Frágil grandeza

Imposible guardar ciertos secretos durante mucho tiempo. Teitur Lassen aún no ha visto publicados en España ninguno de sus cinco discos, casi siempre espléndidos, pero su cancionero preciosista, sentimental y de equívoca apariencia sencilla ya ha trascendido en bandas sonoras, versiones o entre los siempre ávidos cronistas ingleses. El extraordinario cantautor de las Islas Feroe debutó ayer, por fin, ante el público español, dentro del ciclo Días Nórdicos y en una matiné gratuita en el Matadero.

Compareció en solitario, por lo q...

Imposible guardar ciertos secretos durante mucho tiempo. Teitur Lassen aún no ha visto publicados en España ninguno de sus cinco discos, casi siempre espléndidos, pero su cancionero preciosista, sentimental y de equívoca apariencia sencilla ya ha trascendido en bandas sonoras, versiones o entre los siempre ávidos cronistas ingleses. El extraordinario cantautor de las Islas Feroe debutó ayer, por fin, ante el público español, dentro del ciclo Días Nórdicos y en una matiné gratuita en el Matadero.

Compareció en solitario, por lo que nosotros nos perdimos sus exquisitos arreglos y él hubo de españolizarse con la arraigada costumbre de contarle la vida al prójimo en plena actuación. Pero sembró complicidades para un próximo reencuentro, ojalá que con banda completa.

Dueño de una voz deliciosa, que en la parte aguda parece a punto de quebrarse y estremecernos, Teitur alterna piezas ocurrentes (la contagiosa Catherine the waitress, la etérea Home) con canciones de amor tan impecables (Josephine, You get me, I was just thinking’) que podrían llevar varias décadas escritas. Y todo ello, con una poética franca e inteligible: “Me entiendes como una canción hermosa que has escuchado un millón de veces”. Parece frágil y tímido, pero Teitur puede llegar a ser muy grande.