Detenido en Ciutat Vella el jefe de una red de tráfico de inmigrantes

El hombre concertaba bodas de conveniencia entre pakistaníes y portuguesas Los inmigrantes pagaban 10.000 por ceremonia

Cuando llegó la Orden Europea de Detención y Entrega, los investigadores se vieron obligados a quedarse de brazos cruzados. Ali G., presunto cabecilla de una red internacional que se dedicaba a introducir inmigrantes ilegales en Europa, había marchado a Pakistán, su país de origen. Al volver, los investigadores tampoco lo tuvieron fácil. El hombre iba y venía entre los supermercados y restaurantes que regenta en Barcelona. Finalmente, en febrero dieron con él y registraron su restaurante Doner Kebab, de donde se llevaron diversa documentación y un ordenador.

La policía sospecha...

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Cuando llegó la Orden Europea de Detención y Entrega, los investigadores se vieron obligados a quedarse de brazos cruzados. Ali G., presunto cabecilla de una red internacional que se dedicaba a introducir inmigrantes ilegales en Europa, había marchado a Pakistán, su país de origen. Al volver, los investigadores tampoco lo tuvieron fácil. El hombre iba y venía entre los supermercados y restaurantes que regenta en Barcelona. Finalmente, en febrero dieron con él y registraron su restaurante Doner Kebab, de donde se llevaron diversa documentación y un ordenador.

La policía sospecha que Ali G. concertó al menos una decena de matrimonios entre ciudadanos pakistaníes y mujeres portuguesas y tramitó los permisos de residencia en España. A cambio, recibía unos 10.000 euros, según fuentes policiales. Las bodas se celebraban en Dinamarca, según una nota distribuida por el Cuerpo Nacional de Policía, por la “flexibilidad de los trámites en este país”. Luego Ali G. acudía al aeropuerto de Barcelona, donde recogía a los contrayentes y se encargaba de todo el papeleo para conseguir un permiso de residencia en España, que da libertad de movimiento en Europa.

La policía francesa detectó el fraude y detuvo a 11 personas en el país

La operación arrancó en noviembre, cuando el juzgado de instrucción 21 de Barcelona recibió la orden europea para detener a Ali G. La policía francesa había detectado el fraude y detenido a 11 personas en el país. Otras siete fueron detenidas en Portugal y siete más en el Reino Unido.

Ali G. fue arrestado tres meses después y puesto a disposición de la Audiencia Nacional para su extradición. Pero cuál fue la sorpresa de los investigadores cuando el hombre apareció poco después en la sede policial de la UCRIF en Barcelona para reclamarles los diferentes documentos intervenidos. Fuentes policiales aseguran que se le dejó en libertad, a la espera de examinar las pruebas contra él, antes de proceder a su extradición. El hombre no tiene antecedentes, y lleva varios años afincado en España con una tarjeta de residencia de larga duración, según esas mismas fuentes.

En el curso de la investigación afloró también una red de estafas, dirigida desde el Reino Unido, que se dedicaba a captar a ciudadanos portugueses que abrían cuentas bancarias en Francia donde depositaban grandes sumas de dinero. Ganada la confianza del banco, pedían cuantiosos créditos que luego no reembolsaban.

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