Mascarell y el deseo político

El consejero de Cultura asegura que está dispuesto a continuar en la Generalitat tras el 27-S, pese a haber manifestado su intención de retirarse

El candidato Raül Romeva rodeado de excargos socialistas en un acto electoral de Junts pel Sí, entre ellos Toni Comín, Marina Geli, Magda Casamitjana y Ferran Mascarell, segundo por la derecha.

“He leído a Maquiavelo, a Bobbio, a Harnecker, a los constitucionalistas españoles y catalanes. Todos hablan de política. Yo he vivido la política. Lo que ellos escriben y lo que yo he vivido no se parece demasiado”. Por eso, Ferran Mascarell, último consejero de Cultura, está empeñado en explicar la política tal y como la ha vivido. “La de ahora y la de antes”, matiza el que también fue consejero del último gobierno socialista de Pasqual Maragall. La política le pesa a Mascarell. Tanto que está dispuesto a posponer sus re...

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“He leído a Maquiavelo, a Bobbio, a Harnecker, a los constitucionalistas españoles y catalanes. Todos hablan de política. Yo he vivido la política. Lo que ellos escriben y lo que yo he vivido no se parece demasiado”. Por eso, Ferran Mascarell, último consejero de Cultura, está empeñado en explicar la política tal y como la ha vivido. “La de ahora y la de antes”, matiza el que también fue consejero del último gobierno socialista de Pasqual Maragall. La política le pesa a Mascarell. Tanto que está dispuesto a posponer sus reflexiones que se plasmarán en, al menos, tres libros. Por eso, quiere matizar su deseo manifiesto de retirarse de la primera línea de la política: “En un gobierno tienes una especie de contrato con un presidente que termina con la convocatoria de las elecciones. Tengo muchas ganas de hacer política cultural reflexionando sobre lo que he hecho y lo que he vivido. Pero este país está viviendo un momento apasionante y si alguien cree que yo, como persona independiente, hay algo que puedo hacer y que a mí me parezca interesante, lo pensaré y las reflexiones pueden esperar. Ya lo he hecho en otras ocasiones, pero nunca dejaré la política", asegura el político que no duda en calificar su paso por el gobierno de Mas “como una de las mejores experiencias políticas que he vivido”. No obstante, deja claro que su continuidad no tendría que ser en la consejería: “Hay muchas cosas interesantes que puedo hacer”.

En cuanto a su no inclusión en la lista Junts pel Sí, Mascarell asegura sentirse “muy bien representado. Hay mucha gente del mundo de la cultura, pero no todo el mundo tiene que estar en todos lados”. Sin embargo, el consejero ha hecho acto de presencia en la campaña. En la noche del sábado dio su apoyo a Raül Romeva en el Pati Llimona de Barcelona junto a otros excargos socialistas, como Marina Geli y Toni Comín.

“Si alguien cree que hay algo que puedo hacer y me parezca interesante, lo pensaré”

Mascarell ha hecho un viaje desde el federalismo hasta el nacionalismo en los últimos diez años. Por eso sorprende definiéndose como nada nacionalista y si federalista: “Si por nacionalista entiendes una solo idea que es que tu país es una nación, soy nacionalista, pero si entiendes todo lo que conlleva la ideología, no”. Y propone un “cierto iberismo, un pacto de cooperación con España. “La Cultura española sigue siendo una cultura de referencia para mí. Me interesan Cervantes, Machado, la novelística castellana y latinoamericana; todo forma parte de mi cultura y no tengo deseo de abandonarlo. Hablo del Estado no de la cultura española”.

Mascarell califica de apasionante el cambio que se está viviendo: “El sistema político catalán a partir del 1 de octubre entrará en una profunda mutación, la propia lista de Junts pel Sí es fruto de este cambio”. El político, tras asegurar que durante los últimos años ha tenido que lidiar con la crisis económica que ha llevado a un descenso del 30% en el consumo cultural y una reducción de los presupuestos públicos del 25%, del cambio demográfico y tecnológico, “además de una práctica desaparición del Ministerio de la escena catalana”, mantiene que el sistema cultural catalán actual tiene más capacidad e instrumentos que hace cinco años. “Hemos hecho un reset del sector”.

En cuanto a la posibilidad de que su sucesor en la consejería introduzca grandes cambios e interrumpa sus planes y proyectos Mascarell tiene claro: “Siempre puede pretenderse hacer ver que se corta con el pasado, pero las buenas políticas son de continuidad; yo he intentado que la consejería sea un lugar de integración de miradas y por lo tanto un lugar que acabe con la guerra fría que la cultura ha vivido entre pujolistas y maragallistas. Toda mi política ha sido intentar que esto, que no es real, acabe. Si se pone demasiado acento en la ruptura es porque no hay política de futuro”.

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