Estudiantes a la deriva

La Facultad de Náutica de Barcelona somete a diez estudiantes a un simulacro de supervivencia

Los estudiantes de Náutica en la balsa salvavidas ante la costa de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI

Una embarcación de recreo en la que viajan diez estudiantes de Ingeniería Náutica naufraga y queda a la deriva a más de dos millas (más de 3'5 kilómetros) de la costa de Barcelona durante 24 horas. Los jóvenes consiguen resguardarse en un bote salvavidas del tamaño justo para guarecerles a los diez. Ni un centímetro más. Como avituallamiento cuentan con algunas galletas proteicas y apenas un litro y medio de agua por persona. También disponen de una navaja, material de pesca, bengalas y algunos cohetes. Los casi 30 grados que caen en Barcelona y el vaivén de las olas, serán sus únicos compañer...

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Una embarcación de recreo en la que viajan diez estudiantes de Ingeniería Náutica naufraga y queda a la deriva a más de dos millas (más de 3'5 kilómetros) de la costa de Barcelona durante 24 horas. Los jóvenes consiguen resguardarse en un bote salvavidas del tamaño justo para guarecerles a los diez. Ni un centímetro más. Como avituallamiento cuentan con algunas galletas proteicas y apenas un litro y medio de agua por persona. También disponen de una navaja, material de pesca, bengalas y algunos cohetes. Los casi 30 grados que caen en Barcelona y el vaivén de las olas, serán sus únicos compañeros.

Este es el simulacro al que la Facultad de Náutica sometió ayer a diez de sus alumnos y que finalizará hoy al medio día. Los estudiantes han sido elegidos de entre más de 20 candidatos después de superar una prueba en la que se valoraban sus aptitudes y actitudes. La escuela pretende analizar, por un lado, el comportamiento humano de náufragos, su reacción ante momentos de máxima tensión y su capacidad de liderazgo, y por otro lado, confía en que sirva para evaluar la calidad del material de salvamento.

Los alumnos aprovechaban las últimas horas previas al abandono para ingerir alimentos calóricos, tomar bebidas energéticas y fumarse los últimos pitillos. Los nervios comenzaban a aparecer ya en el barco que les llevaba a alta mar y la primera voz de mando ya se hacía oír por parte de Ramón, estudiante de tercer curso, al que se le advierten maneras de líder.

Es la primera vez que se realiza una maniobra de este tipo en la península, tan solo se había hecho dos veces antes en Tenerife, y se pretende que esta experiencia piloto pueda seguir desarrollándose durante más años y que sirva tanto a alumnos como profesores.

Una vez en tierra, los alumnos relatarán cómo ha ido la experiencia, explicarán cuáles han sido las principales dificultades a las que se habrán tenido que sobreponer y valorarán la iniciativa. Las 24 horas de supervivencia estarán también grabadas gracias a las cámaras go pro varios de ellos portan.

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