CRÍTICA / MÚSICA

El convidado de piedra

Francesco De Gregori pasó discretamente por el escenario en la producción 'Vola, vola, vola'

A eso se le llama mala suerte: una vez que podemos ver en directo a Francesco de Gregori y va y viene con un espectáculo, Vola, vola, vola en el que parece un convidado de piedra. ¡Qué lástima!. Se estrenó en octubre en Roma, y en Hospitalet de Llobregat tenía su segundo pase dentro del festival Barnasants. Sí, es cierto, en la cartelería se anunciaba “Francesco de Gregori con Ambrosio Sparagna y L’Orchesta Popolare Italiana”, pero se dejaba entender que tal alianza estaba al servicio del repertorio del cantante y compositor romano, que revestiría sus canciones con arreglos propios de...

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A eso se le llama mala suerte: una vez que podemos ver en directo a Francesco de Gregori y va y viene con un espectáculo, Vola, vola, vola en el que parece un convidado de piedra. ¡Qué lástima!. Se estrenó en octubre en Roma, y en Hospitalet de Llobregat tenía su segundo pase dentro del festival Barnasants. Sí, es cierto, en la cartelería se anunciaba “Francesco de Gregori con Ambrosio Sparagna y L’Orchesta Popolare Italiana”, pero se dejaba entender que tal alianza estaba al servicio del repertorio del cantante y compositor romano, que revestiría sus canciones con arreglos propios de la música popular para encontrar nuevos aires. Pues no. Resultó que el acordeonista y etnomusicólogo Ambrosio Sparagna, era quien invitaba a cantar con su grupo estable –con sede en el Auditorium Parco della Musica de Roma- a De Gregori, auténtico convidado, no protagonista. Punto. ¡Qué desilusión!.

Así que la crónica del concierto se divide en dos partes: la mayoritaria, con Ambrosio y su acordeón diatónico interpretando con su excelente grupo canciones populares del folclore italiano, preciosas, vitalistas y trágicas, como todas las composiciones de música popular; y la minoritaria, con De Gregori por escena dejándose ver un poco. Ciertamente su pose, de negro, mocasín blanco, manos entrelazadas a la altura del pecho, sombrero ceñido sobre gafas de sol, estática presencia remarcada por su altura y aire general de excéntrico turista pongamos que holandés, ya daba pistas: él estaba allí de paso.

Y de paso estuvo, pues apenas fueron media docena las piezas de su repertorio que se tocaron en toda la noche, dominada por un Ambrosio excelente en el acordeón e infantil en su devaneo por escena, tirando a circense. Sí, era verdad, la Orquesta sonaba bien, -se intuía que podía hacerlo mejor, pero sonorizar ocho músicos con instrumentos acústicos resulta complicado-, y las piezas tienen ese punto de verdad vinculado a la música folclórica y ese empuje alegre propio de las tarantellas, pero escucharlas no era la intención de la mayor parte de los allí presentes, que eso sí, educados y corteses, aplaudieron como si todo estuviese dentro de programa.

Francesco de Gregori

Francesco de Gregori, Sparagna Ambrosio
y la Orquesta Popolare Italiana.
Barnasants. Teatre Joventut, 25 de marzo

A todo esto, Francesco se ausentó tras la cuarta pieza, “Terra e acqua” y no reapareció hasta que Ambrosio no convirtió a la fe del acordeón a tantos como consiguió la rechazaran. Eso debió ser a la altura de “Santa Lucia”, y casi tras “San Lorenzo”, Francesco dejó de nuevo el escenario para embocar los bises. Dejó iniciarlos a Ambrosio y los cerraron con la pieza con la que habían comenzado. La verdad, no era lo que se esperaba.

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