Crítica

El arte del trío

Uri Caine elevó los ánimos del personal durante el Festival de jazz de Barcelona

Dos dianas seguidas del Festival de jazz barcelonés y, además, en el mismo local, y con la misma formación instrumental: el trío de piano, contrabajo y batería. Si el miércoles los Children Of The Light ofrecieron un concierto magnífico, el jueves fue el nuevo trío de otro viejo conocido de los escenarios barceloneses, Uri Caine, el que elevó los ánimos del personal hasta lo más alto.

Encontrar el equilibrio perfecto entre un piano, un contrabajo y una batería no es cosa fácil, aunque prácticamente todos los pianistas de la historia del jazz lo han intentado. Caine casi lo ha conseguido...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Dos dianas seguidas del Festival de jazz barcelonés y, además, en el mismo local, y con la misma formación instrumental: el trío de piano, contrabajo y batería. Si el miércoles los Children Of The Light ofrecieron un concierto magnífico, el jueves fue el nuevo trío de otro viejo conocido de los escenarios barceloneses, Uri Caine, el que elevó los ánimos del personal hasta lo más alto.

Encontrar el equilibrio perfecto entre un piano, un contrabajo y una batería no es cosa fácil, aunque prácticamente todos los pianistas de la historia del jazz lo han intentado. Caine casi lo ha conseguido con esta formación. Su piano todavía domina la situación, pero lo es, sin duda, por el espíritu de sus composiciones ya que los tres instrumentistas se complementan perfectamente sobre el escenario sin dejar espacios vacíos y huyendo prácticamente siempre de los largos solos encadenados.

Uri Caine Trio

FESTIVAL DE JAZZ DE BARCELONA
Uri Caine Trio.
Conservatori del Liceo
Barcelona, 29 de octubre.

El pianista estadounidense que nos sorprendiera hace ya más de una década con sus disparatadas y adictivas versiones en clave jazzística de Bach, Beethoven, Schumann o Mahler practica ahora un estilo tremendamente rítmico y abierto que atrapa inmediatamente y te obliga a viajar con él a los parajes más dispares y coloristas. A caballo entre un clasicismo que va mucho más allá de la raíces del jazz y la ausencia total de cortapisas estéticas, Caine propone un viaje cargado de sobresaltos, reconfortantes sobresaltos, en el que cualquier espectador con la mente abierta puede sumergirse con auténtico placer.

Un viaje en el que el contrabajo de otro grande, Mark Helias, tiene un peso específico importante tanto por su envolvente sonoridad como por su constante inventiva. No se queda atrás el despliegue rítmico de Clarence Penn que, sin excesos innecesarios, supo construir el entramado idóneo sobre el que danzaban su dos compañeros.

 

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En