HUELGA GENERAL CONTRA LA REFORMA DE RAJOY

La huelga hace historia en la calle

La protesta contra el despido barato provoca las mayores manifestaciones en años, mientras el paro en industrias y comercios supera al convocado en 2010

Marcha de ayer convocada por CC OO y UGT a su paso por Los Cantones de A Coruña.CABALAR (EFE)

El octavo paro general de la democracia cumplió en Galicia con casi todas las rutinas. A los irreconciliables porcentajes de seguimiento de los sindicatos y la Administración se unió una vez más la barrera de antidisturbios protegiendo El Corte Inglés y el baja y sube de las verjas de bares y comercios al paso de los piquetes. El ritual, sin embargo, reventó en la calle, allí donde aún pueden expresarse los que no tienen un empleo en el que hacer huelga o del que ser desalojados con menos indemnización que nunca.

Las manifestaciones contra la reforma que facilita y abarata el despido de...

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El octavo paro general de la democracia cumplió en Galicia con casi todas las rutinas. A los irreconciliables porcentajes de seguimiento de los sindicatos y la Administración se unió una vez más la barrera de antidisturbios protegiendo El Corte Inglés y el baja y sube de las verjas de bares y comercios al paso de los piquetes. El ritual, sin embargo, reventó en la calle, allí donde aún pueden expresarse los que no tienen un empleo en el que hacer huelga o del que ser desalojados con menos indemnización que nunca.

Las manifestaciones contra la reforma que facilita y abarata el despido desbordaron las previsiones de las propias centrales en las siete ciudades. Según datos sindicales, medio millón de gallegos, con una media de edad más baja de lo habitual, marcharon tras las pancartas, una cifra que las policías locales rebajan a algo más de 200.000 (sin incluir a los manifestantes de Santiago y de localidades pequeñas). Los veteranos en la lucha sindical no recuerdan una movilización similar desde los tiempos de la feroz reconversión naval. Pero su memoria obrera les traiciona: en el paro general convocado en Ferrol el 15 de junio de 1984, con el sustento de miles de familias en peligro, los sindicatos presumían en EL PAÍS de haber congregado a 20.000 personas. Ayer el recuento nada sospechoso de la policía local admitía un reguero de 22.000 opositores a la reforma laboral de Rajoy.

En una ciudad de servicios como A Coruña, la huelga vació los centros comerciales de consumidores y empujó a la calle, al menos, a tantos manifestantes como la marea negra del Prestige. En Vigo, el cimiento obrero de Galicia, se desbordaron los tres carriles de Gran Vía. La actividad se paralizó en las principales factorías y polígonos industriales, desde Citroën en Vigo a Alcoa en Lugo, pasando por la refinería de Repsol y Zara Logística en A Coruña. El parón en la industria lo confirman los datos de caída en el consumo eléctrico. El descenso medio de la demanda fue en la comunidad del 21% hasta las cinco de la tarde, según el registro de Gas Natural-Fenosa, que controla el 85% del mercado en la comunidad. En Madrid fue del 8%.

La Xunta cifró en un 35% los funcionarios y empleados públicos autonómicos que secundaron el paro contra las facilidades en el despido. Los huelguistas en colegios y centros sanitarios rondaron el 25% según el Gobierno gallego (los sindicatos elevan el porcentaje al 70% en la enseñanza), que en los juzgados cuantificó el seguimiento del paro en un 36%. La jornada amaneció con la ausencia de dos periódicos en los quioscos (Faro de Vigo y La Opinión de A Coruña) y la presencia mermada del resto, mientras en la televisión y radio autonómicas, sometidas a servicios mínimos, tuvieron que suspender varios programas.

Y el mismo día en que decenas de miles de ciudadanos clamaban en las calles contra la pérdida de derechos laborales, una de las primeras empresas que se acogió a la nueva legislación desveló su generoso estado de cuentas, pese a la crisis. Audasa, la concesionaria de la autopista AP-9, la firma que a pocos días de aprobarse la reforma laboral impuso a ocho de sus trabajadores bajadas de sueldo y traslados bajo amenaza de despido barato, comunicó ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que en 2011 ganó más de 52 millones de euros netos.

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