Valdés Leal abandona su retiro sevillano

Madrid expone un lienzo del pintor barroco que solo ha salido del Hospital de la Caridad dos veces en cuatro siglos

Lourdes Núñez frente al lienzo 'In ictu oculi', de Valdés Leal.paco puentes

Desde que se colgaron en 1672, los dos lienzos que Juan Valdés Leal pintó para la iglesia del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla han permanecido siempre en su sitio. Las Postrimerías pudieron verse por primera vez fuera del templo en 1991, en una gran retrospectiva del pintor barroco en los museos de Bellas Artes de Sevilla y el Prado de Madrid. Después, en 2007, se prestó solo uno de ellos,...

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Desde que se colgaron en 1672, los dos lienzos que Juan Valdés Leal pintó para la iglesia del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla han permanecido siempre en su sitio. Las Postrimerías pudieron verse por primera vez fuera del templo en 1991, en una gran retrospectiva del pintor barroco en los museos de Bellas Artes de Sevilla y el Prado de Madrid. Después, en 2007, se prestó solo uno de ellos, Finis gloriae mundi, para la exposición Teatro de grandezas y, desde el pasado 1 de septiembre una reprografía ocupa el lugar del otro: In ictu oculi.

El gran lienzo, de 235 x 230 centímetros, está desde hace casi dos meses en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) preparándose para participar en la exposición A su imagen, que se inaugurará en el Centro Cultural de la Villa de Madrid el 18 de noviembre. La obra, en la que la muerte está apagando una vela, que representa la vida, y a sus pies se encuentran los símbolos de la Iglesia católica, la monarquía, el ejército y la cultura, partirá este viernes para Madrid. Las Postrimerías, considerada por muchos estudiosos como la obra maestra de Valdés Leal (Sevilla, 1622-1690), sintetiza el pensamiento que Miguel de Mañara, creador del discurso iconográfico de la iglesia de la Caridad, virtió en su obra Discurso de la verdad y constituye una advertencia a los mortales de que todo lo material se deja atrás y lo único que importa tras la muerte son las buenas obras.

"Lo que hemos hecho es un adecentamiento previo a la exposición. El lienzo solo se ha tocado en zonas concretas, especialmente en los bordes, donde la pintura se había levantado y hemos hecho una fijación de la película pictórica. En general, el cuadro estaba en muy buenas condiciones tras la última restauración que hizo en 1975 Alfonso Cañaveral y que incluyó su reentelado", explicó este jueves Lourdes Núñez, la restauradora del IAPH que ha estado pegada al lienzo durante casi dos meses.

'In ictu oculi', uno de los dos lienzos de 'Las Postrimerías', ha pasado dos meses en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 

"El marco, que es el original de la pintura, sí que nos ha llegado en muy malas condiciones. Estaba desensamblado, con las esquinas abiertas y plagado de xilófagos (insectos). Además, el lienzo no estaba ajustado al marco, sino muy holgado y apenas sujeto. Hemos corregido todos esos problemas y ahora se ajusta completamente, pero sin restaurar el marco que tiene sucesivos repintes de varias intervenciones", añade Núñez, maravillada aún por la maestría de Valdés Leal, quien apenas con una pincelada era capaz de crear luz y volumen en el lienzo.

La Hermandad de la Santa Caridad, una institución católica creada en el siglo XV y que todavía hoy funciona como casa de acogida de ancianos sin recursos, ha dejado salir uno de sus más preciados tesoros a petición de la Conferencia Episcopal Española, organizadora de la muestra, que se ha encargado de los gastos que supone la puesta a punto del lienzo en el IAPH, los seguros y los traslados. La iglesia de la Santa Caridad, una de las pocas que se conserva casi como fue ideada en el último tercio del siglo XVII, es obra del arquitecto Leonardo de Figueroa y cuenta también con una serie de pinturas de Murillo, esculturas de Pedro Roldán y un espectacular altar mayor de Simón de Pineda.

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La obra, que dio una injusta fama de macabro a su autor, es un recordatorio de que la muerte iguala a los hombres y que tan solo las buenas obras cuentan porque fama, gloria, riquezas y hasta sabiduría no sirven para nada en el otro mundo. In ictu oculi (En un abrir y cerrar de ojos) lleva colgado en el sotocoro de la Caridad nada menos que 342 años, ahora el público podrá mirar a la cara a la muerte durante casi cuatro meses.

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