el futuro del psoe

Luis Planas, un embajador en el PSOE

El aspirante a las primarias andaluzas dice de él: “Soy educado pero no blando”

El socialista Luis Planas.JULIÁN ROJAS

Luis Planas Puchades (Valencia, 1952) ha pillado a todo el mundo a traspié. El miércoles pasado, cuando José Antonio Griñán anunció en el Parlamento de Andalucía que no volvería a repetir como candidato y que abría un proceso de primarias para elegir a su sustituto, Planas dio un paso silencioso, sin ...

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Luis Planas Puchades (Valencia, 1952) ha pillado a todo el mundo a traspié. El miércoles pasado, cuando José Antonio Griñán anunció en el Parlamento de Andalucía que no volvería a repetir como candidato y que abría un proceso de primarias para elegir a su sustituto, Planas dio un paso silencioso, sin focos y sin fanfarria. Algunos periodistas le preguntaron. “Ni descarto ni me encarto”, vino a decir y ese no descartarse para competir en las elecciones internas descolocó a muchos. Planas ha sido secretario general del PSOE de Córdoba, pero no es una persona con “cultura de partido”, como suelen denominar los socialistas a aquellos que han hecho carrera dentro de las agrupaciones del PSOE. Y eso que lleva militando en esta formación desde hace 30 años.

Planas anunció el lunes que concurría a las primarias por “responsabilidad y convicción”. Algunos interpretan que da este paso para “blanquear” una primarias convocadas de manera exprés, sin tiempo para consensuar una alternativa a la presentada por la consejera de la Presidencia e Igualdad, Susana Díaz. Pero los que le conocen dicen que Planas no se prestaría a una maniobra de este tipo. Ni por su currículo ni por su prestigio.

Los críticos también están descolocados porque el también consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente no les ha consultado. Antes de que estos movieran ficha, él se ha mostrado disponible. Se ha tirado a la piscina y ahora hay que llenarla de agua. Cuando el lunes anunció su decisión, llamó algunos dirigentes de este sector para pedirles su apoyo. Para pelear en unas primarias hay que tener un equipo detrás, aunque sea mínimo, alguien que pida y recoja los avales y, que se sepa, él no lo tiene todavía.

Tiene muchas similitudes con el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, seis años mayor que él. Ambos son licenciados en Derecho e inspectores de Trabajo. Planas obtuvo por oposición en 1980 su plaza en Córdoba, donde tiene una casa con vistas a la Mezquita y el Patio de los Naranjos. Ambos se consideran más que políticos, servidores públicos, con una amplia trayectoria profesional. Ambos, también, son unos apasionados de Andalucía por adopción y no por nacimiento. Ha sido diputado en Cortes y europarlamentario.

Al igual que José Antonio Griñán, Planas es licenciado en Derecho e inspector de Trabajo

El aspirante a las primarias llegó por primera vez al Gobierno andaluz de la mano de Manuel Chaves. En 1993 lo nombró, por una crisis provocada al calor de la batalla entre guerristas y renovadores, consejero de Agricultura. En el Gobierno siguiente se hizo cargo de la Consejería de la Presidencia (1994-1996). Fue la etapa más dura para el PSOE, la de la pinza de PP e IU. Rechazó ser presidente del Parlamento en la siguiente legislatura porque consideraba que era demasiado joven para ese cargo. Y vuelve a Bruselas (Europa es otra de sus pasiones) para trabajar primero como jefe de gabinete del comisario Manuel Marín y luego de Pedro Solbes.

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Zapatero lo nombra embajador de Marruecos en 2004. Seis años vivió en Rabat y luego ejerce como embajador de España ante la Unión Europea. Tras el triunfo del PP en noviembre de 2011, volvió a su plaza de inspector de Trabajo en Córdoba, hasta que Griñán lo llama para su gobierno.

Planas, que está casado y tiene dos hijos, se lleva bien con los políticos de la derecha. Habla casi a diario con el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, de las negociaciones de la PAC. “Soy educado pero quienes negocian conmigo saben que no soy blando”, dijo recientemente. Habla inglés, francés y portugués. Le apasiona el arte contemporáneo y viajar. Su amigo Eduardo Moyano, director del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía, dice de él “que es un consumado marsista con ese de Juan Marsé”.

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