Fruta Espinosa

El creador de 'Pulseras rojas' presenta su cortometraje, preseleccionado a los Oscar

Albert Espinosa, el director de 'Pitahaya'.Carles Ribas

¿Qué mejor que un fruto espinoso en manos de Albert Espinosa (Barcelona, 1973) para dibujar una tierna alegoría sobre la superación personal, un asunto que puede llegar a resultar espinoso? Rica en hierro, calcio y fósforo, la pitahaya –una fruta tropical de cáscara color rojo purpúreo o amarillo procedente de Centroamérica- da nombre al primer cortometraje que firma el polifacético ...

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¿Qué mejor que un fruto espinoso en manos de Albert Espinosa (Barcelona, 1973) para dibujar una tierna alegoría sobre la superación personal, un asunto que puede llegar a resultar espinoso? Rica en hierro, calcio y fósforo, la pitahaya –una fruta tropical de cáscara color rojo purpúreo o amarillo procedente de Centroamérica- da nombre al primer cortometraje que firma el polifacético creador de Pulseras rojas. “Se trata de una historia pequeña, escrita hace unos años pero que ahora necesitaba explicar”, confesó ayer durante su presentación. Una historia, señaló, “que se detiene justo en aquel momento en que todos podemos decidir cambiar nuestras vidas”. La cinta, que podrá verse a partir del 25 de octubre en pitahaya.es, ya ha sido premiada en el Festival de Cine Urbanworld de Nueva York en la categoría de mejor corto narrativo, lo que le ha valido ser una de las 43 preseleccionadas para los Oscar. Una noticia que el propio Espinosa hacia pública el pasado 2 de octubre, con un tuit marca de la casa: “El día que estreno pierna llega a @TheAcademy inscripción de @PitahayaFilm para Oscars! Espero entrar con buen pie”.

En Pitahaya, Espinosa narra la decisión de un niño de 10 años (interpretado por el jovencísimo Rubén Sánchez) que durante una excursión escolar a Mercabarna decide vivir una experiencia que le marcará para siempre: perderse por esta inmensa ciudad alimentaria para así poder mudar su apocada piel. Tras apartarse del grupo y pasar la noche en compañía del propietario de una frutería (Francesc Garrido), conseguirá vencer sus miedos. “Si te pierdes de pequeño no te perderás de mayor”, asegura el protagonista antes de lamentar: “No nos enseñan a crecer”. El combate contra la cobardía, de hecho, monopoliza el guion del corto, que también firma Espinosa. “Ser valiente”, escribe, “solo está al alcance de aquellos que antes han sido cobardes”. “Y quizás si has sido un pequeño cobarde”, concluye, “puedes llegar a ser un gran valiente”.

Con una innata pulsión por bautizar su obra con títulos serpenteantes –No me pidas que te bese, porque te besaré (2008), El fascinante chico que sacaba la lengua cuando hacia trabajos manuales (2009), Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tu y yo (2010) o Si tú me dices ven lo dejo todo pero dime ven (2012), por citar sólo algunas-, Albert Espinosa destacó las virtudes de Mercabarna, el mayor mercado mayorista de Cataluña donde trabajan 23.000 personas y que, como asegura uno de los personajes, “alimenta a la ciudad aunque ésta no lo sabe”. “Se trata”, explica eufórico el escritor y guionista barcelonés, “de un plató de rodaje increíble. Durante los tres días de filmación la vida no paró ni un solo instante y pude rodar como lo hacía la nouvelle vague, sin pedir permiso”. A sus dos actores, palabras de elogio y una “seria” advertencia sobre Rubén Sánchez: “Vais a verlo crecer en la pantalla porqué haremos muchas películas juntos”.

De momento, el que crece, pese a ser un corto, es Pitahaya, que en los próximos meses se mecerá en brazos de los premios Oscar, Goya y Gaudí. “Este corto”, aventuró Espinosa, “tiene mucha vida”.

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