EXTERIOR / DÍA

Vida pirata

A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. No hay manera mejor de empezar que con estas palabras del maestro de Fuente Vaqueros. Hoy a esa hora va a ocurrir uno de los actos más importantes de la Aste Nagusia: el Abordaje pirata. La clave de este tesoro está en la forma más que en su contenido: una carrera del puerto a La Concha, con balsas construidas por nuestros piratas como si el espíritu de MacGyver los poseyese a todos.

Yo mismo estuve enrolado en una de esas balsas. Pocas veces la risa se ha apoderado tanto de mí. Y eso, mezclado con la necesidad de re...

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A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. No hay manera mejor de empezar que con estas palabras del maestro de Fuente Vaqueros. Hoy a esa hora va a ocurrir uno de los actos más importantes de la Aste Nagusia: el Abordaje pirata. La clave de este tesoro está en la forma más que en su contenido: una carrera del puerto a La Concha, con balsas construidas por nuestros piratas como si el espíritu de MacGyver los poseyese a todos.

Yo mismo estuve enrolado en una de esas balsas. Pocas veces la risa se ha apoderado tanto de mí. Y eso, mezclado con la necesidad de remar mientras intentas que la maravilla de la ingeniería naval que nos transporta no se desmembre, es como tocar la txalaparta: lo ves y parece fácil, pero no lo es.

Esta tarde en el puerto va a ocurrir algo poco común, desgraciadamente: algo que nació en el pueblo, para y por ellos, y que ha pasado a tener el apoyo de los gobernantes y a formar parte del programa oficial de las fiestas. Es algo que siempre tendría que ocurrir así: que lo que el pueblo pide y demanda en mayoría lo escuche la institución que lo representa.

Esta fiesta empezó siendo de unos pocos y ha terminado siendo abrazada por la ciudad. Así debería pasar siempre, no solo en las películas y en raras excepciones, como el Abordaje pirata.

Uno de los motivos por los que amo el cine es ese: me permite salir de este cuento y entrar en otro. Durante un par de horas el disfrute está asegurado. Para asegurarse uno su disfrute particular también puedes celebrar la conquista de la playa o el naufragio —que, como dice Arguiñano,hay que celebrarlo todo— en la terraza del Kursaal, aclimatándote a los sonidos que por allí andarán. O soñar por un momento que los fuegos artificiales de esta noche son por ti, aprovechar la excusa y sacar esa botella que todos tenemos ahí, guardada para ocasiones especiales y al final nunca descorchamos, ir a correr con el toro de fuego en los alrededores del Hotel de Londres. En definitiva, son tiempos de piratas. Afila la espada, ponte el parche,agarra la botella de ron y encuentra tu tesoro. Gobierna tu navío.

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