Mogwai, convertir el rock en otra cosa

Suele decirse de Mogwai que hacen post-rock, categoría acuñada a mediados de los noventa en la que el concepto de rock renunciaba a sus estructuras clásicas para acercarse al jazz o a la electrónica más abstracta. Cuando alguien le pregunta a Mogwai si hacen post-rock, ellos suelen replicar que no, que hacen rock y ya está. “Yo no veo que nuestros temas estén muy alejados de los de gente como The Jimi Hendrix Experience o The Zombies”, aclara el guitarra Stuart Braithwaite. En una mano lleva el móvil ...

Suele decirse de Mogwai que hacen post-rock, categoría acuñada a mediados de los noventa en la que el concepto de rock renunciaba a sus estructuras clásicas para acercarse al jazz o a la electrónica más abstracta. Cuando alguien le pregunta a Mogwai si hacen post-rock, ellos suelen replicar que no, que hacen rock y ya está. “Yo no veo que nuestros temas estén muy alejados de los de gente como The Jimi Hendrix Experience o The Zombies”, aclara el guitarra Stuart Braithwaite. En una mano lleva el móvil por el cual atiende a esta entrevista por videoconferencia. Con la otra empuja el carrito en el que pasea a su perro inválido. “Somos una banda de rock and roll, lo que pasa es que nos gusta progresar, ir más allá”. El padre de Braithwaite era astrónomo y construía telescopios. Él piensa que, de alguna manera, este hecho ha influido en su manera de concebir su labor artística. “Para definir nuestro estilo, me quedo con esta frase: música que hace que el tiempo se detenga. Nos atrae la idea de crear algo tan poderoso que afecte a quien lo escucha. Me gusta pensar que, cuando nuestro trabajo alcanza sus más altas cotas de calidad, somos capaces de alterar la percepción del mundo del oyente”.

Este año Mogwai cumple tres décadas de existencia. Aparecieron justo cuando el britpop alcanzaba su apoteosis, pero ellos encarnaban todo lo contrario a aquella corriente tan alimentada por el revisionismo y la nostalgia. Tal vez esto fuese debido a que sus cuatro componentes son escoceses. Martin Bulloch (batería), Dominic Aitchinson (bajo), Barry Burns (guitarra, teclados y voz) y Braithwaite (guitarra y voz), empezaron a hacer un rock instrumental ajeno al estilo con el que se identificaba a su ciudad desde los primeros ochenta. “La gente oía Glasgow y pensaba en grupos de indie y pop ruidoso, lo cual no está nada mal, porque son estilos que nos gustan mucho. The Jesus & Mary Chain eran una de mis bandas favoritas de adolescente y aún siguen siendo toda una referencia para mí. Cuando decidimos montar Mogwai ya existía aquí una escena orientada hacia sonidos más experimentales con algunos grupos como Ganger haciendo cosas distintas”.

The Bad Fire o “el fuego malo”, título de su undécimo álbum, conecta la idiosincrasia creativa de los cuatro componentes de Mogwai con el costumbrismo local. “Es una expresión muy escocesa, muy de clase obrera, y también muy graciosa, que sirve para representar el infierno. Se usa para amenazar a los niños que se portan mal. También fue una elección lógica. En los últimos años Dominic ha perdido a su padre y la hija de Barry ha estado muy enferma. The Bad Fire era una frase que encajaba muy bien con algunas de las situaciones que habíamos vivido en los años previos”.

Es tradición que los títulos de los álbumes y las canciones de Mogwai sean elegidos de manera azarosa. Construyen y graban sus temas sin ponerles nombre hasta el último momento. Hace años, en otra entrevista, Aitchinson nos habló de dicho proceso: “En algunos casos recurrimos a sentencias aparentemente ridículas, inspiradas en anécdotas que hemos protagonizado, o cosas que hemos escuchado o dicho, que nos parecen muy divertidas. Ninguna de esas frases ha sido del todo elegida al azar, si las escogemos es porque también creemos que le pegan a la canción”. Era 2011 y el grupo presentaba un disco llamado Hardcore Will Never Die, But You Will (“El hardcore nunca morirá, pero tú sí”). En The Bad Fire hay un tema titulado ‘If You Find This World Bad, You Should See Some Of The Others’ (“Si piensas que este mundo es malo, deberías ver los otros”) y otro llamado ‘What Kind Of Mix Is This?’ (“¿Qué clase de mezcla es esta?)”.

“Evitamos repetirnos. No queremos aburrir a la gente, ni ser una rockola ambulante que toca las mismas canciones”, dice el guitarrista Stuart Braithwaite

“Nuestra manera de buscar título forma parte de la relación que mantenemos los cuatro”, comenta Braithwaite mientras sigue paseando a su perro con el móvil apuntando hacia su cara y al cielo, mientras la cobertura va y viene. “Somos amigos, hacemos cosas juntos más allá de grabar y tocar. Hace unos días fuimos al fútbol los cuatro. En los ensayos no paramos de decir chorradas, y de esas chorradas hemos sacado varios títulos para las canciones. Es nuestro modo de hacer saber que no somos gente pretenciosa. Y también es una manera de contrarrestar la intensidad de nuestra música”. Fue la intensidad de su música uno de los elementos que los distinguió del resto de grupos cuando surgieron. Eso y su loable necesidad de cambiar. Ningún disco de Mogwai se parece al anterior. Siempre fueron un grupo instrumental, pero desde hace unos años han ido incluyendo en sus discos algunos temas cantados. El nuevo álbum también presenta novedades respecto a obras anteriores. Canciones como ‘God Gets You Back’ (donde canta la hija de Burns), ‘18 Volcanos’ y ‘Fanzine Made Of Flesh’, resultan ser inusualmente melódicas. “Evitamos repetirnos. Llevamos mucho tiempo haciendo esto y no queremos aburrir a la gente, ni ser una rockola ambulante que toca las mismas canciones”.

Una parte de su discografía se compone de bandas sonoras. Para documentales como Zidane, a 21st Century Portrait o Before The Flood, para series como Les Revenants o Encerrado con el diablo. “Es una vía más para que la gente nos descubra, y también para seguir investigando”. La hoja promocional de The Bad Fire dice lo siguiente: “La música de Mogwai es algo complicado de describir, pero fácil de experimentar”. No siempre resulta fácil describir algunas de las cosas que nos hacen disfrutar. Tampoco parece que lo sea para Braithwaite, que comenta que ni él ni sus compañeros se detienen a hablar de lo que están haciendo cuando ensayan. “Tocamos y punto. Si la analizas demasiado, la música acaba por perder su misterio. Lo que hacemos nos sale por instinto”. Treinta años después, Mogwai se niegan a ser historia. Sobre todo, aspiran a formar parte del presente y hacer que el tiempo se detenga.