Los ojos del sector privado

Él debía de ser entonces un joven universitario; ella, una concejal de carrera incipiente en el Ayuntamiento de Madrid. Se inscribieron juntos en un torneo de golf. Lo ganaron. Más de 20 años después, el exdirectivo de banca Pablo Cavero le recordó a la ahora presidenta regional, Esperanza Aguirre, aquella victoria, que ella ya había olvidado. Lo hizo en una de las muchas conversaciones que han mantenido en las últimas semanas, antes de darle el sí.

Cavero, de 43 años y con una trayectoria profesional dedicada en exclusiva al sector privado, aceptó finalmente el encargo de su a...

Él debía de ser entonces un joven universitario; ella, una concejal de carrera incipiente en el Ayuntamiento de Madrid. Se inscribieron juntos en un torneo de golf. Lo ganaron. Más de 20 años después, el exdirectivo de banca Pablo Cavero le recordó a la ahora presidenta regional, Esperanza Aguirre, aquella victoria, que ella ya había olvidado. Lo hizo en una de las muchas conversaciones que han mantenido en las últimas semanas, antes de darle el sí.

Cavero, de 43 años y con una trayectoria profesional dedicada en exclusiva al sector privado, aceptó finalmente el encargo de su antigua compañera de torneo de golf y se convirtió el pasado miércoles en el nuevo consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, tras más de un mes vacante por la marcha de su antecesor, Antonio Beteta.

Su fotografía, en leve escorzo, saltó primero a las redes sociales. Cavero, en una imagen sonriente junto a su perfil oficial (directivo de Barclays, amante de los deportes, ducho en tres idiomas), fue presentado a los ciudadanos en Twitter y Facebook. Se desveló así el secreto.

Aguirre había seleccionado personalmente a un hombre "de números". Un desconocido en el mundillo de los transportes con una misión: "Mirar con ojos de alguien que viene del sector privado", declaró ella.

La sala del ala noble de la Real Casa de Correos estaba a reventar minutos antes de que jurara el cargo rodeado de su familia. Tiene siete hermanos y cinco hijos, con los que, según sus palabras, ha "cumplido para levantar la tasa de natalidad de este país".

Cavero, sin las gafas de la fotografía en escorzo, hizo su primera intervención como consejero. Se acordó de su padre, el fallecido ministro democristiano y presidente del Consejo de Estado Íñigo Cavero. Rememoró su discurso de acceso a la Academia de Ciencias Políticas y Morales (que ha releído en estos días) "para defender y reivindicar a la clase política" en la que acaba de ingresar sin tener "todavía" el carné del Partido Popular. Causó buena impresión con esas palabras, según le confesaron sus nuevos colaboradores a Aguirre. "Creo que la jefa ha acertado", comentó uno de ellos. Entró sin saber dónde sentarse en el primer Consejo de Gobierno, el pasado jueves. Y se mostró "prudente y colaborador" con los demás consejeros, según señala uno de los asistentes.

Aún no tiene secretaria. En sus tres primeras tardes en la consejería le ha atendido una de forma eventual. Como corredor de maratón que es, ha empezado ya la carrera. Mantuvo reuniones con su equipo, visitó a los funcionarios y fue de los últimos en marcharse de la consejería para poder estudiar informes y cifras antes de su primer acto en solitario.

Hoy se estrena con una presentación sobre la cobertura de teléfonos móviles en el metro. Es el séptimo consejero de Transportes en ocho años y tiene la encomienda explícita del ahorro. Ha venido a aliarse con la presidenta para ver si, de nuevo, ganan juntos la partida.