La Camerana cierra sus puertas tras 162 años de historia

El dueño de la tienda habla de las dificultades de mantener un comercio tradicional en Madrid

Carlos Sánchez, propietario de La Camerana, establecimiento centenario que cierra sus puertas.Bernardo Pérez

Queda poco para que los 162 años de vida de La Camerana entren en la historia. El próximo 31 de marzo, a las ocho de la noche, este comercio tradicional de Madrid oficialmente dejará de existir. El negocio fundado por los hermanos Modesto, Víctor y Eugenio Hernández en 1854, se ubicaba entonces en el número 44 de la calle de la Montera, ofreciendo desde siempre ropa térmica e interior, así como artículos de lana. Con la llegada del joven riojano Basilio Sánchez Pérez, sobrino de los Hernández, la empresa familiar tomó más impulso, llegan...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Queda poco para que los 162 años de vida de La Camerana entren en la historia. El próximo 31 de marzo, a las ocho de la noche, este comercio tradicional de Madrid oficialmente dejará de existir. El negocio fundado por los hermanos Modesto, Víctor y Eugenio Hernández en 1854, se ubicaba entonces en el número 44 de la calle de la Montera, ofreciendo desde siempre ropa térmica e interior, así como artículos de lana. Con la llegada del joven riojano Basilio Sánchez Pérez, sobrino de los Hernández, la empresa familiar tomó más impulso, llegando a tener tres tiendas en Madrid. Cinco generaciones después, le toca a Carlos Sánchez Sainz, nieto de Sánchez Pérez, cerrar la última de las tiendas de su familia, en el número 16 de la calle de Postas. “Es una pena. Se cierra un pequeño trocito de la historia de Madrid… Pero la vida es así, todo nace, crece y muere”, se lamenta Sainz.

Más información

Regentar La Camerana no estaba en los planes de Sainz. El último de los directores del establecimiento estudió ingeniería agrónoma, tras encantarse con la ganadería durante los veranos que pasó en Viniegra de Arriba, el pueblo de sus abuelos, en la comarca de Tierra de Cameros, de donde vino la inspiración para el nombre de la tienda. Sin embargo, su padre falleció cuando tenía 21 años, llevándole a meterse en el negocio de la familia. “Me ha tocado seguir ese camino, del cual estoy muy orgulloso. He dado 42 años de mi vida a La Camerana y ahora puedo cerrarla ordenadamente”, señala Sainz. El dueño del local afirma que le da alegría poder haber mantenido el estilo clásico y de alta calidad del servicio hasta los últimos momentos. Además, todo termina porque Sainz se va a jubilar y ninguno de sus hijos quiere seguir con el negocio, no por problemas económicos. “Me da mucha pena. Pero prefiero que sea así”, asegura.

Carlos Sainz recuerda que tiene suerte de poder dar un fin digno al trabajo de su familia, pero eso no quiere decir que no haya pasado por momentos de dificultad. El director de la histórica tienda afirma que el negocio se ha mantenido rentable hasta el final porque el espacio es suyo y nunca tuvo que pagar alquiler. Según él, ese es el gran problema de los comercios tradicionales. “Si el lugar no es tuyo, no puedes seguir. El alquiler que te imponen es imposible de pagar vendiendo los artículos que vendemos con los márgenes que tenemos”, declara Sainz.

El director de La Camerana no se equivoca. El 31 de diciembre de 2014 se acabó la prórroga marcada por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994, que permitía a los contratos de renta antigua una renovación automática año tras año y subidas de renta limitadas, dejándolos más baratos que los del mercado. Con el final de la prórroga, la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos estimó que unos 6.500 negocios de la Comunidad de Madrid serían obligados a cerrar por no poder pagar los alquileres a precio de mercado.

La situación económica a nivel nacional también ha dificultado un futuro para La Camerana, que siempre trabajó con varios productores de ropa, casi todos españoles. “Hace unos años ya tenía problemas para poder seguir ofreciendo a mi público mis especialidades”, admite. La mayoría de los fabricantes con que trabajaban en el establecimiento ha cerrado, según Sainz debido a la crisis y por la competencia de los países emergentes. “Mi clientela me dice ‘¿Y ahora dónde voy a encontrar esas ropas?’ Y la verdad es que no sé adónde mandarles”, observa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La Camerana está en sus últimos suspiros, pero sigue repleta de clientes que hacen sus pedidos ya pensando que no podrán más comprar ahí. Sainz recuerda el slogan que le transmitieron al llegar al negocio y que asegura haber dado seguimiento: “Aquí podía vestirse el abuelo y el nieto”, cuenta el director, ya usando los verbos en el pasado para referirse a la tienda. “Algo pasa en el mercado y es que tiendas como la nuestra cierran, pero no abren. Solo se abren franquicias”, se lamenta el director. El día 1 de abril, un nuevo negocio empezará a instalarse en el número 16 de la calle de Postas. Carlos Sánchez Sainz eligió con cuidado a quien alquilar el espacio – los nuevos dueños son de capital español, muy serios y saben lo que hacen. Será una franquicia de las tiendas Natura.

Archivado En