza, de 1969, y llega hasta Et pourlèche la face ronde (un verso tomado de Rimbaud), realizada ex profeso este año para la exposición: se trata de una enorme y colorida bola del mundo de la que se tiende un gran melena. "Ver es olvidar el nombre de lo que uno ve", dijo el poeta Paul Valéry, en una cita que Calvo suele a traer a colación de sus creaciones.

"Me gusta ejercer la memoria en un país que carece de ella", dice la artista. En la obra Silencio, una de las que dan la bienvenida al visitante, 49 lápidas parecen endurecer la atmósfera inmóvil y hacer más evidente el goteo del tiempo. "Encontrarme con obras de hace 40 años que están representadas en museos, fundaciones y colecciones es gratificante. Me hace ver que estoy viva".

'Et pourlèche la face ronde', obra que Calvo ha realizado para la muestra en Madrid y que toma su nombre de un verso de Rimbaud.jesús císcar
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Calvo fue distinguida con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2013, tiene obra en centros como el madrileño Reina Sofía o valenciano IVAM y ha sido expuesta en el Guggenheim neoyorquino, con motivo de la exposición New images from Spain (1980), que supuso uno de sus primeros reconocimientos. Durante la Transición expuso en algunas de las galerías más señeras de esa época convulsa: Buades, Vandrés y, más tarde, Gamarra y Garrigues. En las diferentes secciones de la exposición se conoce su trabajo en papel (collage y dibujo), sobre soporte fotográfico o esculturas y lienzos con barro cosido correspondientes a su etapa parisina. Como colofón un apartado multimedia que da cuenta de sus pasiones cinéfilas, de cierto peso en su carrera.

"Artista impura, polífaga, destructora y recomponedora de nuevas formas", según el comisario, el universo de Calvo resulta a veces agreste, violento, enigmático, frecuentado por la herrumbre o las roturas, nada complaciente, pero también relacionado con lo que se ha dado en llamar el imaginario femenino. "Me considero feminista", concluye la artista, "quiero y exijo la misma puntuación que mis compañeros artistas. Por esto lucho y reivindico el puesto que debe y tiene que ocupar la mujer, en este caso en el mundo de la cultura"

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