Opinión

Asistencia sanitaria y asistencia policial

En la aplicación de las medidas de fuerza existe un riesgo físico para la persona que padece un trastorno

El pasado sábado 29 de noviembre, este periódico publicó un interesante artículo titulado Mossos y enfermedad mental: el caso Bayard,en el que los psiquiatras Jordi Obiols y Susana Subirà planteaban algunas cuestiones sobre las cuales quisiera también hacer unas aportaciones.

La policía se halla a diario en situaciones en las que están implicadas personas que padecen algún tipo de trastorno mental. Son casos especialmente complicados por la alteración psiquiátrica de estas personas y por la gran imprevisibilidad de estas situaciones. Exigen, tanto de la policía como de los miem...

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El pasado sábado 29 de noviembre, este periódico publicó un interesante artículo titulado Mossos y enfermedad mental: el caso Bayard,en el que los psiquiatras Jordi Obiols y Susana Subirà planteaban algunas cuestiones sobre las cuales quisiera también hacer unas aportaciones.

La policía se halla a diario en situaciones en las que están implicadas personas que padecen algún tipo de trastorno mental. Son casos especialmente complicados por la alteración psiquiátrica de estas personas y por la gran imprevisibilidad de estas situaciones. Exigen, tanto de la policía como de los miembros de los servicios sanitarios, grandes dosis de persuasión y habilidades personales que permitan un mínimo de entendimiento y comunicación con quien tiene trastornadas sus capacidades cognitivas. Lamentablemente, a veces es necesario el uso mínimo y proporcional de la fuerza, que implica la posibilidad de un daño físico, ya sea para el propio enfermo mental o para aquellos que tratan de contenerlo cuando es indispensable.

Una parte considerable de las actuaciones asistenciales de las unidades de seguridad ciudadana de los Mossos d'Esquadra están relacionadas con requerimientos con enfermos mentales. En ocasiones son los propios servicios sanitarios quienes requieren la presencia de la policía para asegurar su propia integridad física ante el riesgo que representa una persona que se debe ingresar en un centro psiquiátrico. Otras veces, los ciudadanos requieren la ayuda de una patrulla debido a la inseguridad que causa quien resulta tener una enfermedad mental. En todo caso, nunca hay dos situaciones iguales. Y no siempre hay un diagnóstico preciso cierto respecto a la posible alteración mental.

En este sentido, quiero resaltar el alto grado de profesionalidad y compromiso de los Mossos d'Esquadra, que cada día se enfrentan a situaciones difíciles a las que deben dan respuesta de forma inmediata. Las estadísticas indican que la inmensa mayoría de actuaciones con enfermos mentales se resuelven satisfactoriamente y sin que sea necesario usar la fuerza. Sin embargo, la sobredimensión pública de algunas intervenciones policiales comporta, a veces, ciertas interpretaciones que no se ajustan completamente a la realidad.

Las estadísticas indican que la mayoría de actuaciones con enfermos mentales se resuelven satisfactoriamente y sin que sea necesario usar la fuerza.

Lo cierto es que la función asistencial es una de las prioridades del cuerpo de Mossos d'Esquadra. Por este motivo, la formación policial incluye el conocimiento de las características básicas de los principales trastornos psicológicos y el aprendizaje de recursos de interacción con los ciudadanos que los padecen. Se profundiza en las habilidades sociales, en las pautas comunicativas y en las técnicas de autocontrol. Además, se potencian las capacidades y aptitudes persuasivas que permiten gestionar de la mejor forma posible las situaciones con enfermos mentales.

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Recientemente he tenido conocimiento de una situación con un enfermo mental. Su madre había solicitado el ingreso en un centro psiquiátrico de su hijo, que padecía un trastorno psicológico grave y estaba muy alterado, y con peligro cierto de causarse graves daños a sí mismo o lesiones a otras personas. Pese a la insistencia del personal sanitario por persuadirlo, el chico se negaba a acompañarles. Entonces, la madre requirió la presencia de los Mossos, que finalmente lograron convencerlo para que se subiera a la ambulancia. Los propios servicios psiquiátricos presentes en la actuación reconocieron que sin la habilidad de los agentes la situación se habría enquistado. Es un ejemplo claro de la profesionalidad, experiencia y preparación de nuestra policía.

Debo añadir que el Departamento de Interior colabora con los Departamentos de Justicia y Salud y cumple rigurosamente con el protocolo de actuación para la atención a las urgencias, los traslados y los ingresos involuntarios urgentes de personas con enfermedad mental. Es cierto que se establece como “excepcional” la participación de los cuerpos de seguridad en una situación de este tipo, pero también lo es que estas situaciones no son excepcionales. De modo, que su presencia se requiere habitualmente en conflictos donde se produce una alteración del orden público o a solicitud de los servicios sanitarios.

Por tanto, cuando los Mossos d'Esquadra intervienen en casos de enfermos mentales lo hacen respetando sus derechos y aplicando lo establecido en dicho protocolo. Actúan con profesionalidad, rigor y compromiso. Sin embargo, en la aplicación de las medidas de fuerza siempre existe un riesgo físico ya sea para la persona que padece el trastorno o para la persona (policía o sanitario) que lo contiene. Que finalmente el riesgo se materialice no debe interpretarse como síntoma de mala praxis.

Albert Batlle Bastardas es director general de la Policía de la Generalitat de Catalunya

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