Una octogenaria muere tras ser atracada en su portal

La víctima, vecina de Retiro, estuvo una semana en coma profundo

Entrada del edificio donde se produjo el atraco, en Reina Cristina.samuel sánchez

Aurea Julia Sanabria Jiménez, una vecina del distrito de Retiro de 89 años, murió el pasado domingo, después de permanecer más de una semana en estado crítico. La mujer recibió un fortísimo golpe en la cabeza durante un atraco en su portal la noche del sábado 14. En el asalto también resultó herida su vecina y compañera de paseos, Concepción M. L., de 88 años, a la que partieron la mandíbula en el ataque. Hasta el momento no hay ningún detenido por este crimen.

Las dos mujeres habían salido a pasear cuando bajó el sol, como hacían todas las tardes. “Iba muy despacio, andaba un poco lent...

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Aurea Julia Sanabria Jiménez, una vecina del distrito de Retiro de 89 años, murió el pasado domingo, después de permanecer más de una semana en estado crítico. La mujer recibió un fortísimo golpe en la cabeza durante un atraco en su portal la noche del sábado 14. En el asalto también resultó herida su vecina y compañera de paseos, Concepción M. L., de 88 años, a la que partieron la mandíbula en el ataque. Hasta el momento no hay ningún detenido por este crimen.

Las dos mujeres habían salido a pasear cuando bajó el sol, como hacían todas las tardes. “Iba muy despacio, andaba un poco lento, pero salía todos los días tanto a misa como a dar una vuelta”, recordaba ayer una vecina de la fallecida. Cuando estaba regresando a su casa, en el número 5 del paseo de la Reina Cristina, en unas viviendas colindantes al Gobierno Militar, se colaron en el portal dos hombres vestidos con monos de trabajo grises, de unos 45 años aproximadamente. Otras fuentes apuestan a que son dos hombres de nacionalidad magrebí de unos 25 años. Las mujeres subieron en un ascensor para evitar un pronunciado tramo de escaleras.

Los asaltantes las abordaron por la espalda y la emprendieron a golpes con las mujeres, que dada su avanzada edad no pudieron ni defenderse. Según fuentes policiales, a Aurea Julia trataron de asfixiarla por la espalda para que perdiera el conocimiento. La mujer cayó al suelo y se golpeó con una vitrina de cristal en la cabeza.

Los ladrones tampoco se apoderaron de todos los objetos de valor. Se llevaron algunas joyas que tenían las víctimas, pero no todas. Oyeron algún ruido (supuestamente la llegada de un ascensor) y huyeron a la carrera. Se dejaron el bolso de una de las mujeres y otras alhajas, según fuentes de la investigación.

Los vecinos avisaron a los servicios de urgencia. Cuando llegó el SAMUR, Aurea Julia presentaba un fuerte traumatismo craneoencefálico. Fue trasladada con pronóstico crítico al servicio de urgencias del hospital 12 de Octubre. Allí la diagnosticaron un derrame cerebral y algunos coágulos sanguíneos. Falleció el domingo a la una y media de la tarde.

Mientras, su vecina también fue atendida por los sanitarios municipales y trasladada al hospital Gregorio Marañón. Fue intervenida quirúrgicamente la semana pasada y ya recibió el alta. Ahora se encuentra en casa de un familiar cercano.

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La noticia de la muerte de Aurea Julia fue recibida con gran dolor en el inmueble, donde solo residen militares y familiares de estos. En su mayoría son personas que se conocen desde que se entregaron las viviendas, hace ya unos 50 años. “Es una pena porque era una persona muy normal y muy agradable. Era muy católica. Iba todos los días a misa y a veces solía coincidir con ella en la peluquería”, recordaba una vecina, que estaba indignada por la forma en que mataron a Aurea Julia. “Estamos convencidos todos de que la siguieron desde un bar cercano que hay aquí cerca del Retiro”, añadió. En el inmueble hay 60 viviendas.

La víctima enviudó hace más de 20 años. Estaba casada con un comandante del Ejército de Tierra. Tenía cuatro hijas, ocho nietos y cuatro bisnietos. Una de sus aficiones era la lectura, a la que dedicaba mucho tiempo. La mujer será enterrada hoy en el cementerio del Pardo. “Solo espero que haya justicia, que esto no vuelva a ocurrir y que den con ellos cuanto antes. Si los hubieran pillado antes, mi abuela estaría bien ahora”, afirmaba una nieta de Aurea Julia en el tanatorio de la M-30.

“Ha sido un golpe muy duro porque aquí vive mucha gente y nos conocemos desde hace mucho tiempo”, destacaba un vecino. “Ahora tenemos bastante recelo y no nos fiamos de nadie”, concluyó este residente.

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