Un paisaje de influencia oriental recibe el primer premio de Ertibil

Las obras galardonadas, junto a una selección de los aspirantes, se exponen en Bilbao

Bilbao -
La pintora María Azkona ante su obra 8848 en la exposición de la sala Rekalde. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

La obra 8848 metros, un paisaje que plasma la cumbre del monte Everest de la artista María Azcona (Pamplona, 1991), ha obtenido el primer premio Ertibil 2014, que convoca la Diputación de Bizkaia para estimular el trabajo de artistas menores de 35 años en cualquier disciplina visual.

El segundo premio ha sido para Kristina Losa (Vitoria, 1988) por la pintura Concrete, y el tercero Oihana Torre (Bilbao, 1981), por la fotografía ...

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La obra 8848 metros, un paisaje que plasma la cumbre del monte Everest de la artista María Azcona (Pamplona, 1991), ha obtenido el primer premio Ertibil 2014, que convoca la Diputación de Bizkaia para estimular el trabajo de artistas menores de 35 años en cualquier disciplina visual.

El segundo premio ha sido para Kristina Losa (Vitoria, 1988) por la pintura Concrete, y el tercero Oihana Torre (Bilbao, 1981), por la fotografía 49 kubo. Las obras premiadas, junto a 14 piezas seleccionadas entre el centenar presentadas al concurso este año, se exponen  desde este jueves en la sala Rekalde, en Bilbao, donde comienza el recorrido que se extenderá hasta enero del próximo año por siete localidades vizcaínas (Leioa, Gernika, Lekeitio, Barakaldo, Elorrio, Basauri y Sestao) y Vitoria (Centro Cultural Montehermoso).

El titulo de la pintura ganadora remite a la altura del Everest. El jurado destaca las referencias orientales en el tratamiento del paisaje, al utilizar contornos marcados y gradaciones de grises y blancos para marcar los relieves o la ausencia de sombras, pero con resultados diferentes. Las figuras desproporcionadas ponen un toque de humor y las banderolas, de fiesta, pero la escena, destaca el fallo, tiene un aire macabro: dos escaladores parecen estar a punto de morir de frío, y se aprecian más cuerpos a su alrededor. "Los escaladores equipados a la perfección que siguen ascendiendo el Everest flanqueados por cadáveres constituyen  un elocuente síntoma de lo mejor y lo peor de nuestro tiempo", concluyen.

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