Los paisajes humanos de Chen Zhen

Blueproject Barcelona expone la obra de uno de los artistas chinos más influyentes

Dos de las obras instaladas en la galería de Chen Zhen.

Han pasado ya 14 años desde el prematuro fallecimiento de Chen Zhen (Shanghái, 1955 – París, 2000) considerado uno de los más relevantes representantes del nuevo arte chino, pese a su breve trayectoria. “Transcurrieron 14 años desde que Chen Zhen abandonó China en 1996 y pudo crear sin coerciones ni censuras. Han pasado 14 años más desde su muerte en el 2000 y finalmente está a punto de salir el primer volumen del catálogo razonado de su obra”, indica la viuda del artista Xu Min, en Barcelona para presentar Chen Zhen: In-Between, su primera exposición individual en España.

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Han pasado ya 14 años desde el prematuro fallecimiento de Chen Zhen (Shanghái, 1955 – París, 2000) considerado uno de los más relevantes representantes del nuevo arte chino, pese a su breve trayectoria. “Transcurrieron 14 años desde que Chen Zhen abandonó China en 1996 y pudo crear sin coerciones ni censuras. Han pasado 14 años más desde su muerte en el 2000 y finalmente está a punto de salir el primer volumen del catálogo razonado de su obra”, indica la viuda del artista Xu Min, en Barcelona para presentar Chen Zhen: In-Between, su primera exposición individual en España.

La exposición, organizada por Blueproject Foundation de Barcelona con la colaboración de la Galería Continua de San Gimignano (Italia), reúne cinco instalaciones de grandes dimensiones, todas del año 2000. “Chen Zhen estaba débil y cansado y tuvo varias premoniciones de que su fin estaba cerca, así que su natural interés por el cuerpo humano y su ritmos, la fragilidad de la vida, su equilibrio y sus límites se incrementó aun más”, recuerda Xu Min, que debido a los estrictos controles de la inmigración de su país, pudo reunirse con su marido en París sólo tres años después de su salida.

Los órganos de cristal de Chen Zhen.

Las obras, en muestra hasta el 22 de febrero, revelan una profunda reflexión sobre las diferencias culturales entre Oriente y Occidente, sobretodo por lo que concierne la espiritualidad, la relación con el cuerpo y la práctica de la medicina. Criado en una familia de médicos, a los 25 años Chen Zhen descubrió que padecía anemia hemolítica, un diagnostico cruel que dejaba poco margen para la esperanza. Sin embargo, los cinco años que le vaticinaron en un principio, se convirtieron en veinte, durante los cuales creó un corpus de obras poético e impactante, narrativo, pero nunca didascálico, delicado y espeluznante a la vez, como la mesa anatómica sobre la que se despliega un paisaje interior formado por los órganos del cuerpo humano, reproducidos en cristal, para subrayar sus límites y fragilidad. Entre todas destaca el Jardín Zen, la maqueta de una gran instalación monumental que el artista quería colocar en la cumbre de una colina cerca de Volterra (Toscana, Italia). “Es una montaña extraordinariamente parecida a las que hay en China. Durante las investigaciones para conseguir los permisos, descubrimos que en la antigüedad fue un enclave espiritual con mucha importancia desde el punto de vista geomántico”, asegura Xu Min, delante de los dibujos que Chen Zhen realizó como esbozos del que habría sido su proyecto de más envergadura. La obra consiste en un entorno cercado, donde los visitantes pueden pasearse entre enormes reproducciones en alabastro de los principales órganos internos, enroscados con gigantescos instrumentales médico quirúrgicos, utilizados en la medicina tradicional china. “Tanto los instrumentos como la forma de los órganos, proceden de un antiguo libro tibetano de anatomía. Es la realidad del hombre frente a la realidad del mundo”, explica Xu Min, que a pesar de los numerosos problemas técnicos, aun no ha descartado la idea de poderla realizar.

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