Viaje al pasado hipotético

El festival VillaManuela abre su tercera edición con una expo colectiva en el Centro Cultural Conde Duque

Una obra de Will Sweeney.

Este será el tercer año de Villamanuela. Fue en 2013 cuando un grupo de promotores, comerciantes y en general, agitadores culturales de Malasaña empezaron a programar en el barrio y aledaños un festival de tres días. Pero antes de que, el 9 de octubre, se ponga en marcha el plato fuerte, una ecléctica programación musical que va del garage rock de The Sonics a la electrónica de Lindstrom pasando por el free jazz, de Matana Roberts, empiezan a llegar el resto de actividades.

La más tempranera es u...

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Este será el tercer año de Villamanuela. Fue en 2013 cuando un grupo de promotores, comerciantes y en general, agitadores culturales de Malasaña empezaron a programar en el barrio y aledaños un festival de tres días. Pero antes de que, el 9 de octubre, se ponga en marcha el plato fuerte, una ecléctica programación musical que va del garage rock de The Sonics a la electrónica de Lindstrom pasando por el free jazz, de Matana Roberts, empiezan a llegar el resto de actividades.

La más tempranera es una exposición que ayer se inauguró en el Centro Cultural Conde Duque. Arqueología prohibida es una muestra colectiva en la que siete artistas que rondan los 40 años, procedentes de cuatro países, juegan con el concepto arqueología en obras de diferentes formatos. “Hay escultura, cerámica, fotografías, grafito sobre papel y técnicas mixtas”, recapitula Rafa Suñén (Madrid, 1978), comisario de la muestra.

Más exactamente juegan con el concepto criptoarquealogía: esos presuntos hallazgos que pondrían patas arriba nuestra concepción de la historia. Ahí caben ruinas de continentes perdidos; restos de razas humanoides extinguidas, vestigios de idiomas intraducibles… “Se trata de una serie de obras que reevaluan las teorías establecidas que explican nuestro pasado, nuestro origen y las etapas en nuestro desarrollo. Historias que abren un espacio de posibilidades fantásticas”.

Es arte más psicodélico que pop. Si algo tienen en común creadores como los británicos Will Sweeney y Jethro Haines, es que han creado sus propios universos lisérgicos. “El imaginario de Will se desboca en minuciosos trabajos. Están llenos de criaturas misteriosas, de macarras, de humanoides punks, de mutantes ocultistas, de extraños ritos paranormales y vegetales psicotrópicos. Jethro pasó su infancia en Kuwait, donde se enamoró de la naturaleza, corriendo por el desierto con los lagartos y buceando. Sus obras reflejan una afinidad con el mundo natural que continua evolucionando, ya sea en maquetas, ilustración, fotografía o video”, explica el comisario.

Ambos han colaborado con otro de los participantes, el japonés Susumu Mukai, un peculiar creador que además de artista es músico en proyectos como Zongamin, o Finger Bravo.

La aportación madrileña viene de la mano de Luis Perez Calvo, que combina como pocos lo extraterrestre con lo castizo, algo que cobra sentido cuando se sabe que se crió en Lavapiés. Medio madrileña se puede considerar también a la alemana Lilli Hartmann, “su obra se desarrolla de manera natural entre el videoarte, la fotografía, la performance, la escultura y el dibujo”, explica Suñén.

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Aunque posiblemente el más conocido en la ciudad sea el grafitero parisiense Eltono. Sus geometrías han sido parte del paisaje urbano desde hace más de una década. Viene de exponer en el Instituto Cervantes de Paris, ciudad en la que ayer también inauguraba muestra indivual el catalán Sixe Paredes, séptimo pasajero de esta nave. Un viaje, dice Suñén: “por un conjunto de misterios, algunos fascinantes, otros cómicos”.

Arqueología Prohibida. Hasta e 11 de octubre. Sala 1 del Centro Conde Duque.

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