Cinco asiáticos en ‘13, Rue del Percebe’
Sarabela Teatro cuaja un montaje ágil y potente de ‘El Dragón de Oro’, tragicomedia bufa de Roland Schimmelpfennig, el autor alemán más representado en la actualidad
Un viaje de ida y vuelta desde el mar de la China hasta el jardín europeo. En El Dragón de Oro, Roland Schimmelpfennig, el autor alemán más representado actualmente, embarca al público en sendos periplos. Por un lado, le invita a entrar en las viviendas de un edificio modesto de una ciudad de Europa, en cuyos bajos funciona un restaurante de c...
Un viaje de ida y vuelta desde el mar de la China hasta el jardín europeo. En El Dragón de Oro, Roland Schimmelpfennig, el autor alemán más representado actualmente, embarca al público en sendos periplos. Por un lado, le invita a entrar en las viviendas de un edificio modesto de una ciudad de Europa, en cuyos bajos funciona un restaurante de comida tailandesa, china y vietnamita cuyo nombre da título a la función. El segundo viaje es marítimo y sigue la ruta de miles de contenedores que proveen a la UE de todo lo que dejó de fabricar o de lo que produce a precios inasequibles. Solo que en esta comedia bufa la navegación no la emprende un buque portacontenedores sino un humilde ciudadano asiático.
Schimmelpfennig se dio a conocer en España en catalán, a través de un ciclo de obras producido por la Sala Beckett en 2006. En castellano se le ha representado menos, aunque Dyron Triay escenificó El Dragón de Oro hace unos años. El éxito del estreno de su montaje en gallego, en 2024, ha llevado a Sarabela Teatro a presentarlo en español en el Festival de Olite y ahora en La Abadía, cuya nueva temporada abrió anoche. Es un texto complejo, desarrollado en tres planos.
El primer plano es el del actor, con su edad y su género ciertos. En un segundo nivel, el intérprete se convierte en un narrador que define en cuatro palabras al personaje que encarnará a continuación, cuya edad y sexo son los opuestos del propio actor. Las mujeres representan papeles masculinos, y viceversa. Los actores de mayor edad interpretan a los personajes jóvenes (y a la inversa). Bajo la dirección de Ánxeles Cuña estos tres niveles quedan perfectamente delimitados desde el principio: tanta es la facilidad con la que se suceden, que sus intérpretes se permiten agregar un cuarto plano, en el cual hablan desde sí mismos. Por ejemplo, cuando Fernando Dacosta se permite decirle al traductor: “Tienes que cambiar eso”, o cuando Fran Lareu abandona por un instante su papel de Cigarra para advertirle a Dacosta: “No te pases”, porque en el papel de Hormiga ha elevado la intensidad de su grito más allá de lo razonable.
Schimmelpfennig nos traslada desde la mísera cocina del restaurante a la tienda contigua; del penúltimo piso donde un anciano vive en soledad, al ático alquilado por su sobrina y su novio, para saltar después a una vivienda de la segunda planta, donde habita una pareja a punto de separarse. En este recorrido, el público va haciéndose una imagen mental similar a la que Ibáñez plasmó en sus viñetas de 13, Rue del Percebe, aunque lo que tiene delante es un estrado con una cortina de fondo que evoca las del music hall pero también las mosquiteras de los hogares rurales. Estamos en un cabaré en el que los actores entran y salen de su papel, se transfiguran o comentan la jugada a la manera brechtiana, mientras se produce la confluencia inesperada entre un friso de historias vecinales independientes en apariencia.
Los intérpretes Lareu, Dacosta, Fernando González, Sabela Gago y, especialmente, Fina Calleja, no podían estar mejor. Los intermedios musicales añadidos por la directora resultan oportunos dramáticamente, pero también porque prolongan la obra hasta una duración promedio. El público del estreno, entre el que no había claque, saludó el final con un aplauso largo, sincero, que los intérpretes recibieron con emoción. Enseguida, le pidieron al autor que se levantara a saludar. A la salida, la editorial Punto de Vista vende un recién aparecido volumen con una cuidada edición de esta y de otras cinco obras de Schimmelpfennig.
‘El Dragón de Oro’. Texto: Roland Schimmelpfennig. Teatro de La Abadía, Madrid. Hasta el 28 de septiembre.