Pesimismo en la Xunta ante el futuro de Novagalicia con la nueva reforma

La entidad necesitará más dinero público para afrontar su saneamiento

Concentración de protesta de los afectados por las preferentes en Ourense NACHO GÓMEZ

El PP intentó culpar ayer al Gobernador del Banco de España del agujero de Bankia, una entidad con fuertes lazos con el Gobierno de Esperanza Aguirre, en su versión como Caja Madrid, y presidida hasta anteayer por el exministro de Aznar Rodrigo Rato. Para la Xunta el fiasco de la fusión gallega también tiene un culpable: el mismo Banco de España y su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, elegido por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Ni los 11.556 millones en financiación a la construcción y promoción inmobiliaria que acumula en su balance, ni los 3.325 millones en activos det...

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El PP intentó culpar ayer al Gobernador del Banco de España del agujero de Bankia, una entidad con fuertes lazos con el Gobierno de Esperanza Aguirre, en su versión como Caja Madrid, y presidida hasta anteayer por el exministro de Aznar Rodrigo Rato. Para la Xunta el fiasco de la fusión gallega también tiene un culpable: el mismo Banco de España y su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, elegido por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Ni los 11.556 millones en financiación a la construcción y promoción inmobiliaria que acumula en su balance, ni los 3.325 millones en activos deteriorados, ni los 2.468 de fallidos que tiene Novagalicia aparecieron en el debate público sobre su futuro. Tampoco las sesudas auditorías que se encargaron para conocer el estado de Caixa Galicia y Caixanova antes de un matrimonio bendecido desde la Xunta. Y una vez más, la financiera afronta hoy un día clave en su supervivencia, pendiente del decreto que aprobará el Consejo de Ministros sobre provisiones. Una vuelta de tuerca en su agitada situación que sus gestores intentan enderezar y que con toda seguridad les obligará a aceptar más ayudas públicas para sanearse. La cuestión es saber si, a cambio, le espera la subasta.

Hasta ahí, la teoría. Porque el PP gallego ignoraba ayer los términos de las nuevas normas para el saneamiento de la banca española. El propio presidente de la Xunta despejó la pregunta tras el Consello asegurando que lo que realmente importa ahora es “que los ahorros de todos los españoles estén a salvo”. Eso y que “vuelva a fluir el crédito”. El argumentario popular, en Santiago o en Madrid, apuntaba hacia Fernández Ordóñez insistentemente: “La propuesta del Gobierno socialista, del Banco de España y buena parte del PSdeG era que una entidad gallega se incluyera en Bankia. La propuesta ya tiene una respuesta en la situación de Bankia”, reflexionó Feijóo. Sus palabras sonaron a derrota cuando explicó que si Caixa Galicia se hubiera fusionado con la entidad madrileña y Caixanova integrado en Unim, ahora ambas habrían desaparecido. “Es cierto que esos problemas no afectan a una, ni a dos, ni a tres \[entidades\]. Tenemos derecho a preguntarnos qué hizo el Gobierno durante todos estos años y qué hizo el supervisor. Si teníamos el mejor sistema financiero de Europa y tenemos que nacionalizar uno de los principales bancos tenemos que preguntar qué hizo el supervisor durante todos estos años”, recalcó.

“Lo que queda claro es que los problemas no se pueden esconder debajo de la alfombra”, analizaba un sindicalista en referencia a la losa del ladrillo. “Pero la solución no está, como nos quieren hacer creer, en el tamaño”.

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