el ecuador de la legislatura

Garitano resiste con su política de gestos

Bildu cuida la imagen que proyecta pero no logra poner fin a su aislamiento

Martin Garitano, diputado general de Gipuzkoa, junto al dirigente de Sortu Joxean Agirre, participa en la manifestación convocada durante la última huelga general.javier hernández

El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, la máxi...

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El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, la máxima autoridad de la izquierda abertzale en una institución vasca, está “más que satisfecho” de su gestión durante los dos primeros años de mandato —ayer se cumplió el segundo aniversario de su investidura— al frente de la Diputación. Cuando tomó posesión de su cargo en junio de 2011 proclamó solemnemente que con Bildu en el poder había comenzado “una nueva era histórica” en el territorio, porque esta formación iba a revolucionar la política y las formas de gobernar que hasta entonces estaban al uso. Llegado el ecuador de la legislatura, los partidos de la oposición hacen ahora un balance “muy negativo”, opina el PNV, con una “notable falta de liderazgo”, según el PSE, y de “un auténtico caos”, para el PP.

Garitano está más que conforme con sus obras y con la “nueva dirección” que ha tomado Gipuzkoa desde que se asentó en el trono foral. Ahora el territorio marcha por el carril de la “izquierda” y hacia la “construcción nacional”, destaca el diputado general de estos dos años. El gasto en políticas sociales, los cambios fiscales para que paguen más las grandes fortunas, los acuerdos presupuestarios, el rechazo a las grandes infraestructuras o la paralización de la incineradora son los principales ejemplos que pone Garitano para visualizar la “transformación” que se está operando en Gipuzkoa. Y todo ello, como le gusta repetir al mandatario foral, “lo hemos hecho de una manera diferente, a través de la participación, en euskera e insertando la igualdad en todos los ámbitos”.

Los dos años de Garitano al mando de la Diputación se han caracterizado por una calculada sucesión de gestos e iniciativas para contentar a una galería que observa con agrado su afición por acudir a las manifestaciones, secundar las huelgas, visitar a presos, su viaje a Venezuela a las exequias de Hugo Chávez, la concesión de ayudas económicas a ikastolas de Navarra y el País Vasco francés o sus llamadas a “incumplir leyes injustas” —lo dijo para criticar la actuación de la Ertzaintza para detener en Ondarroa a Urtza Alkorta—, aunque él sí acata una orden judicial que obliga a mantener la bandera española en un lugar visible del palacio foral.

Las protestas contra la recogida de basuras han supuesto un punto de inflexión

Garitano arrancó su mandato echando por tierra dos grandes asuntos que estaban en vías de solución: la gestión de los residuos y la financiación de las carreteras. En 2011 había un consenso político suficiente, después de muchos años de debate en los que no participó la izquierda abertzale a causa de su ilegalización, para aumentar los índices de reciclaje y sustituir los actuales vertederos por una incineradora en Zubieta. También se acordó instalar un peaje en la N-I en Etxegarate, abierto a extender a otras vías de la provincia.

La llegada de Bildu al poder desmontó aquellos acuerdos. Bajo el principio de “no a la incineración” y “no a los peajes”, la Diputación apostó por apoyar a los municipios que querían implantar el sistema de recogida de basura puerta a puerta (PaP), con el argumento de que era la fórmula para evitar la construcción de la planta de combustión. El modelo propuesto por la institución foral le costó el cargo al diputado de Medio Ambiente, Juan Karlos Alduntzin, que fue cesado a mediados de 2012 tras prosperar una moción de censura que apoyaron PNV, PSE y PP.

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La marea de protestas ciudadanas contra el PaP, cada vez más agobiante en los pueblos contra el modelo defendido por los alcaldes de Bildu, han supuesto un punto de inflexión en la política foral de Bildu. Ahora ya no se defiende este modelo, dicen los responsables: “Nosotros defendemos cualquier sistema que logre el 60% de reciclaje”, insisten para ocultar un cambio de estrategia radical en esta materia. Y este viraje ha coincidido precisamente con la decisión de Alduntzin, tomada a finales de mayo pasado, de abandonar la política y dejar de ser jefe de gabinete de Garitano y presidente del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa.

El cambio de discurso en los peajes se ha sostenido sobre la coartada los 900 millones de deuda de la sociedad pública Bidegi

Un giro similar se ha dado en la política de peajes, al pasar de rechazar esta fórmula a proponerla en todas las autovías de la provincia, aunque gratis para los turismos de Gipuzkoa y con un trato preferente para el resto de conductores vascos y navarros. Algo muy distinto a lo que dice textualmente el programa de gobierno de Bildu: “Cualquier política tarifaria sobre las infraestructuras viarias existente... deberá contemplar la posibilidad de un trayecto alternativo al que se tarifique, la calidad del mismo y dónde transcurra”. No hay recorridos alternativos a la N-I, la A-15, la GI-632 o la de Endarlatza, donde Bildu quiere empezar a cobrar a partir de octubre de 2014.

Para justificar el cambio de discurso, la Diputación usa siempre como coartada los 900 millones de deuda que acumula la sociedad pública Bidegi. Si lleva a delante sus planes, Bildu tampoco cumplirá su promesa de romper con las “injusticias” que se seguirán dando entre los ciudadanos guipuzcoanos obligados a usar la A-8 (la Diputación ha reducido el peaje a un máximo de 25 euros mensuales) y los que viven junto a la N-I.

El portavoz del PNV en las Juntas, Markel Olano, considera que Garitano se ha distinguido “por la improvisación y la imposición en muchos aspectos”. “Mientras la Diputación sigue dormida, Gipuzkoa sigue sufriendo”, opina Rafaela Romero, del PSE, para quien “la revolución de Bildu está pendiente y su gestión es una nebulosa con mucha incertidumbre e improvisación”. Juan Carlos Cano, del PP, es especialmente crítico con la “falta de inversión económica y los ataques que están recibiendo los empresarios”. El único aprobado “con nota alta” viene de Idoia Ormazabal, de Bildu, quien destaca que “en Gipuzkoa se ha conseguido cambiar el modelo neoliberal por unas políticas progresistas y sostenibles”.

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