Una pelea entre internos originó el ‘motín’ del CIE

Unas setenta personas han intentado huir del recinto por la cocina y se han concentrado en el patio

Azulejos y cristales rotos, parte de los destrozos de anoche en el CIE.

El motín desatado en el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Barcelona la noche del martes tuvo su origen en una pelea entre internos. El enfrentamiento violento entre un grupo de albaneses y otro de argelinos provocó desperfectos en la sala de estar y en el comedor del centro y llevó a intervenir a los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía, según confirmaron a EL PAÍS fuentes judiciales conocedoras de los hechos. La presencia policial para separar a los dos grupos provocó las protestas de los internos argelinos.

El juez encargado del control del CIE de la Zona Franca...

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El motín desatado en el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Barcelona la noche del martes tuvo su origen en una pelea entre internos. El enfrentamiento violento entre un grupo de albaneses y otro de argelinos provocó desperfectos en la sala de estar y en el comedor del centro y llevó a intervenir a los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía, según confirmaron a EL PAÍS fuentes judiciales conocedoras de los hechos. La presencia policial para separar a los dos grupos provocó las protestas de los internos argelinos.

El juez encargado del control del CIE de la Zona Franca y el fiscal se entrevistaron ayer con diversas personas que participaron en el motín, que coincidieron en su versión de los hechos: el origen de los sucesos que vivió el centro la noche del martes al miércoles fue una pelea entre internos. A medianoche, todo había vuelto a la normalidad. La protesta se reavivó, sin embargo, a las dos de la mañana, coincidiendo con una sonora protesta a las puertas de la instalación para pedir el cierre de los CIE.

El motín comenzó alrededor de las 20.30 horas, en el comedor, y duró alrededor de tres horas. Inicialmente, entre 35 y 40 personas participaron en la algarada. Algunos de ellos intentaron darse a la fuga por la cocina, armados con azulejos y barras de hierro fruto de algunos destrozos ocasionados. Tras la huida frustrada, varias decenas más de personas se sumaron al desorden. En total, 70 de los 138 internos que había en ese momento en el CIE se unieron a la protesta y se instalaron en el patio con mesas y sillas. El director del CIE estuvo negociando con ellos, con escaso éxito, hasta que a las 23.30 los antidisturbios accedieron al patio y pusieron fin a la situación, aunque no tuvieron que intervenir, agregan fuentes judiciales.

"La única solución es cerrarlo"

El cuarto teniente de alcalde de Derechos de Ciudadanía, Participación y Transparencia de Barcelona, Jaume Asens, ha afirmado este miércoles que "la única solución" para el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca, donde esta noche se han amotinado unos 70 internos, es "cerrarlo".

En un mensaje en Twitter, Asens señala que el motín de anoche, en el que unos setenta internos se encerraron en el patio durante dos horas y media sin querer acceder a sus habitaciones, es "el tercer incidente consecutivo en el CIE de la Zona Franca. Única solución: cerrarlo. Continuaremos explorando todas las vías para conseguirlo", ha escrito el concejal del equipo de Gobierno de Barcelona en Comú.

En Madrid, varios miembros de la Comisión de Interior del Congreso y la alcaldesa, Manuela Carmena, visitarán hoy las instalaciones del CIE localizado en el barrio de Aluche tras un motín protagonizado por medio centenar de internos el 18 de octubre pasado.

“No ha habido motín, ha sido intento de fuga”, explicó inicialmente un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, que afirmó que no hubo enfrentamiento con los internos ni personas heridas. Pero posteriormente, la información desde el propio centro, inicialmente confusa, ya apuntaba a que algunos de los internos habían llegado a armarse con los cristales de una puerta rota, y los restos de algunos baños destrozados.

El CIE de Zona Franca encierra a personas en situación irregular antes de ser expulsadas a sus países, y tiene capacidad para 220 internos, aunque la cifra de personas en él fluctúa constantemente por las constantes entradas y salidas. Interior alega que la mayoría de ellos tienen antecedentes policiales o judiciales.El Ayuntamiento de Barcelona mantiene una batalla con el Ministerio del Interior para intentar cerrar el centro, que estuvo ocho meses en obras.

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