Tete Montoliu regresa al Jamboree

Un concierto el domingo recordará al músico, que cumpliría hoy 80 años

Tete Montoliu y Lou Bennet, en Jamboree en 1965.archivo jamboree

Tete Montoliu falleció el domingo 24 de agosto de 1997 tras diversas complicaciones de un cáncer pulmonar. De no haber sido por ello, el más grande de nuestros músicos de jazz habría cumplido 80 años en el día de hoy, una edad en la que muchos músicos conservan todavía intacta su creatividad. Probablemente, ese hubiera sido el caso de Montoliu, ya que sus últimos años fueron indiscutiblemente los mejores de su larga carrera, musicalmente hablando, y todo parecía indicar que su creatividad seguía un camino ascendente.

El tiempo ha pasado, pero su recuerdo perdura entre músicos y aficiona...

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Tete Montoliu falleció el domingo 24 de agosto de 1997 tras diversas complicaciones de un cáncer pulmonar. De no haber sido por ello, el más grande de nuestros músicos de jazz habría cumplido 80 años en el día de hoy, una edad en la que muchos músicos conservan todavía intacta su creatividad. Probablemente, ese hubiera sido el caso de Montoliu, ya que sus últimos años fueron indiscutiblemente los mejores de su larga carrera, musicalmente hablando, y todo parecía indicar que su creatividad seguía un camino ascendente.

El tiempo ha pasado, pero su recuerdo perdura entre músicos y aficionados. Así, un grupo de ellos, tanto músicos como aficionados, amigos o simples seguidores, se reunirán el domingo en la barcelonesa sala Jamboree para celebrar este ochenta aniversario. Se tratará de dos sesiones consecutivas, a las 18 y 20 horas, presentadas como Perry Robinson and Tete Friends, contarán con la presencia de diversos instrumentistas que o bien actuaron con Tete o han seguido sus pasos musicales. Al final de cada una de las sesiones se proyectará el documental Tete. Una mirada.

En los años 40 en España ser ciego implicaba ser tonto, decía

Tete Montoliu nació en Barcelona, hijo de un músico profesional y de una amante del jazz. “Mi madre tenía 16 años cuando se casó, mi padre 29 y yo nací cinco meses después”, recordaba el pianista en el libro Tete, quasi autobiografia (1998). Tete nació ciego y probablemente el reto de superar esa malformación en la época más dura de la España franquista (“En los años cuarenta, en España, nacer ciego implicaba, además, convertirte irremediablemente en tonto, porque a nadie se le ocurría que un ciego también podía ser inteligente y hacer otras cosas que quedarse encerrado en casa”) le sirvió como acicate para convertirse en un gran pianista, titulándose en el Conservatorio Municipal de Barcelona en contra de la opinión de su director que no quería enseñar a un ciego.

Y, con el título en el bolsillo, Tete Montoliu comenzó su andadura en la música tropical antes de decantarse exclusivamente por el jazz. Una carrera que tuvo que realizar eminentemente en el extranjero porque el jazz gozaba entonces entre nosotros aún de menos popularidad que ahora. En esa parte de su carrera el nombre Jamboree adquirió una importancia fundamental ya que era prácticamente el único club de jazz español con una cierta entidad (solo el Whisky Jazz madrileño podía comparársele) y Tete pasó largas temporadas en el sótano de la plaza Reial llegando a dirigir el grupo estable del local en la primera mitad de los años sesenta. “Jamboree ponía jazz, pero era un cabaré de marinos y putas. (...) Joan Roselló (fundador de Jamboree) buscó una salida en el público del cercano Liceo. Todo cambió cuando el Jamboree se puso de moda entre la intelectualidad catalana: entonces comenzaron a ir los aficionados al jazz que antes no se atrevían”. Y mucho tuvo que ver en ese cambio la presencia del pianista de la calle Muntaner que en Jamboree actuó con alguno de los nombres más importantes del jazz de la época.

Jamboree fue esencial en la historia de Tete Montoliu, por esa razón estos actos en su recuerdo cobran ahora una dimensión muy especial.

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Perry Robinson y Horacio Fumero actuarán en el homenaje

Si el local fue importante para Tete, la mayoría de los músicos que este domingo honrarán su memoria también lo fueron. El pianista Francesc Burrull fue amigo personal de Tete desde los tiempos del Conservatorio y participó tocando el vibráfono en sus primeros discos puramente jazzísticos en 1958. Burrull es otro de esos casos de creatividad inalterable ya que, solo un año más joven que Tete, acaba de editar un magnífico cedé en compañía de otro amigo de Tete, el trompetista egarense Josep Maria Farràs, que también estará presente en el homenaje.

Tete conoció en 1959 a Perry Robinson (nacido en 1938) en Madrid cuando este clarinetista norteamericano formaba parte del grupo The New Blues Quartet. Tete quedó asombrado por las nuevas sonoridades que aportaba Robinson y se lo trajo para Barcelona, juntos tocaron en la inauguración oficial de Jamboree el 9 de enero de 1960. Fueron las primeras actuaciones importantes en la carrera de Robinson. Su presencia será una razón más para convertir estas sesiones en algo más que un homenaje. Como lo es la presencia de otro hombre que estuvo al lado de Tete durante más de 20 años: el genial contrabajista argentino afincado en Barcelona Horacio Fumero. Además de los mencionados también actuarán el pianista Ignasi Terraza, el contrabajista Ignasi González y el batería Esteva Pi.

Con todos esos músicos sobre el escenario seguro que el concierto será de los que le hubieran gustado a Tete y eso que, como oyente, nuestro pianista era extremadamente exigente.

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