Otro timón para Ciscar

El vicepresidente asumirá la gestión de Aerocas a sus múltiples responsabilidades políticas

El vicepresidente del Consell, José Ciscar, ha sido el designado para sustituir a Carlos Fabra al frente de Aerocas, la empresa pública de la Generalitat que gestiona el aeropuerto de Castellón. Su misión será la de acelerar la puesta en marcha de una infraestructura, que se ha convertido en icono del despilfarro del PP valenciano. Bien por la vía de encontrar un inversor solvente que asuma la gestión, bien por la vía de hacer operativo el aeródromo para recibir vuelos chárter turísticos con destino a las playas de Castellón.

Es el enésimo encargo de Fabra a Ciscar, que se ha convertido...

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El vicepresidente del Consell, José Ciscar, ha sido el designado para sustituir a Carlos Fabra al frente de Aerocas, la empresa pública de la Generalitat que gestiona el aeropuerto de Castellón. Su misión será la de acelerar la puesta en marcha de una infraestructura, que se ha convertido en icono del despilfarro del PP valenciano. Bien por la vía de encontrar un inversor solvente que asuma la gestión, bien por la vía de hacer operativo el aeródromo para recibir vuelos chárter turísticos con destino a las playas de Castellón.

Es el enésimo encargo de Fabra a Ciscar, que se ha convertido en una especie de navy seal para el presidente de la Generalitat, con capacidad para operar en mar, tierra y aire, pero hábil también cuando se trata de trabajar bajo la superficie.

José Ciscar, nacido en Moraira en 1961, entró en el Consell en 2011 de la mano de Francisco Camps como consejero de Educación, pero ha sido con Alberto Fabra con quien ha desplegado una capacidad de trabajo que a veces parece irreal.

El vicepresidente y consejero de Presidencia es el encargado de coordinar la acción del Consell y las relaciones con las Cortes, aunque su mayor proyección pública la obtiene en su condición de portavoz del Ejecutivo. Un puesto en el que se ha ganado el respeto de los periodistas, a los que nunca ha rechazado una pregunta, aunque la respuesta no haya sido siempre clara. En el papel de portavoz, Ciscar ha rentabilizado sus conocimientos como abogado a la hora de pronunciarse sobre las decisiones judiciales, relacionadas con escándalos de corrupción o mala gestión, que semanalmente alteran la gestión cotidiana del Consell.

Desde que Fabra decidió construir el pasado mes de diciembre un Gabinete a su medida, Ciscar también es consejero de Agricultura y Agua. Una responsabilidad en la que ha tenido que convencer a los agricultores de que la pérdida de la consejería no se traducirá en una menor atención y desde la que, ahora, intenta sofocar el malestar de los regantes por las nuevas condiciones del trasvase Tajo-Segura pactadas con Castilla-La Mancha. Como consejero de Agricultura, la única satisfacción que ha tenido hasta ahora ha sido la de reverdecer su contacto con las raíces marineras de su familia. El fardo de obligaciones, que ha incluido el proceso de reestructuración de Ràdio Televisió Valenciana, lo completa la comisión interdepartamental que preside para privatizar la mayoría de grandes infraestructuras de la Generalitat, entre las que está el aeropuerto de Castellón, los estudios de Ciudad de la Luz en Alicante y la Ciudad de las Ciencias en Valencia. Ciscar, además de su papel en el Gobierno valenciano donde ejerce de parachoques de Fabra, es también presidente provincial del PP en la provincia de Alicante. Una tarea en la que ha optado por un perfil más bajo. Desde ese puesto ha trabajado con discreción para amortiguar los conflictos que tiene larvados el PP en ciudades como Alicante, Novelda o Benidorm.

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