La policía gallega infla estadísticas con actuaciones innecesarias

Un enfrentamiento entre sindicalistas y jefes en A Coruña revela el descontrol Partes de servicio de los agentes detallan inspecciones duplicadas

Un policía adscrito a la Xunta habla con el vicepresidente Rueda en un acto en el Camino de Santiago en agosto de 2010.ÓSCAR CORRAL

La unidad adscrita a la Xunta del Cuerpo Nacional de Policía, la denominada policía autonómica, infla sus estadísticas con actuaciones innecesarias o repetidas que ocupan el tiempo de sus agentes sin que luego tengan un reflejo en ninguna sanción o expediente administrativo. Así lo demuestran diversos documentos que está sacando a la luz la guerra abierta en la sede de la policía autonómica en A Coruña entre los representantes sindicales de los agentes y sus mandos, que se está saldando con sanciones y expulsiones de los primeros y denuncias judiciales por acoso sobre los segundos.

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La unidad adscrita a la Xunta del Cuerpo Nacional de Policía, la denominada policía autonómica, infla sus estadísticas con actuaciones innecesarias o repetidas que ocupan el tiempo de sus agentes sin que luego tengan un reflejo en ninguna sanción o expediente administrativo. Así lo demuestran diversos documentos que está sacando a la luz la guerra abierta en la sede de la policía autonómica en A Coruña entre los representantes sindicales de los agentes y sus mandos, que se está saldando con sanciones y expulsiones de los primeros y denuncias judiciales por acoso sobre los segundos.

Año tras año los anuarios de la policía autonómica reflejan un constante incremento de sus actuaciones en todo tipo de ámbitos. Sin embargo, al menos en la sede coruñesa de la unidad, no todas valen finalmente para algo. Según partes de servicio a los que ha tenido acceso este diario, los agentes han sido enviados por sus superiores a inspeccionar explotaciones equinas a más de 50 kilómetros de su sede apenas unos días después de que ya lo hubieran hecho otros compañeros suyos, por lo que no pudieron obtener ninguna información a mayores de la recabada anteriormente. En otra ocasión, se encargaron tareas de control del marisqueo furtivo en una zona rocosa un día en el que el temporal que se registraba hacía imposible que ninguna persona se pudiese acercar a donde se crían los percebes.

Peor escribir a boli que dar positivo

D. R.

Además de promover la expulsión de los tres representantes sindicales de la plantilla de A Coruña, los mandos autonómicos han impulsado expedientes sancionadores de la Dirección General de la Policía a otros varios agentes que los sindicatos policiales consideran improcedentes y que enmarcan en una campaña de acoso laboral por parte de los mandos. Así lo denunciaron, además de ante la justicia, en una comparecencia conjunta en Santiago el pasado 20 de enero los tres principales sindicatos policiales, que comparecieron amordazados y arropados por los sindicatos generalistas y las asociaciones de la Guardia Civil. Allí mostraron ejemplos de sanciones que consideran desproporcionadas, como por ejemplo la suspensión de cinco días de empleo y sueldo a un agente por cubrir partes a bolígrafo y no a ordenador. Como comparación, se sancionó con apenas cuatro días a un jefe policial que fue cazado ebrio al volante en Santiago en noviembre de 2013 y que provocó un altercado con la Guardia Civil, incidencias que luego fueron borradas de forma irregular del registro oficial de la policía autonómica.

En los últimos dos años, según los datos aportados por los sindicatos, se han abierto más expedientes disciplinarios a agentes de la sede de A Coruña, 23, que en las dos décadas anteriores, 17.

Según las denuncias que han realizado los representantes sindicales de los agentes, y así se puede comprobar en algún parte de servicio, las actuaciones de contravigilancia que realiza la policía autonómica en A Coruña también se ejecutan sin reparar en su alcance o su duplicidad. Los agentes deben identificar día tras día los mismos vehículos estacionados en los mismos lugares, en las proximidades de edificios oficiales o viviendas de cargos públicos, aunque no les despierten sospechas y ya sepan por identificaciones anteriores que pertenecen a vecinos de la zona. Entre la documentación consultada figura incluso una denuncia contra un taller mecánico remitida por el jefe provincial de la policía autonómica a las consellerías de Medio Ambiente e Industria que no se corresponde con el acta de inspección levantada en el lugar por los agentes. En ese acta inicial los policías no detectaron las irregularidades que su superior reflejó luego en su denuncia, que consistían en la supuesta ausencia de varios permisos que el taller sí tenía, que había mostrado a los agentes y que no le costaría volver a mostrar a la Administración.

En marzo del año pasado los sindicatos SUP y UFP enviaron una carta al vicepresidente Alfonso Rueda denunciando estas y otras supuestas actuaciones innecesarias. Su departamento asegura que ya entonces analizó cada caso y respondió que se cumplieron los protocolos en la identificación de vehículos y que no hay ninguna denuncia que varíe el parte de los agentes, en contra de lo comprobado por este diario. Pero obvia las inspecciones duplicadas y defiende la vigilancia de furtivos en las rías con cualquier meteorología sin valorar si son procedentes en zonas rocosas.

Este tipo de actuaciones innecesarias se vienen produciendo en la sede coruñesa de la policía autonómica, según los sindicatos, desde que en abril de 2012 llegaron a ella dos nuevos mandos, el inspector jefe provincial Antonio Nieto y el inspector Javier Teijido. Esos superiores han promovido la expulsión de la unidad adscrita a la Xunta y su reintegro en unidades generales del Cuerpo Nacional de Policía de los tres representantes sindicales de la plantilla por sus “continuas y recurrentes denuncias, escritos, manifestaciones y salidas a la opinión pública”. En la resolución que acuerda la expulsión de uno de los agentes, el propio director general de la Policía, Ignacio Cosidó, elogia las reformas realizadas por los nuevos jefes en la sede coruñesa, lo que a su juicio “se tradujo en una mejora de la eficacia del trabajo policial, situándola poco a poco en la órbita de la media de resultados en la estadística global”. La preocupación de los jefes policiales por esos resultados estadísticos se comprueba también en la memoria anual de actividades de la unidad adscrita, en la que se detallan como objetivos “realizar un control y seguimiento efectivo del rendimiento individualizado de todo el personal” y un “seguimiento diario de la estadística”.

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