El PNV reprueba la herencia de Ares tras los incidentes de Anoeta

Pocas voces oficiales, es decir, desde el Gobierno vasco, se han oído hasta ahora a cuenta de los incidentes registrados el pasado sábado en Anoeta, en los que 14 ertzainas resultaron heridos, siete de ellos de baja por fracturas. Seguridad se ha limitado a remitir dos comunicados, el primero, el domingo, tras el encuentro, para respaldar la labor de la Ertzaintza, el segundo, el jueves, para anunciar una investigación interna. Mientras, las críticas han arreciado, desde el PSE, el PP, la izquierda ...

Pocas voces oficiales, es decir, desde el Gobierno vasco, se han oído hasta ahora a cuenta de los incidentes registrados el pasado sábado en Anoeta, en los que 14 ertzainas resultaron heridos, siete de ellos de baja por fracturas. Seguridad se ha limitado a remitir dos comunicados, el primero, el domingo, tras el encuentro, para respaldar la labor de la Ertzaintza, el segundo, el jueves, para anunciar una investigación interna. Mientras, las críticas han arreciado, desde el PSE, el PP, la izquierda abertzale, y todos y cada uno de los seis sindicatos con representación en el cuerpo. Una semana de reproches contra el dispositivo de seguridad que ayer por la tarde terminó por revolver no al Ejecutivo de Urkullu, si no al PNV.

 El contraataque llegó desde el responsable de Relaciones Institucionales de la formación, Koldo Mediavilla, que cargó en una larga entrada en su blog contra la gestión del PSE en la Ertzaintza, contra el dirigente de la antigua Batasuna Joseba Permach, los representantes sindicales del cuerpo y la Federación Vasca de Fútbol, entre otros.

Mediavilla no tuvo reparos en censurar la gestión del PSE al frente de la Ertzaintza. Reprochó la política de nombramientos del exconsejero de Interior socialista, Rodolfo Ares, “que elevó a categoría de mando político a representantes funcionariales, más ocupados de hacer progresar su propio estatus que de optimizar y modernizar el cuerpo policial”, en referencia al exdirector de la Ertzaintza, José Antonio Varela, la primera persona del propio cuerpo que ocupó ese puesto, antes reservado a cargos de confianza políticos. Además de denunciar “prebendas a modo de incentivos, coches de libre utilización, asignaciones de plazas de libre designación, de comisiones de servicio”.

Para Mediavilla los incidentes de Anoeta y la polémica de la retirada de las banderas españolas de algunas comisarías de la Ertzaintza han supuesto un “regalo envenenado” para la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia.

Mediavilla critica que la única fuente de información sean los sindicatos

El peneuvista censuró que la única fuente informativa en relación con la información publicada sobre los incidentes sean los sindicatos del cuerpo. Unas declaraciones especialmente críticas, las de las centrales, contra los mandos de la policía vasca que diseñaron el dispositivo de seguridad a las que “el exlehendakari Patxi López, en un ejercicio de sorprendente ligereza, ha sumado su voz al coro de quienes piden explicaciones a la consejera por la actuación de la Ertzaintza”, según el responsable de Relaciones Institucionales de la formación.

“En lugar de centrar el foco de la crítica política en el grupo de cafres que puso en riesgo la integridad de las personas que presenciaban en directo el encuentro futbolístico, con el lanzamiento masivo de bengalas y artefactos pirotécnicos, las interpelaciones se han vuelto hacia la Ertzaintza”, continuó Mediavilla, para dirigir después sus críticas contra la izquierda abertzale y los radicales que provocaron los incidentes.

“Lo que me preocupa es que se extreme el celo en un lado y se descontextualice el comportamiento vandálico, delictivo y peligroso de los amigos de Permach. Unos salvajes a los que el fútbol, el deporte o la selección vasca les importaba una higa”, añadió.

Tras el turno al sector político, las críticas de Mediavilla se volvieron contra el organizador del encuentro, la Federación Vasca de Fútbol, que debería valorar, según escribió en su blog, “si lo mejor es realizar y organizar con rigor un acontecimiento deportivo o, por el contrario, hacer una fiestuki en la que quien acude se desinhibe de todo (del deporte, de la competición) para pasar un rato de botellón, de consigna y fumeteo”.