Los Mossos vieron dos entregas de sobres del Saratoga a mandos policiales

Un inspector otorga plena “credibilidad” al testimonio de un confidente

Manuel Gutiérrez Carbajo, el confidente que destapó una presunta trama de corrupción policial en torno a los burdeles Riviera y Saratoga (Castelldefels) estaba en lo cierto. La mayoría de las cosas que contó —en particular, que determinados mandos del Cuerpo Nacional de Policía recibían pagos mensuales a cambio de alertar de las redadas en los clubes— se demostraron ciertas. Ésa es, al menos, la versión que sostiene el jefe Anticorrupción de los Mossos d’Esquadra, Antoni Salleras, que lideró la investigación y ayer declaró como testigo en el juicio.

Según Carbajo, entre 2002 y 2006, el ...

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Manuel Gutiérrez Carbajo, el confidente que destapó una presunta trama de corrupción policial en torno a los burdeles Riviera y Saratoga (Castelldefels) estaba en lo cierto. La mayoría de las cosas que contó —en particular, que determinados mandos del Cuerpo Nacional de Policía recibían pagos mensuales a cambio de alertar de las redadas en los clubes— se demostraron ciertas. Ésa es, al menos, la versión que sostiene el jefe Anticorrupción de los Mossos d’Esquadra, Antoni Salleras, que lideró la investigación y ayer declaró como testigo en el juicio.

Según Carbajo, entre 2002 y 2006, el comisario Luis Gómez y el inspector Andrés Otero recibieron sobres con 6.000 euros en efectivo cada mes. Su denuncia fue comprobada, en 2008, por los Mossos. El inspector Salleras explicó ayer que sus agentes presenciaron y grabaron en vídeo, con cámara oculta, dos entregas de sobres de los propietarios de los burdeles a los jefes policiales.

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Los investigadores no pudieron comprobar que dentro de los sobres hubiese dinero. Ni falta que hace, vino a decir Salleras. Disponían de otros muchos indicios que avalaban esa tesis. Por ejemplo, la “dinámica” de las entregas, siempre en restaurantes: el emisor dejaba el sobre encima de la mesa; el receptor no lo tocaba hasta que todos se levantaban y nunca examinaba el contenido. Como los teléfonos ya estaban intervenidos, detalló el inspector, antes de esas cenas unos y otros se intercambiaban llamadas en las que se citaban para entregar “relojes” y “catálogos”. Un lenguaje en clave, afirmó Salleras, para aludir al dinero. En los sobres, finos y alargados, no cabía ningún reloj, añadió. “La entrega es compatible con una lógica aplastante con una entrega de dinero”, remachó.

Salleras dijo que, tras las comprobaciones policiales, otorga plena “credibilidad” al testimonio de Carbajo. Ambos están imputados en otra causa judicial sobre corrupción que afecta a los Mossos. Carbajo, por tráfico de drogas. Y el inspector, por tratar de “protegerle” para evitar su imputación.

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