Por qué tengo esperanza en nuestro pueblo

Es admirable la capacidad de superación, la fuerza de voluntad y la valentía de los valencianos en situaciones difíciles

En el último lustro se ha evidenciado un importante cambio en la economía de las familias y en los recursos sociales para los más desfavorecidos. El impacto no ha pasado desapercibido en la calle ni en los hospitales, donde enfrentarse al diagnóstico del cáncer y reunir las fuerzas para la lucha no es tarea fácil y supone uno de los momentos más terribles en la vida de cualquier ser humano. En una situación económica delicada, enfrentarse a una situación así deviene una tarea hercúlea.

 Siento una intensa admiración y profundo respeto hacia la forma en que mis pacientes afrontan esta di...

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En el último lustro se ha evidenciado un importante cambio en la economía de las familias y en los recursos sociales para los más desfavorecidos. El impacto no ha pasado desapercibido en la calle ni en los hospitales, donde enfrentarse al diagnóstico del cáncer y reunir las fuerzas para la lucha no es tarea fácil y supone uno de los momentos más terribles en la vida de cualquier ser humano. En una situación económica delicada, enfrentarse a una situación así deviene una tarea hercúlea.

 Siento una intensa admiración y profundo respeto hacia la forma en que mis pacientes afrontan esta dificilísima situación. Pero los tiempos en los que vivimos me han hecho apreciar y admirar todavía más si cabe la capacidad de superación, la fuerza de voluntad y la valentía de los valencianos y las valencianas cuando se encuentran en situaciones difíciles. Esa fuerza y humanidad es la que me llena de esperanza en el futuro de nuestro pueblo.

Los rápidos y excitantes avances ocurridos en la investigación en cáncer y su rápida traslación a los enfermos también me han animado en mi trabajo. Si echamos la vista muy atrás, muchos 9 d’Octubre antes, en 1953, encontramos el primer hito histórico en investigación que logró “abrir la caja de Pandora”. El descubrimiento que los investigadores Watson y Crick hicieron sobre la estructura de doble hélice de ADN ha marcado más de 60 años de constantes alegrías y unas pocas decepciones en la investigación del cáncer.

Es admirable la capacidad de superación, la fuerza de voluntad y la valentía de los valencianos en situaciones difíciles

Hoy sabemos que es una enfermedad genética y ello nos ha permitido identificar los mecanismos genéticos y moleculares que causan la transformación de las células normales en malignas. Más recientemente, con la secuenciación del genoma humano se produce un segundo punto de inflexión en la lucha contra el cáncer. Pero todavía queda camino que recorrer. La investigación es, y debe ser, una prioridad en nuestra comunidad autónoma, donde cada día cientos de investigadores clínicos y básicos aúnan sus esfuerzos en los diferentes centros de referencia para continuar ganándole la batalla a esta enfermedad, con la ayuda de los sanitarios de todos y cada uno de los centros sanitarios valencianos.

Al pensar en esos profesionales, investigadores y sanitarios, vuelve a invadirme un sentimiento de admiración y orgullo, más aún en una situación económica e institucionalmente compleja como la actual. Gracias a ellos, la oncología, y por extensión la medicina valenciana, está hoy a la altura de las más avanzadas a la hora de aplicar nuevas terapias.

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Nuestra comunidad autónoma fue pionera en los años noventa en la puesta en marcha de programas de prevención precoz del cáncer de mama. Recientemente se han ido incorporando nuevos programas de detección precoz de otros tumores como el cáncer de colon. La aplicación de programas de cribado a nivel poblacional, como la que disfrutamos los valencianos, ha sido reconocida por los expertos internacionales como uno de los grandes hitos en el manejo del cáncer en los últimos años.

Queda mucho por hacer a nivel institucional. Por ejemplo, optimizar los tratamientos que se están aplicando en la actualidad, implementar la investigación clínica para trasladar los beneficios a los pacientes de la manera más rápida y eficaz posible. Además, es imprescindible la aplicación de estrategias por parte de las instituciones dirigidas a humanizar la relación profesional-paciente, permitiendo un entorno que sustente la confianza y fortalezca el vínculo entre ambos. Es tan importante contar con los conocimientos científicos adecuados para tratar a los pacientes como acertar en la forma de comunicarse con ellos. Sabemos que los tratamientos a aplicar a los enfermos deben estar siempre precedidos de una correcta y veraz información. El paciente debe poder decidir con total autonomía.

En más de treinta años dedicados a combatir el cáncer de mama, he visto cómo las mujeres valencianas afectadas por esta enfermedad han sabido plantarle cara, organizarse, romper el estigma existente en la sociedad, incluso recabar fondos para acelerar la investigación. Contamos con un enorme potencial humano, capaz de seguir adelante en las ocasiones más complejas. Son los valencianos y valencianas, profesionales y pacientes, las personas de a pie, las que me inyectan grandes dosis de esperanza en nuestro futuro colectivo como pueblo.

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