Crítica

Grandes voces grandes

La producción coproducida entre el Liceo y el Teatro de la Maestranza de Sevilla con dirección escénica y escenografía de Paco Azorín, es gris en sentido estricto y figurado

Tosca, un concentrado de sexo, muerte y odio es un verdadero elixir para la taquilla pues siempre suele vender todo el papel disponible. Tosca regresó una vez más al Liceo y con fuerza: tres grandes voces grandes se hicieron con los tres potentes personajes centrales y Tosca,una vez más, funcionó de maravilla. Un respiro para el maltrecho Liceo.

Jorge de León, que ya formaba parte del triple reparto que se encargará de las 15 funciones de la obra, substituyó al anunciado Riccardo Massi en el estreno en el papel de Cavaradossi. El joven tenor canario de voz pot...

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Tosca, un concentrado de sexo, muerte y odio es un verdadero elixir para la taquilla pues siempre suele vender todo el papel disponible. Tosca regresó una vez más al Liceo y con fuerza: tres grandes voces grandes se hicieron con los tres potentes personajes centrales y Tosca,una vez más, funcionó de maravilla. Un respiro para el maltrecho Liceo.

Jorge de León, que ya formaba parte del triple reparto que se encargará de las 15 funciones de la obra, substituyó al anunciado Riccardo Massi en el estreno en el papel de Cavaradossi. El joven tenor canario de voz potente y timbrada es todo arrojo y bravura, consciente de la oportunidad que se le brindaba, lo dio todo, incluso demasiado. En el célebre E lucevan le stelle quiso poner tanta carne en el asador que no controló la emisión.

Algo parecido le pasó a Sondra Radvanovsky, Tosca inmensa, una de las mejores del mundo, si no la mejor; en Vissi d’arte, su principal intervención, medio tendida en el suelo, no pudo controlar del todo los apianamientos, en cambio, en la larga escena con Scarpia estuvo sensacional. Ambrogio Maestri, seguro, rotundo, imponente, señoreó el verdadero personaje central de Tosca, el lascivo Scarpia, un príncipe del mal, un papel agradecidísimo, un encanto de personaje.

Paolo Carignani condujo bien a los cantantes y consiguió, en general un buen sonido de la orquesta aunque puntualmente resultó estentórea. Muy notable la prestación del coro y buen nivel en los comprimarios.

La producción coproducida entre el Liceo y el Teatro de la Maestranza de Sevilla con dirección escénica y escenografía de Paco Azorín, es gris en sentido estricto y figurado.

Víctima de la necesidad de tener que decir siempre algo nuevo sobre un drama que no necesita añadidos, esta Tosca funciona pasablemente bien en el primer acto, pero a partir del segundo, en un supuesto camino que nos debe conducir del realismo al simbolismo, se mete en un innecesario y estéril berenjenal con no pocos desaguisados dramatúrgicos y escenográficos, siendo el menor de ellos una perversa tendencia a tirar la soprano por los suelos a la menor oportunidad. ¡Con lo caras que van! Tosca es tan potente, en lo musical como en lo dramático, que sobrevive a sus montajes.

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